Caracas. Los presidentes Gustavo Petro y Nicolás Maduro tendrán este martes en Caracas su primer cara a cara, nuevo paso en el relanzamiento de las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela después de tres años de ruptura diplomática.
Siguiendo la línea de su antecesor, el fallecido Hugo Chávez, Maduro protagonizó años de tensiones con los predecesores de Petro, Juan Manuel Santos (2010—2018) e Iván Duque (2018—2022), a quienes incluso llegó a acusar de orquestar planes para asesinarlo.
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El cénit fue la ruptura de relaciones en febrero del 2019, poco después de que Duque reconoció al dirigente opositor Juan Guaidó como “presidente encargado” de Venezuela, después de que los adversarios de Maduro denunciaran como fraudulenta la reelección del mandatario socialista.
Ahora, “la relación bilateral entre ambos países, la reapertura de fronteras y el reingreso de Venezuela al sistema interamericano de Derechos Humanos” serán temas en la agenda en un almuerzo entre los gobernantes, de acuerdo con un comunicado que la presidencia de Colombia divulgó el lunes.
Desde que asumió como el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, en agosto, Petro se propuso retomar las relaciones bilaterales. La de Petro será la primera visita oficial de un presidente colombiano a Caracas en casi una década. Santos fue recibido por Maduro en el 2013, en los multitudinarios funerales de Chávez.
Una de las primeras grandes decisiones en los acercamientos Caracas—Bogotá fue la reapertura para el transporte de mercancías de la frontera binacional de 2.200 kilómetros (km), en setiembre pasado, con paso restringido desde el 2015 y bloqueado por completo desde el 2019.
En el camino, el intercambio comercial entre Venezuela y Colombia, que llegó a ser de $7.200 millones (¢4,43 billones) anuales hace 14 años, se desplomó hasta $400 millones (¢246.000 millones) en el 2021.
La privada Cámara Colombo—Venezolana de Integración (Cavecol) estima que la reanudación del tránsito fronterizo podría ayudar a llevarlo a $1.200 millones (¢738.000) este año.
Sin embargo, el propio Petro se mostró decepcionado por el bajo flujo comercial y consideró que el intercambio sigue haciéndose por pasos ilegales, conocidos como trochas. ”Esas trochas se cierran porque se cierran”, dijo el presidente colombiano en la fronteriza ciudad de Cúcuta, en el Departamento de Norte de Santander.
Este lunes, Freddy Bernal, el gobernador del estado venezolano de Táchira, que colinda precisamente con Norte de Santaner, le expresó a Petro y las autoridades colombianas su voluntad de cooperar.
“Presidente Petro, cuente que del lado nuestro haremos todo lo posible para coordinar, en conjunto, la situación en la frontera”, dijo Bernal, quien aseguró que desde la reapertura fueron incautadas unas 150 toneladas de alimentos que intentaban ser pasadas de contrabando.
Venezuela será además garante y una de las sedes de las próximas negociaciones del gobierno de Colombia con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla reconocida en este país sumido en una lucha interna de más de seis décadas que deja más de nueve millones de víctimas entre muertos, heridos y desplazados.
El proceso busca emular la firma del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el 2016, que disolvió a ese grupo armado, que pasó a ser un partido político.
Duque se convirtió en uno de los mayores críticos de Maduro en Latinoamérica, siendo el suyo uno de los más de 50 gobiernos que respaldaban a Guaidó, a la vez que lanzó una política de brazos abiertos con la masiva migración venezolana.
Más de 7 millones de venezolanos dejaron su país desde el 2014, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y unos 2,5 millones están en Colombia. El panorama político internacional mejoró para Maduro.
El presidente venezolano dijo este lunes que conversó telefónicamente con el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, para “retomar la agenda binacional de cooperación”, semiparalizada durante el gobierno de Jair Bolsonaro. Y ya las relaciones con Argentina y Perú se normalizaron igualmente con la llegada de gobernantes de izquierda a esos países.