Munich. El ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, anunció este domingo su intención de dimitir debido al conflicto sobre los migrantes con la canciller Ángela Merkel, haciendo planear la duda sobre el futuro del gobierno de coalición.
Seehofer, de 68 años, manifestó su intención de renunciar durante una reunión a puerta cerrada de su formación política, la CSU, en Múnich (sur), que continuaba la noche de este domingo, indicaron fuentes cercanas a la formación.
También prevé dejar la presidencia del partido, miembro de la frágil coalición gubernamental alemana, formada por la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y los socialdemócratas.
Seehofer "quiere dimitir de su puesto de ministro y de presidente del partido" porque considera que "no tiene el apoyo" necesario, indicó una de estas fuentes.
No obstante, algunas figuras cercanas dentro de la CSU aún intentan convencerlo de que de marcha atrás en su decisión de renunciar antes de que hable ante la prensa más tarde, precisaron estas fuentes.
En caso de que la renuncia se haga efectiva, aún es incierto cuáles serán las consecuencias para el futuro del gobierno alemán.
Si el partido del ministro abandonara la coalición de gobierno, eso privaría a la canciller de la mayoría de diputados y hundiría el país en una gran crisis política.
La CSU lleva varias semanas presionando a Merkel para que acepte su plan de rechazar en la frontera a los solicitantes de asilo que ya estén registrados en otros países o para que alcance acuerdos europeos que tengan el mismo efecto.
Este domingo 1 de julio se cumplía la fecha límite impuesta.
Ángela Merkel se opone a los rechazos en la frontera, al considerar que se podría crear "un efecto dominó" en Europa.
La jefa del gobierno alemán obtuvo la noche de este domingo en Berlín el apoyo casi unánime de las instancias dirigentes de su partido, la CDU.
Estas rechazaron en una moción cualquier decisión "unilateral" nacional para rechazar a los migrantes y apoyaron los esfuerzos de la canciller para negociar soluciones europeas sobre la política de asilo.
La polémica con el CSU se produce a pesar de que el número de migrantes cayó fuertemente desde 2015, cuando Alemania recibió casi 900.000 demandantes de asilo.
Incertidumbre
La canciller siempre rechazó que Alemania tomara decisiones sobre migración de forma unilateral, por temor a poner en peligro la cohesión europea.
Pero Merkel, que nunca estuvo en una posición tan débil como en las últimas semanas, cumplió con las exigencias de la CSU ofreciendo una serie de medidas nacionales y negociando un acuerdo europeo restrictivo durante la última cumbre de la UE.
Las decisiones de la cumbre de la UE de esta semana tienen consecuencias que van "más allá" de lo que quería la CSU, declaró Merkel el viernes.
Horst Seehofer, que lleva semanas cuestionando la autoridad de su jefa de gobierno, no se expresó en público después de la cumbre, pero varios de sus aliados intentaron calmar los ánimos.
"Por supuesto que lo que se logró en Bruselas es más de lo que esperábamos al principio", dijo el dirigente de Baviera, Markus Söder.
Berlín consiguió, entre otras cosas, que Grecia y España aceptaran que Alemania les devolviera los migrantes que llegaron a su territorio después de haberse registrado en ambos países.
En un documento dirigido el sábado a los miembros de su coalición, Merkel aseguró además haber obtenido el visto bueno de otros 14 países para acuerdos similares.
Según el gobierno, entre esos países están Francia y también feroces opositores a la generosa política de acogida de los migrantes decidida por Merkel en 2015, como Polonia, República Checa o Hungría.
El problema es que este anuncio fue cuestionado el mismo domingo por estos tres países, que desmintieron cualquier acuerdo.
El primer ministro checo, Andrej Babis, habló de "absoluto sinsentido" en un comunicado, y dijo rechazar “firmemente” cualquier negociación al respecto.
También Polonia y Hungría desmintieron cualquier acuerdo de este tipo. "Polonia lleva a cabo una política de asilo muy restrictiva y no la cambiaremos", dijo el portavoz del ministerio de Exteriores polaco, Artur Lompart.
Por su lado, la política húngara al respecto "sigue sin cambios desde 2015" aseguró Bertalan Havasi, la portavoz del primer ministro húngaro Viktor Orban.
Contradicciones
Tras estas declaraciones, otro dirigente de la CSU, Alexander Dobrindt, se mostró este domingo mucho más circunspecto respecto al plan de la canciller.
"Teniendo en cuenta las declaraciones contradictorias procedentes de ciertos países de la UE, se plantean dudas sobre el alcance real de las decisiones tomadas en la cumbre de la UE", afirmó al diario Bild.
La CSU endureció su discurso respecto a la política migratoria de Merkel ante las elecciones del próximo 14 de octubre en Baviera, en las que la extrema derecha podría arrebatarle muchos votos.
Sea cual sea el resultado de las reuniones de este domingo, Merkel, que lleva 12 años en el poder, nunca pareció tan débil políticamente como ahora.