Washington. El ala dura del partido Republicano estadounidense utiliza a la migración como uno de los puntos clave de su campaña electoral, impulsando nuevamente la desinformación en torno al posible voto de indocumentados y residentes no habilitados para sufragar.
Con el comentario “Plan demócrata de puertas abiertas”, el expresidente Donald Trump compartió en sus redes sociales un video en el que se asegura que se traen inmigrantes para conseguir votos. El mismo contenido también fue replicado por el magnate Elon Musk. Ambas publicaciones tuvieron más de 530.000 interacciones en redes sociales.
Al tiempo, la congresista republicana por el estado de Georgia, Marjorie Taylor Greene, alertó que sus oponentes robarán las elecciones con votos ilegales de inmigrantes que se registran para sufragar con el número de Seguridad Social.
Nadie que no sea ciudadano estadounidense, independientemente de su estatus migratorio, puede ejercer el voto en las elecciones federales de Estados Unidos. Además existen salvaguardas, como la doble verificación, para evitar que se inscriban y participen, y los números avalan que no es un problema electoral real.
Un estudio de 2016 (el último disponible) del organismo independiente Brennan Center señaló que los votos sospechosos (pero no probados) de ser de personas sin la ciudadanía estadounidense, representaron el 0,0001% de los emitidos en el sufragio que entonces le dio la victoria a Trump.
Según el Servicio de Investigación del Congreso, en 2019 los residentes con visas temporales como las de estudiantes, diplomáticos o trabajadores temporales, eran aproximadamente 3,2 millones de personas. Mientras que los residentes permanentes legales o con “green card”, llegaban a los 12,9 millones en 2022. Además, entre 10,3 y 11,4 millones de personas que no estaban autorizadas o indocumentadas en el país.
Pese a los datos y a que ya constituye un crimen federal, Trump impulsa igualmente una ley para prohibir su votación.
Narrativas desinformativas
La oleada de cruces récord a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México en los últimos años es uno de los principales motivos que, según los expertos, explican el aumento de estas narrativas desinformativas. “El cambio más importante está en la intensidad de la crisis en la frontera, y cómo se está utilizando eso para generar rumores”, comentó Mert Bayar, del Centro para un Público Informado en la Universidad de Washington.
Por su parte, Ethan Porter, profesor asociado de Medios y Asuntos Públicos y de Ciencias Políticas de la Universidad de George Washington, señaló que algunos políticos creen que “pueden explotar la ansiedad y el miedo” al fenómeno migratorio para movilizar votantes. “La participación electoral es difícil y avivar esos temores es una forma de facilitarla”, añadió.
No obstante, este discurso no es nuevo. En 2016, Trump responsabilizó a los inmigrantes ilegales por perder “el voto popular”. Aunque el republicano obtuvo menos votos que su rival Hillary Clinton en todo el país, el sistema de colegios electorales le aseguró la presidencia.
Y una comisión que él mismo nombró para investigar el supuesto voto de inmigrantes indocumentados se disolvió sin identificar ningún caso.
Lo que sí es diferente, según Emerson Brooking, del Laboratorio de Investigación Forense Digital del Atlantic Council, es que “con cada periodo electoral, el aparato de desinformación se hace más sofisticado”. Así, las personas que difunden estas narrativas falsas hallan formas de hacerlas más persuasivas, con historias más elaboradas y con datos reales pero fuera de contexto.
Preparación para malos resultados
Este discurso a la vez prepara el terreno para posibles denuncias de fraude en un futuro. “Impulsar estas afirmaciones equivale a un enfoque electoral de ‘cruz yo gano, cara tú pierdes’: o mi bando gana a pesar de la influencia de la votación ilegal, o mi bando pierde debido a la votación ilegal”, comentó Porter.
Sin embargo, puede resultar contraproducente para los propios republicanos. “Los rumores de fraude en las elecciones y las teorías de conspiración podrían en realidad tener un efecto desmovilizador en las personas que creen en ellos, porque pierden confianza en el sistema y no quieren participar en él”, dijo Bayar.
Brooking señaló que se trata de una iniciativa “oportunista” y que si Trump gana de manera aplastante en noviembre, todos los que impulsan estas narrativas “las olvidarán de la noche a la mañana”.