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Londres. Las relaciones del príncipe Andrés con el financiero fallecido Jeffrey Epstein, acusado de explotación sexual de menores, llevaron a la monarquía británica a una crisis y aumentaron la presión para que reduzca sus gastos en pos de recobrar popularidad.
El príncipe Carlos, que se está preparando para suceder a su madre, de 93 años, quiere que la familia real vuelva a ser "un núcleo reducido de miembros de alto rango que trabajan a tiempo completo", dice Penny Junor, autora de numerosos libros sobre la monarquía, incluyendo "The Firm" (La empresa).
“El hecho de que Andrés se pegara un tiro en el pie facilita las cosas”, dijo Junor.
El príncipe Andrés ha sido acusado de haber tenido relaciones sexuales con una menor de edad que fue presionada por Epstein.
Sus argumentos de defensa, que fueron vistos como débiles, asi como su falta de empatía hacia las jovencitas presentadas como víctimas, derivaron en un apresurado retiro de Andrés de toda actividad pública el mes pasado.
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El año 2019 también fue testigo de otros problemas de imagen como la ira del príncipe Enrique y su esposa Meghan frente a la prensa sensacionalista, y el accidente de automóvil provocado en enero por el esposo de la reina Isabel, Felipe.
Ante estos incidentes, el diario The Guardian estimó que “La Firma perdió la mano” y muchos expertos en realeza pronostican que habrá una disminución en el nivel de vida de la familia, muchos de cuyos miembros tienen un rango que les asegura una remuneración.
Este martes la prensa, incluido el prestigioso Times, vio en las fotos de la familia que rodeaba a la reina para su discurso de Navidad una pista sobre las intenciones de la monarca: Enrique y Meghan estaban ausentes.
El diario The Telegraph recientemente pidió “racionalizar Windsor SA”.
Y sentenció que "las familias reales numerosas funcionan cuando reinan en una cuarta parte del mundo (como era en la época del Imperio Británico hasta la segunda mitad del siglo XX) no en Gran Bretaña (...) en el límite de la recesión".
‘Ministerio de Entretenimiento’
“El presupuesto de la monarquía ha sido un dolor de cabeza durante mucho tiempo. Es con eso que atacan los republicanos”, quienes consideran la institución como un resabio de otros tiempos, dijo Jonny Dymond, quien cubre la información sobre la familia real para la BBC.
Pero más allá del apego de gran parte de los británicos a esta dinastía, su imagen se considera un activo publicitario para el Reino Unido.
Para Jonny Dymond, la "genialidad" de los Windsor es que actúan un poco como "ministerio del entretenimiento" y han sabido reinventarse a través de las generaciones, "como cuando se relanza un producto".
Sin embargo, “cuando Andrés enfrenta tales acusaciones y cuando Enrique y Meghan demandan a los periódicos (...) ¿hacen el trabajo por el que se les paga?. ¡Obviamente no”!, agrega.
La reina recibe del gobierno británico una asignación ("Sovereign Grant", que alcanzó unos 82 millones de libras en el año fiscal 2018-2019) para pagar sus funciones de representación o las de los miembros de su familia, sus empleados y el mantenimiento del Palacio de Buckingham, entre otros.
Isabel II también se beneficia de un "monedero privado" de unos 20 millones de libras anuales, que en parte redistribuye entre sus familiares pero sobre los cuales el Palacio de Buckingham no da detalles.
Esos fondos proviene de los ingresos que generan los activos equivalentes a 500.000 millones de libras del ducado de Lancaster, propiedad de la realeza desde la Edad Media.
Buckingham tampoco da detalles sobre la fortuna de miembros de la familia como el caso del príncipe Andrés, a quien la prensa le atribuye una asignación anual de 250.000 libras que su madre le daría cada año, además de una pensión militar de 25.000 libras (el hijo de la reina fue piloto de helicópteros en la Royal Navy y fue enviado al Atlántico Sur durante la Guerra de las Malvinas o Falklands con Argentina en 1982).
Ademas Andrés, duque de York y conocido por su estilo de vida "jet set", es alojado gratuitamente, al igual que su ex esposa Sarah Ferguson, en una residencia real.
También se la ha asignado un lujoso chalet en Suiza y hay rumores de que vendió hace unos años en 18 millones de libras una propiedad en Sunninghill, al suroeste de Londres, que la reina le había donado.
"Una de las quejas comunes contra la monarquía es el costo para el contribuyente y la percepción de que muchos miembros de la familia son como “polizones” que viajan en un barco, “y que no trabajan mucho”, dice Penny Junor.