Edimburgo. Hace solo cinco años del referendo cuando los escoceses decidieron no independizarse del Reino Unido, pero, apoyándose en el descontento creado por el brexit, los nacionalistas que gobiernan la región intentarán volver a organizar una consulta antes del 2021.
Así lo anunció el miércoles la jefa del Ejecutivo regional, Nicola Sturgeon, dos semanas después de que la Unión Europea (UE) tuviese que dar un nuevo aplazamiento a Londres para intentar solucionar el caos político en torno a su salida del bloque, que debía haberse hecho efectiva el 29 de marzo, pero sigue sin avanzar.
“Hemos hecho todo lo posible para contribuir a evitar la crisis del brexit para el conjunto de Reino Unido”, afirmó la líder independentista ante la Cámara.
Pero "el sistema de gobierno de Westminster simplemente no sirve a los intereses de Escocia" y los términos actuales de la descentralización del poder son "totalmente inadecuados" para una región que aspira a mayor autogobierno, agregó.
Por eso motivo, “puedo confirmar que el gobierno escocés actuará para garantizar que se avance en dar a los ciudadanos la posibilidad de elegir sobre su independencia en esta legislatura”, que expira en mayo del 2021, subrayó.
Escocia votó a favor de permanecer dentro del Reino Unido en un referendo en el 2014 en que la unión se impuso por 55% contra 45% de votos a favor de la independencia.
Uno de los argumentos utilizados entonces por el poder de Londres para convencer a los escoceses de rechazar la separación fue el riesgo de tener que salir de la Unión Europea.
En la consulta sobre la posible salida del Reino Unido de la UE, celebrado en el 2016, 62% de los escoceses votó en favor de permanecer en el bloque.
Fuerza por la independencia
“Creo que los argumentos a favor de la independencia son ahora más sólidos que nunca”, afirmó Sturgeon, líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP).
Por eso, “en breve introduciremos la legislación pertinente para establecer las reglas de todo referendo actual o futuro como competencia del Parlamento escocés”, explicó, precisando que la Cámara regional no necesitaría “una trasferencia de poderes” del Parlamento británico para aprobar dicha ley, aunque sí en última instancia para convocar una consulta.
En noviembre, Sturgeon había pedido “pragmatismo” y “paciencia” a quienes en el seno del SNP tenían prisa por lanzar una nueva consulta, que necesitaría la aprobación del Parlamento británico y que, según los sondeos, no tienen la certeza de ganar.
A diferencia del gobierno del conservador David Cameron que permitió el referendo soberanista hace cinco años, el ejecutivo de su sucesora, Theresa May, es totalmente contrario a volver a abrir la caja de Pandora.
“Como hemos dejado claro en repetidas ocasiones, Escocia ya tuvo un referendo de independencia en el 2014 y (...) esto debe ser respetado, nuestra posición no ha cambiado”, afirmó en Londres un portavoz de Downing Street.
E insistió en que “la constitución de Reino Unido está reservada al Parlamento británico”, “el poder de celebrar referendos soberanistas debe permanecer en manos del gobierno de Reino Unido y cualquier referendo necesita el acuerdo conjunto” de los ejecutivos de Londres e Edimburgo.
Pero Sturgeon, quiencuenta con el apoyo de una mayoría independentista en la cámara regional, está casi segura de que la legislación que propone sea aprobada sin problemas antes de finales del 2019.
Y espera que el brexit, “una amenaza para nuestra prosperidad futura”, haga crecer el apoyo popular por una Escocia independiente.
“Las consecuencias del brexit para Escocia son estas: una economía menor, un crecimiento del empleo restringido, menos gente, horizontes más estrechos, y mayor presión en nuestra capacidad para financiar los servicios públicos”, aseguró sentando las bases de una campaña que no hace más que comenzar.