Washington. La Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó “enérgicamente” el viernes a Nicaragua por la ocupación y cierre forzado de sus oficinas en Managua por parte del gobierno de Daniel Ortega.
La resolución, aprobada durante una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA en Washington, fue apoyada por 29 de los 34 miembros activos del bloque regional, con la ausencia de Bolivia y Nicaragua. Tres países se abstuvieron: El Salvador, Honduras y San Vicente y las Granadinas.
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El texto fue patrocinado por Antigua y Barbuda, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Estados Unidos, Granada y Uruguay, y adoptado por votación nominal luego de que El Salvador se opusiera a una decisión por consenso.
La OEA resolvió “condenar enérgicamente la entrada ilegal en las instalaciones de la OEA y la incautación de sus bienes en Managua, el domingo 24 de abril de 2022, en violación de las obligaciones legales del gobierno de Nicaragua”.
También deploró “la violación de la inviolabilidad de los archivos” de la OEA, pidió “que se respete plenamente la inmunidad de sus bienes mientras estén en Nicaragua”, y exigió “que se restituya inmediatamente” el uso de los locales incautados.
Además, subrayó que el gobierno de Ortega “es responsable de todos los incumplimientos de sus obligaciones legales internacionales”, citando acuerdos sobre privilegios e inmunidades firmados por Nicaragua en 1960 y 1989, así como la adhesión del país a la Carta de la OEA de 1948.
La resolución reconoce que el gobierno nicaragüense anunció su retirada de la OEA, pero recuerda que debe cumplir con sus deberes hasta que se concrete su ida, el 18 de noviembre de 2023.
Nicaragua comunicó que se iba de la OEA el 18 de noviembre pasado, luego de que la organización desconociera la reelección de Ortega para un cuarto mandato consecutivo, en comicios celebrados con sus rivales y opositores presos.
El 24 de abril el gobierno de Ortega ocupó y cerró las oficinas de la OEA en Managua y adelantó la retirada de sus representantes ante el bloque regional. Dos días después, informó que el edificio que albergaba las oficinas de la OEA en Managua había sido “declarado de utilidad pública” y se convertiría en “el museo de la infamia”.
Nicaragua, uno de los países fundadores de la OEA, había presentado el 8 de abril a su nuevo embajador ante la organización, Orlando Tardencilla, luego de la destitución de su predecesor, Arturo McFields, quien el 24 de marzo denunció ante el Consejo Permanente de la OEA que su país es una “dictadura”.
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“Vital para la OEA”
El viernes, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, saludó el llamado para que Nicaragua devuelva el uso de las instalaciones de la OEA, e informó que las pertenencias que allí se encontraban han sido puestas “transitoriamente” en un depósito.
“Esta violación del derecho es lo que sufren los nicaragüenses día a día”, dijo Almagro, quien hace un mes urgió a la comunidad internacional a “aumentar la presión” sobre Nicaragua para poner fin a un “sistema de represión y tortura”.
Estados Unidos, que el 27 de abril exhortó a la OEA a tomar medidas “concretas” para responder a la toma de su sede en Managua, celebró la aprobación de la resolución como “vital para la OEA como institución”.
“No obstante”, dijo el embajador Bradley Freden, “estamos obligados a seguir comprometidos con la situación en Nicaragua, defender los derechos del sufrido pueblo nicaragüense y tomar cualquier acción futura apropiada que sea necesaria para devolver la democracia a Nicaragua”.
México, que se abstuvo cuando la OEA declaró ilegítima la reelección de Ortega, y también cuando la OEA resolvió que Nicaragua incumple la Carta Democrática Interamericana, votó a favor el viernes.
Pero la embajadora mexicana, Luz Elena Baños, deploró que “el grave asedio” a la misión de México en Bolivia por parte “del gobierno de facto” de ese país, “entre noviembre de 2019 y octubre de 2020″, no hubiera sido abordado por la OEA de la misma forma que el caso nicaragüense.
Argentina, que se ha abstenido de apoyar varias resoluciones de la OEA sobre Nicaragua, también votó a favor. Pero, sin nombrar a Bolivia, el embajador Carlos Raimundi llamó a evitar “el doble rasero”.