Santiago. Los partidos opositores de Chile exigieron este martes la convocatoria de una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución que se mantiene como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet, en contraposición al “Congreso Constituyente” propuesto por el gobierno.
En una declaración pública, a la que se adhirieron 14 agrupaciones políticas opositoras, entre ellas el Partido Socialista, el Comunista, la Democracia Cristiana y el Partido Radical, se plantea que “la Asamblea Constituyente es el mecanismo más democrático para garantizar una amplia participación ciudadana que otorgue plena legitimidad al proceso”.
La propuesta opositora contrasta con lo anunciado el domingo por el gobierno de Sebastián Piñera que, en un giro a su postura inicial, se abrió a iniciar un proceso para cambiar la carta fundamental a través de un “Congreso Constituyente”, sin precisiones.
“La propuesta de un Congreso Constituyente por parte del gobierno se aleja de la demanda popular por participación y deliberación”, agregó la declaración de los partidos de oposición.
En contraste, la vocera oficial, Karla Rubilar, había dicho: “Nuestro camino no es la Asamblea Constituyente, pero entendemos que el Congreso y este proceso de nueva vonstitución para que tenga el aporte de los ciudadanos debe ser con participación activa”.
Este martes agregó que “el presidente está trabajando activamente en poder abrir un camino claro hacia una nueva Constitución”, sin entregar mayores detalles sobre cómo se concretaría la propuesta del Poder Ejecutivo.
Creada en dictadura y aprobada en 1980 en un plebiscito sobre el cual siempre hubo muchas dudas, una nueva Ley Fundamental es vista como una especie de nuevo punto fundacional sobre el cual establecer un nuevo orden social en Chile, uno de los países más desiguales de la región.
Choques entre manifestantes y policías en una nueva jornada de protestas en Chile pic.twitter.com/D01WpBkXxf
— RT en Español (@ActualidadRT) November 12, 2019
Para muchos analistas, la actual Carta promovió la desconexión entre la clase política y la ciudadanía que hizo estallar la crisis.
La Constitución vigente no establece mecanismos para poder reemplazarla, ni le entrega al presidente la posibilidad de llamar a un plebiscito, un mecanismo reservado solo para casos cuando se presenten diferencias graves con el Parlamento.
Presión en las calles
La oposición también mantiene la presión en las calles contra el gobierno de Piñera en demanda de reformas sociales.
Con barricadas incendiarias en varios puntos de Santiago y una multitudinaria marcha que reunió en la capital a 80.000 personas se vivía este martes un llamado a paro general en Chile, convocado por un centenar de organizaciones sociales.
En la jornada, el peso chileno se desplomó 3,1% y alcanzó su valor mínimo histórico, de 783,82 unidades, mientras que la Bolsa de Comercio de Santiago cerró con una caída de 1,57% en medio de los temores sobre los efectos en la economía de la extensión de la crisis social.
A primera hora, las fogatas impidieron el paso de vehículos en algunos accesos a Santiago y una gran marcha convocó a 80.000 personas -de acuerdo con cálculos del gobierno- por la céntrica avenida Alameda, cubierta en ambas calzadas por manifestantes que exigían la renuncia del mandatario derechista.
Con bombos, banderas chilenas y de las asociaciones gremiales que se unieron a la protesta -principalmente entidades públicas- los manifestantes se agruparon en plaza Italia, epicentro de las protestas, para luego marchar varias cuadras hasta la sede de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pasando frente a la casa de gobierno, donde al final de la manifestación, se registraron enfrentamientos con la Policía.
“El descontento es por muchos temas (...) Todo lo que ha ofrecido el presidente es insuficiente, una burla”, dijo Karen Delgado, una oficinista de 29 años, en medio de la marcha.
“Le pido al presidente escuchar lo que pedimos y deje de dilatar con estas medidas parche. No escucha a la gente”, agregó.
Enfrentamientos entre manifestantes y la policía también se registraron en la ciudad de Concepción (sur), mientras varias tiendas fueron saqueadas en el balneario de Viña del Mar y el puerto turístico de Valparaíso, en el centro del país.
El transporte público operó de mañana con relativa normalidad, pero se anunció que los buses circularían por Santiago solo hasta las 5 p. m. El metro también redujo su horario de funcionamiento.
El llamado a huelga general se produce a más de tres semanas de que estallaran las primeras protestas sociales, convocada por la llamada “Mesa Social”, que reúne a más de un centenar de organizaciones sociales, entre ellas la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), el Colegio de Profesores, trabajadores de la salud pública, empleados portuarios y de los aeropuertos.