Ramala. En vísperas de la visita del presidente Joe Biden a Jerusalén, el embajador estadounidense Thomas Nides afirmó que “dará un puñetazo en la mesa” para que Israel haga concesiones a los palestinos.
Thomas Nides se refería a que los palestinos tengan acceso a beneficios económicos como internet 4G, pero no hablaba de presionar a Israel para reactivar un proceso de paz que está moribundo desde el 2014.
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La primera gira de Biden a Oriente Medio desde que asumió el poder el año pasado comienza el miércoles en Israel, y se espera que el viernes se reúna con el presidente palestino Mahmud Abas en Belén, Cisjordania ocupada. Los vínculos de Washington con los palestinos mejoraron con Biden, tras alcanzar su punto más bajo con su antecesor, Donald Trump, un firme defensor de los israelíes.
Además de internet de alta velocidad, la visita también podría propiciar la reanudación del financiamiento estadounidense para los hospitales de Jerusalén Este, anexada por Israel, que históricamente atienden a palestinos.
Pero algunos palestinos dicen estar cansados con la diplomacia estadounidense que, según ellos, enfatiza los beneficios económicos por encima de cuestiones fundamentales del conflicto de siete décadas.
“Estaría bien tener 4G”, comentó Mohamed Mostafa, un exviceprimer ministro palestino y expresidente de Paltel, el mayor operador de telecomunicaciones en los territorios palestinos. “Pero eso obviamente no sustituye la solución de problemas más grandes como Jerusalén, como la soberanía o como la libertad”, declaró a AFP. “Israel piensa que la gente se olvidará de las cosas grandes”, agregó.
Hamás no espera ‘nada’
La promesa de 4G, que el embajador Nides citó en una entrevista con el diario Times of Israel, daría un impulso a los negocios palestinos, según Mostafa. Los palestinos actualmente deben comprar tarjetas SIM israelíes o utilizar conexiones lentas de 3G.
“Los operadores israelíes tienen una parte importante del mercado palestino de telecomunicaciones y banda ancha”, indicó Mostafa. “Esta sería la oportunidad de traer de vuelta a las empresas palestinas”, agregó.
Pero “los israelíes piensan ‘vamos a darles 4G para que se queden callados con los otros asuntos’”, agregó Mostafa. “Nos interesa, pero también queremos cosas más grandes”, insistió. Hasta el 1.° de julio Israel estuvo gobernado por el primer ministro Naftali Bennett, un derechista contrario a la gran demanda palestina: la conformación de su propio estado.
Bennett se inclinó por un abordaje de “encoger el conflicto”, que busca aplacar las tensiones al mejorar las oportunidades económicas en Cisjordania y la Franja de Gaza, bajo control del grupo islamista Hamás. Una de las medidas fue el aumento de permisos para que palestinos puedan buscar empleo en Israel.
Por su lado, Basem Naim, dirigente de Hamás, dijo, lacónicamente, que no espera “nada” de la visita de Biden. Yair Lapid, el centrista que sustituyó a Bennett como primer ministro israelí, apoya la propuesta de dos estados para resolver el conflicto palestino. Pero su gobierno es temporal y habrá nuevas elecciones en noviembre, por lo cual se considera que tiene poco margen para lanzar una gran iniciativa de paz.
Cuando Lapid visitó París la semana pasada, el presidente francés Emmanuel Macron dijo que “no hay alternativa a la reanudación del diálogo político entre Israel y los palestinos”. Altos cargos palestinos indicaron a AFP que Lapid está “abierto” a reunirse con Abas pero que de momento no lanzará una nueva iniciativa de paz.
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‘Trampa israelí’
En un artículo de opinión publicado el fin de semana en el diario The Washington Post, Biden dijo que su Gobierno restauró cerca de $500 millones en ayuda para los palestinos que Trump había cortado.
Pero para Sam Bahour, un destacado empresario palestino—estadounidense en Cisjordania, la apatía en torno a la visita de Biden trasciende las recientes fluctuaciones gubernamentales en Israel. “El gobierno de Biden cayó en la trampa israelí, la trampa de fragmentar todos los derechos palestinos bajo el derecho internacional y usarlos como cartas de baraja como si le estuviera haciendo concesiones a los palestinos”, indicó.
Apoyar las iniciativas israelíes en Cisjordania es simplemente “tirarle dinero a la ocupación”, agregó. Bahour indicó que los palestinos pueden seguir con internet lenta, pero no sin ser un estado. “No necesitamos 4G”, afirmó. “Necesitamos que la cuarta generación de palestinos no viva bajo la ocupación militar”, concluyó.