Londres. Los diputados británicos fracasaron el lunes en su intento de acordar una alternativa al acuerdo de brexit de Theresa May, lo que deja a la primera ministra ante la posibilidad de volver a presentar un texto rechazado ya tres veces.
La Cámara de los Comunes se había propuesto sacar el proceso del punto muerto en que se encuentra cuando ya superó la fecha inicial para la salida británica de la Unión Europea –29 de marzo de 2019– y a menos de dos semanas del nuevo límite impuesto por Bruselas para hallar una solución, el 12 de abril.
Así, tras arrebatar al gobierno el control de la agenda parlamentaria la semana pasada para votar propuestas alternativas, el lunes, en la segunda jornada de “votos indicativos”, se enfrentaba a cuatro opciones.
Estas eran: abandonar el bloque, pero permaneciendo en una unión aduanera con la Unión Europea (UE); mantener al país también dentro del mercado único europeo, organizar un segundo referendo o simplemente revocar todo el proceso si no se alcanza un acuerdo.
Pero ninguna logró más síes que noes, como ya había ocurrido en una primera ronda indicativa organizada el pasado miércoles.
“Esta es la segunda vez que la Cámara considera opciones sobre el camino a seguir y una vez más no ha encontrado una mayoría para ninguna de las propuestas”, afirmó el ministro del brexit, Stephen Barclay.
Y recordó que a falta de un acuerdo, “la posición legal por defecto es que Reino Unido abandone la UE en tan solo 11 días” de forma brutal. Por lo que llamó a los parlamentarios a adoptar el texto negociado por May que ya rechazaron tres veces.
"El gobierno sigue pensando que lo mejor es hacerlo cuanto antes", agregó.
Frustrado por la incapacidad de los diputados de su Partido Conservador a hacer concesiones para sacar al país del caos, el conservador Nick Boles, uno de los artífices de estos infructíferos “votos indicativos”, anunció con lágrimas que abandonaba el grupo parlamentario.
¿Qué hacer?
El consejo de ministros se reunirá el martes para analizar este nuevo giro dramático y decidir si cree posible convocar un cuarto voto esta semana sobre el impopular acuerdo negociado por May con Bruselas, que los parlamentarios ya rechazaron el pasado viernes, el 12 de marzo y el 15 de enero.
May dirige un gobierno muy dividido sobre el brexit: “este es el peor ejemplo de indisciplina en el gabinete de la historia política británica”, dijo Julian Smith, encargado de la disciplina de partido entre los tories.
Pero necesita desesperadamente encontrar una solución, ya que en una cumbre excepcional convocada el 10 de abril en Bruselas debe presentar sus nuevos planes ante unos dirigentes europeos cuya paciencia se está "agotando", según advirtió el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
“El brexit es un espectáculo lamentable, y lo digo de forma nada diplomática”, declaró el ministro alemán de Relaciones Europeas, Michael Roth.
El eurodiputado Guy Verhofstadt, referente del brexit en el Parlamento Europeo, había llamado el lunes a los legisladores británicos a “encontrar un compromiso hoy y acabar con el caos”.
El viernes, May dejó planear la perspectiva de elecciones anticipadas para romper el bloqueo. Pero estas podrían resultar catastróficas para su Partido Conservador. Según un sondeo publicado el domingo por The Mail on Sunday, el Partido Laborista lideraría el resultado con 41% de los votos, cinco puntos más que la formación gubernamental.
May ya convocó elecciones anticipadas en el 2017, esperando reforzar su autoridad antes de emprender la negociación con la UE, pero perdió la mayoría absoluta y tuvo que aliarse al pequeño partido norirlandés DUP para poder gobernar.
Pese a que volvió a ser tumbado el viernes, su acuerdo de brexit obtuvo más votos que en las votaciones anteriores. Esto es la prueba de que va “en la buena dirección”, afirmó un portavoz de Downing Street, haciendo pensar que la líder conservadora puede volver a someterlo a los diputados antes de regresar a Bruselas.
Allí, May podría también solicitar a la UE un nuevo aplazamiento, más largo, de la fecha de salida,pero eso obligaría a Reino Unido a participar en las elecciones europeas de mayo casi tres años después del referendo del 2016 en que 52% de británicos votó por salir del boque.