Pekín. El Parlamento de China debatirá un proyecto de ley que podría limitar la actividad de la oposición en Hong Kong, indicó un portavoz el jueves, una medida que parece confirmar las especulaciones de que el gobierno de Pekín eludirá al órgano legislativo del territorio al promulgar una ley que sancione toda actividad que el régimen comunista considere “subversiva”.
Zhang Yesui dijo que la Asamblea Popular Nacional de China deliberará un proyecto de ley para “establecer y mejorar el sistema legal y reforzar los mecanismos para la Región Administrativa Especial de Hong Kong a fin de salvaguardar la seguridad nacional”.
Tal medida ha sido considerada desde hace tiempo, pero se aceleró debido a las protestas contra el gobierno que se extendieron por meses el año pasado en la excolonia británica que fue entregada al gobierno chino en 1997.
La legislación fue propuesta por última vez en el 2003 con base en el artículo 23 de la Ley Fundamental de Hong Kong, una breve Constitución, lo que generó que cientos de miles de ciudadanos del territorio salieran a las calles a protestar.
La propuesta fue retirada por el gobierno, pero Pekín ha intensificado sus intentos por adoptar medidas como un castigo por faltar el respeto a la bandera nacional china y una creciente educación patriótica a favor de China en las escuelas. Sin embargo, la oposición en el Consejo Legislativo de Hong Kong prácticamente imposibilita que el proyecto de ley se apruebe en esta cámara.
Las nuevas medidas son requeridas ante la “nueva situación y demandas”, y la acción a nivel nacional es “absolutamente necesaria”, sostuvo Zhang.
El diario South China Morning Post, de Hong Kong, informó de que un borrador de la resolución sería presentado ante la Asamblea Popular Nacional, el Parlamento chino, el viernes por la tarde y sometido a votación al final de la sesión del 28 de mayo.
China inició el jueves su acto político más importante del año tras una demora de dos meses por la pandemia del coronavirus.
Victoria sobre coronavirus
La inauguración de la sesión anual de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino es un indicio más de lo que el gobierno proclamó como su victoria sobre el brote que se originó en la ciudad de Wuhan, en el centro del país, a finales del año pasado.
Los miembros de la Conferencia “contarán al mundo cómo China, como un país importante responsable, ha tomado medidas firmes y contribuyó a la cooperación internacional en la lucha contra la epidemia de la covid-19”, dijo el presidente del organismo, Wang Yang, en su informe antes más de 2.000 delegados.
Los comentarios de Wang fueron incluidos en el texto preparado para ser distribuido a los periodistas, si bien él lo omitió durante su discurso, aparentemente para ahorrar tiempo.
Los delegados de base se congregaron en el vasto auditorio en el interior del Gran Salón del Pueblo, en el corazón de Pekín, con mascarillas. Otros altos dirigentes, incluyendo a Wang y al presidente y líder del Partido Comunista, Xi Jinping, no llevaban tapabocas.
A esta reunión le seguirá el viernes la apertura de la Asamblea Popular Nacional, una institución principalmente ceremonial. Está previsto que el primer ministro, Li Keqiang, ofrezca un discurso destacando los objetivos económicos y sociales del año.
Sigue sin estar claro si Li mencionará el habitual objetivo de crecimiento del producto interno bruto (PIB) en la segunda economía del mundo. Dada la devastación económica causada por la pandemia, el objetivo podría ser considerablemente más bajo que el 6% o 6,5% del año pasado.
Decenas de miles de chinos se han quedado sin empleo y no está claro cuántos trabajos se recuperarán cuando pase la crisis. Pero no solo se han visto afectadas la producción y la demanda nacional, sino que los mercado de exportación clave de China, como Estados Unidos y Europa, también han sufrido una masiva destrucción de empleos y caídas en el consumo.
En esta ocasión, la reunión anual de la Conferencia y de la Asamblea durarán apenas una semana, en lugar de las dos habituales, como parte de las medidas de control contra el virus. El acceso de los medios de comunicación a los actos se ha reducido y solo un pequeño número de reporteros, diplomáticos y observadores pudieron ingresar al auditorio.
Respaldado por una intensa propaganda estatal, Xi ha recibido elogios a nivel nacional por haber contenido el virus, incluso aunque Estados Unidos y otros cuestionan la gestión de las autoridades al inicio del brote.
Se cree que la población china también apoyaría mayoritariamente a Xi en su enfoque combativo ante los desafíos de política exterior, incluyendo las críticas de Washington y Australia.
En el extranjero, sin embargo, está política ha aumentado las preocupaciones sobre las intenciones de China y el gobierno de Donald Trump ha presionado cada vez más a Pekín por el comercio, la tecnología y otros asuntos. Esto podría sumarse a los problemas de Xi para reactivar el crecimiento económico y los empleos en un momento en que los mercados globales están parcialmente cerrados y la desconfianza hacia China es elevada.