Bruselas. El Parlamento Europeo otorgó el jueves el premio Sájarov de Derechos Humanos a la oposición democrática contra el presidente Alexánder Lukashenko, en Bielorrusia, un movimiento encabezado por Svetlana Tijanóvskaya, actualmente exiliada en Lituania.
"Es un honor anunciar que los hombres y mujeres de la oposición democrática en Bielorrusia son los laureados de 2020 con el premio Sájarov", anunció en Twitter el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli.
De acuerdo con Sassoli, ese grupo opositor "tiene de su lado algo que la fuerza bruta nunca podrá derrotar: la verdad. No bajen los brazos. Estamos a su lado".
It is an honour to announce that the women and men of the democratic opposition in #Belarus are the 2020 #SakharovPrize laureates.
— Roberta Metsola (@EP_President) October 22, 2020
They have on their side something that brute force can never defeat: the truth.
Do not give up on your fight. We are by your side. pic.twitter.com/o6Xm4WYVKi
Por su parte, Tijanóvskaya manifestó que “no es una recompensa personal, es una recompensa para el pueblo bielorruso”.
A su vez, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, señaló que el galardón es un reconocimiento al “coraje” del movimiento opositor bielorruso y además representa un “respaldo pleno a sus ambiciones”.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, aprovechó la premiación para formular un llamado a las "autoridades bielorrusas a liberar a todos los presos políticos e iniciar un diálogo nacional incluyente" en ese país.
Roces por Bielorrusia
Este galardón posiblemente añadirá un elemento más de tensión en las relaciones de Bruselas con Minsk y Moscú, dos firmes aliados.
La UE no reconoce el resultado de las elecciones del 9 de agosto, que marcó la reelección de Lukashenko, y considera que su gobierno carece de “legitimidad democrática”.
Este galardón llega en un momento particularmente delicado, ya que Tijanóvskaya ha formulado un llamado a Lukashenko a dejar el poder ante del 29 de octubre o se enfrentaría a una masiva huelga general.
Bielorrusia es escenario de protestas sin precedentes contra la reelección de Lukashenko, quien se mantiene en el poder desde 1994 al frente de un modelo que muchos identifican como inspirado en el sistema soviético.
Movimiento opositor
Este grupo de oposición encabezado por Tijanóvskaya es un movimiento popular en general ajeno a los partidos políticos tradicionales de Bielorrusia.
El movimiento recibe un apoyo masivo entre la mujeres y jóvenes, la mayoría de ellos nacidos tras la disolución de la Unión Soviética.
En un país que había hecho de la alta tecnología un eje de desarrollo prioritario, las protestas se organizan en gran parte a través de canales de la aplicación de mensajes Telegram, que el gobierno no ha logrado bloquear a pesar de sus esfuerzos.
Todos los domingos, decenas de miles de bielorrusos toman las calles de la capital, Minsk, y otras ciudades del interior, a pesar de las amenazas del uso de balas de plomo en la represión.
Los sábados ocurren las manifestaciones de mujeres, y el lunes ocupan las calles los jubilados.
Las insignias blancas y rojas, los colores de la primera bandera bielorrusa independiente, se convirtieron en un símbolo de la oposición.
Casi todas las personalidades vinculadas a Tijanóvskaya y al Consejo de Coordinación, formado para lograr una transición de poder, han sido encarceladas, sometidas a arresto domiciliario o se encuentran en el exilio.
Con el apoyo de Rusia, Lukashenko excluye cualquier concesión importante, prometiendo una vaga reforma constitucional para salir de la crisis y un simulacro de diálogo con los opositores encarcelados visitándolos en prisión.
Tijanóvskaya tiene el apoyo pleno de la UE y dirigentes como la alemana Ángela Merkel y el francés Emmanuel Macron, aunque a raíz de esos respaldos Moscú y Minsk denuncian un complot occidental.
Además de Tijanóvskaya se destacan María Kolesnikova, actualmente detenida, y Verónika Tsepkalo, en el exilio.
El premio Sájarov será entregado en una sesión plenaria del Parlamento Europeo el 16 de diciembre. El galardón está dotado de 50.000 euros (unos $58.000) y fue entregado por primera vez a Nelson Mandela en 1988.