“¿Usted es Julito?”, así identificaron los funcionarios de Migración nicaragüenses al periodista Julio López Chavarría en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, antes de negarle su salida del país vecino.
López, al igual que otros comunicadores de Nicaragua, como Carlos Fernando Chamorro, director del diario digital Confidencial, tomó la decisión de exiliarse en Costa Rica al ver amenazada su libertad por el régimen de Daniel Ortega.
“Nunca había tenido ningún inconveniente para viajar fuera de Nicaragua. Cuando llegué a la frontera de Peñas Blancas ni siquiera pasé al área donde uno entrega el pasaporte en Migración, si no que ya estaban dos funcionarios en la puerta de la entrada del edificio y estaban preguntando insistentemente por el número siete (su lugar en el autobús)”, relató.
“Cuando levanto mi mano, uno de ellos pregunta: ‘¿Usted es Julito?’, entonces me pidieron que les acompañara y me llevaron a un área aislada de los demás pasajeros”, agregó.
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Al ingresar a la sala, le cuestionaron, de manera persistente, los motivos de su viaje al exterior, así como la dirección exacta del lugar donde estaría en Costa Rica.
“En ese momento me pidieron el pasaporte, el pase de salud y el seguro, que son los requisitos para poder ingresar a Costa Rica. El funcionario se fue y regresó en unos 20 minutos.
“Ahí me indicó que no podía viajar porque había una orden de restricción migratoria en mi contra y al cuestionarles cuál era la razón de la restricción, únicamente me respondieron que preguntara en el Consejo Supremo Electoral en Nicaragua”, contó.
Orden de la Fiscalía
Al retornar a la casa de su mamá, en Nandaime, Granada, el comunicador se encontró con una citatoria del Ministerio Público de Nicaragua para una entrevista en el caso que se sigue contra Cristiana Chamorro, quien anunció su precandidatura a la Presidencia.
Chamorro actualmente se encuentra en prisión domiciliaria por el supuesto delito de lavado de dinero, bienes y activos de la Fundación Violeta Barrios. Hasta el momento, el régimen orteguista ha detenido a 32 líderes opositores, entre ellos, hay siete aspirantes presidenciales.
La petición de la Fiscalía, sostuvo el periodista, terminó de convencerlo de que tenía que salir del país para preservar su libertad, por lo que resolvió no asistir a la audiencia y tomar rumbo hacia Costa Rica.
“Decidí que no podía regresar a Managua porque había mucho riesgo en mi contra”, expresó.
Julio ingresó al país el 23 de junio por vía terrestre mediante un punto ciego en la frontera con Nicaragua y ya empezó el proceso de solicitud de refugio.
“Dije que iba a estar en Nicaragua lo más que pudiese y que únicamente iba a tomar la decisión (de exiliarse) cuando mi libertad o mi vida estuvieran en peligro; no es que antes no lo estuvieran, pero podía manejar los riesgos”, aseveró.
“El acumulado de todo lo que ha venido aconteciendo y cuando ya te enfrentás a un sistema que no tiene ninguna independencia y que no te va a garantizar una defensa apropiada, evidentemente, es mejor continuar informando desde el exilio que estar preso en Nicaragua”, añadió.
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Según cuenta, en la semana previa a tomar la decisión de exiliarse, el régimen de Ortega aumentó las campañas de desprestigio y de criminalización contra el medio de comunicación Onda Local, el cual es coordinado por López.
“Había espionajes a la casa donde funciona el medio, pasaban camionetas tomando fotografías del local y eso aumenta los riesgos de uno como periodista”, afirmó.
Otros colegas como la corresponsal de Univisión, María Lili Delgado, así como Lourdes Arróliga y Guillermo Medrano, quienes trabajaban en la Fundación Violeta Barrios, fueron citados para declarar sobre este caso al que Chamorro califica como “una incriminación injusta y una monstruosidad jurídica”.
Amenazas y represión
En diciembre del 2020, entró en vigencia una Ley Especial de Ciberdelitos, que fue aprobada por la Asamblea Nacional de Nicaragua.
Dicha norma, calificada como “ley mordaza” por medios independientes, constituye una seria amenaza al ejercicio del periodismo en ese país.
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“Están recurriendo a leyes represivas para tratar de amedrentar al periodismo independiente de Nicaragua; están utilizando al Poder Judicial para tratar de silenciar a la prensa a través de la aplicación de la ley de ciberdelitos”, comentó López.
Aunado a esto, el comunicador mencionó que los ataques por redes sociales y el hostigamiento de la Policía son parte del asedio que viven los periodistas en territorio nicaragüense.
“Nosotros tenemos la Ley de Acceso a la Información Pública, pero prácticamente es una ley inexistente porque el régimen maneja la información como si se tratase de un secreto de Estado.
“No está permitido ni siquiera el acceso de la prensa independiente a las instituciones públicas. Ortega casi no ha dado una conferencia de prensa desde que entró al poder en el 2007”, manifestó.
El periodista mencionó que es complicado ejercer la profesión porque deben sortear muchos obstáculos, que van desde la persecución judicial, las intensas campañas de desprestigio y las agresiones durante las coberturas de prensa o actividades de carácter público.
Según López, estas acciones represivas y de censura responden a un miedo que tiene Ortega ante el rol fiscalizador que cumplen los medios de comunicación críticos de su mandato, rumbo a las elecciones del 7 de noviembre.
“Ortega sabe la importancia de la prensa independiente como fiscalizadora de un proceso electoral, entre comillas, porque prácticamente no se le puede llamar así cuando tenés a los precandidatos presos y un Consejo Supremo Electoral totalmente controlado por el oficialismo”, señaló.
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Agresiones en el 2018
Julio López vivió en carne propia la violenta represión ejercida por el régimen de Ortega contra las protestas realizadas en abril del 2018 y que terminaron con cientos de muertos y detenidos.
“Soy el primer periodista agredido en el contexto de las protestas sociales en el país. Evidentemente, quienes me agredieron fueron grupos civiles armados, que acompañan siempre a la Policía en estos operativos de represión en Nicaragua”, apuntó.
López aseguró haber recibido una golpiza que le ocasionó la pérdida del conocimiento y que, debido a ello, tiene “borrado de la mente” lo que ocurrió el 18 de abril del 2018.
“Es un episodio de mi vida que no recuerdo todavía. Lo que sé es por la propia transmisión que yo estaba realizando ese día”, reflexionó.
En el marco de las protestas fue asesinado el periodista Ángel Gaona, cuyo caso continúa en la impunidad.
También se dio el arresto de los comunicadores Miguel Mora y Lucía Pineda, sumado a las constantes agresiones físicas durante las coberturas y los ataques intensos a las instalaciones de medios como Confidencial y 100% noticias.
Espera volver a Nicaragua
Antes de las manifestaciones del 2018, Julio jamás pensó que iba a tener que dejar su país natal.
Sin embargo, después de esas movilizaciones, el exilio siempre fue una alternativa para preservar su vida y libertad.
Hijo de campesinos y nacido en la comunidad de Guayala en la región autónoma de la Costa Caribe Norte, su familia, desplazada de guerra, se trasladó a Nandaime, en Granada.
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Ahí se enamoró de la radio desde muy pequeño. Mientras caminaba a realizar labores agrícolas acostumbraba escuchar noticieros y programas de opinión. Eso le encendió la chispa de convertirse en comunicador.
“Ingresé a una radio comunitaria en Nandaime, en el año 2003 y ahí fui creciendo profesionalmente hasta que decidí estudiar Comunicación Social en la Universidad Centroamericana de Managua. Desde ese tiempo, he estado vinculado al ejercicio del Periodismo en Nicaragua”, aseveró.
Ahora, debido a su exilio, continúa con su trabajo en Onda Local de manera remota. Sin embargo, mantiene firme su convicción de fiscalizar el poder y de continuar evidenciando los abusos a los derechos humanos por parte del gobierno.
“Siempre he sostenido que el ejercicio del Periodismo es un compromiso social, no con ningún tipo de poder ni económico ni político, ni religioso, sino con la ciudadanía”, mencionó.
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Por ahora, seguirá realizando periodismo desde Costa Rica, aunque espera regresar algún día a su país.
“Quisiera regresar mañana, pero mientras las condiciones no sean seguras para volver no puedo hacerlo. Pero estoy en la disposición de volver a mi país porque tengo ese compromiso con mi familia, con la audiencia de Onda Local y con la gente con la que he trabajado este tiempo.
“El sueño de la mayoría de nicaragüenses, que estamos en el exilio, es volver a nuestro país y ser partícipes de la reconstrucción y de la recuperación de la democracia en Nicaragua”, concluyó.