Años de inacción de las autoridades de turno, propiciados por una insulsa dinámica de reproches mutuos entre la clase política, fueron preparando el terreno para el estallido de la profunda crisis que azota hoy a Ecuador, conmocionado por el incremento exponencial de asesinatos y ataques perpetrados por las bandas narco.
Daniel Pontón Cevallos, doctor en Sociología y especialista en crimen organizado en Ecuador, sostiene que los gobiernos anteriores a la ola de violencia se aferraron al discurso de que el problema empezó en el 2009, cuando el entonces mandatario Rafael Correa optó no extender el acuerdo con Estados Unidos para mantener una base aérea en el puerto de Manta.
La decisión se tomó en momentos en que se hablaba sobre supuestos nexos del gobierno de Correa con grupos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Sin embargo, Pontón Cevallos considera que en las administraciones siguientes se produjo un proceso de desinstitucionalización muy fuerte en el sector seguridad, sobre todo en el ámbito penitenciario, que permitió al crimen organizado nutrirse de delincuentes detenidos para conformar “ejércitos” dentro de las cárceles.
“Nada justifica el descontrol que el Estado tuvo. Lo que pasa es que si pasamos echando las culpas unos a otros, nunca vamos a solucionar el problema. Me parece que estamos pagando errores de la miopía de (Guillermo) Lasso y (Lenín) Moreno; y yo creo que es algo que empieza a ser aceptado por gran parte de la población y las culpas políticas son para ellos”, afirma.
En entrevista con La Nación, el especialista compara la inacción de los políticos ante el problema del narcotráfico con un matrimonio que se la pasa discutiendo mientras los hijos pierden los años consumiendo drogas. Considera que ha faltado liderazgo para encontrar soluciones, en lugar de señalarse los unos a los otros en busca de culpables.
Durante los últimos años, precisamente, el narcotráfico no solo se adueñó de las prisiones en Ecuador sino que también fue extendiendo sus tentáculos en los puertos y las provincias.
La escalada de violencia dentro y fuera de la cárcel llegó a tal punto que el actual mandatario Daniel Noboa declaró un estado de excepción, situación que generó una violenta reacción de las organizaciones criminales que se tradujo en secuestros de policías, ataques con explosivos, la toma de una televisora estatal y el asesinato de un fiscal.
Pontón Cevallos considera que existe una separación entre las bandas del crimen organizado y las del narcotráfico, pero que no se tiene una noción clara sobre los vínculos de cada una. Lo que es cierto, señala, es que encabezan la crisis de seguridad en Ecuador.
“Ecuador vive en el ojo de la tormenta del narcotráfico, pero eso no es de ahora. En los últimos 20 años, Ecuador tiene una infiltración del narcotráfico, por la ruta del Pacífico. En parte de la economía y la política, los cárteles mexicanos han tenido presencia”, explica el especialista.
¿Modelo Bukele?
A pesar de que el presidente Daniel Noboa se desmarcó de que su gobierno esté activando una solución al estilo del mandatario salvadoreño Nayib Bukele, las comparaciones han sido inevitables tras su anuncio de cárceles de máxima seguridad y el estado de excepción.
Para Pontón Cevallos existen diferencias marcadas entre los dos modelos, empezando por el tamaño de los países ya que El Salvador tiene poco más de 6 millones de habitantes, mientras que Ecuador más de 17 millones y medio.
Por otro lado, Nayib Bukele gobierna por 4 años y puede ser reelecto en las próximas elecciones mientras que Daniel Noboa tiene un periodo de año y medio, y se desconoce una posible reelección.
“El presidente (Noboa) dijo que tomará el modelo carcelario de Bukele. Pero (en el caso salvadoreño) no solo hay cárceles, es un modelo de gestión de la conducción de un Estado que se apalancado en la lucha contra el crimen y las maras, pero es un proceso de concentración de poder muy fuerte y ha coartado todos los órganos del Estado y Noboa no creo que tenga todavía esa capacidad.
“Me parece que la situación de narcotráfico y crimen organizado de Ecuador es mucho más fuerte, por la colindancia con Colombia y los problemas que hemos tenido siempre. (...)”, menciona el experto.
Además, comenta que en los últimos días Daniel Noboa logró tener mayor respaldo político dentro de la Asamblea Legislativa, pero sostiene que de cara al futuro la situación plantea un reto pues el presidente no tiene mayoría en el Poder Legislativo.
¿Qué pasó con las bandas?
Luego de los violentos hechos del pasado 8 de enero, en Ecuador poco a poco se dejó de escuchar sobre los ataques de las bandas criminales. La policía y el ejército liberaron a todos los rehenes y, al parecer, se retomó el control de las cárceles.
“Creo que las bandas están escondidas, tomándole el pulso al gobierno y a sus medidas, por lo mismo porque no creo que se les haya dado un golpe fundamental (...). Lo que tenemos es una declaratoria de guerra que veremos a futuro las consecuencias”, afirma Pontón.
En cuanto a posibles soluciones futuras, el especialista menciona que Ecuador “no puede vivir bajo estado de excepción siempre” y considera que algo que se debe aclarar es si se necesita ese modelo mientras está la declaratoria de guerra.
“Todo mundo cree que ya con esto acabó y es el inicio de una cosa distinta (...). Estamos viviendo una confrontación de bandas criminales contra el Estado, es algo más abierto, por eso se declara el conflicto (...).
“Se tienen que controlar el sistema penitenciario, cambios estructurales, políticas públicas y la corrupción porque en un estado coludido por la corrupción tus aliados pueden ser tus enemigos”, finaliza el doctor en Sociología.