Washington
Los rumores sobre una posible campaña presidencial del vicepresidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, han despertado unas primarias demócratas centradas hasta ahora en la favorita del partido, Hillary Clinton, cuya hegemonía podría verse amenazada.
Los analistas consultados por EFE coinciden en que es poco probable que Biden se lance a la palestra demócrata en las elecciones de 2016, pero también en que, si lo hiciera, podría ser un aspirante serio y perjudicar notablemente la campaña de Clinton, al menos a medio plazo.
"Una campaña de Biden dejaría bastante en el aire la nominación del candidato demócrata" para 2016, dijo el decano de la escuela de gestión política de la Universidad de George Washington, Christopher Arterton.
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A sus 72 años, Biden es un político respetado y apreciado en Estados Unidos por su larga experiencia en el Senado, su ímpetu para defender las causas que le importan y su espontaneidad al hablar, que le diferencia de los políticos ceñidos estrictamente a un guión pero también le ha valido críticas por algunas meteduras de pata.
El vicepresidente, que ya compitió sin éxito por la Presidencia en 1988 y 2008, está considerando seriamente presentarse de nuevo y tomará una decisión definitiva a principios de setiembre, según informó este fin de semana el diario The New York Times.
La noticia ha generado cierta inquietud en la campaña de Clinton, que tiene muchos más fondos y recursos de los que podría reunir Biden pero sabe que el vicepresidente no sería un rival cualquiera.
Aún sin presentarse, Biden ya acapara el 12% de la intención de voto de los demócratas, según una media de las principales encuestas del país, y esa cifra podría subir si se agrava el punto débil de Clinton: su dificultad para conectar con los votantes.
En una encuesta publicada la semana pasada por la universidad Quinnipiac, solo el 37% de los potenciales votantes demócratas consideraban a Clinton "honesta y merecedora de confianza", frente al 58% que decía lo mismo de Biden.
Sin embargo, el vicepresidente podría tener dificultades encontrando su nicho de votantes: si se posiciona a la izquierda de Clinton, competiría con el aspirante progresista por excelencia, el senador Bernie Sanders, que tiene una apasionada base electoral.
"Si Biden se presenta, habría tres candidatos fuertes dividiendo los votos en los estados clave. Sobre todo, dañaría la candidatura de Clinton, porque le quitaría votos de los hombres de clase media", resumió Arterton.
Pero incluso con ese golpe, "Clinton todavía tendrá una ventaja significativa y probablemente conseguirá la nominación" , afirmó el director del centro de estudios sobre la Presidencia y el Congreso de la American University (AU) , James Thurber.
La edad de Biden también juega en su contra, aunque Clinton es solo cinco años más joven que él y Sanders es un año mayor.
Una entrada del vicepresidente en la carrera tendría también implicaciones en las primarias republicanas, cuyos 17 aspirantes centran ahora buena parte de sus energías en desacreditar a Clinton.
El propio Obama también tendría una decisión que tomar: la de apoyar la campaña de su vicepresidente, la elección obvia de todo mandatario, o la de su exsecretaria de Estado.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, guardó este lunes silencio sobre quién es el favorito de Obama, pero recordó que el presidente ha dicho en varias ocasiones que elegir a Biden como su "número dos" fue "la decisión más inteligente que ha tomado en la política".