Quito. Ecuador, un país endeudado, dividido y golpeado por la pandemia, elegirá presidente este domingo y todo apunta a una segunda vuelta -el 11 de abril- entre la derecha conservadora y una izquierda que ansía recuperar el poder para tomar revancha de la “persecución” a su líder Rafael Correa.
Son 16 candidatos en la contienda, pero ninguno tiene respaldo suficiente, según encuestas de intención de voto, para alzarse con la victoria en un primer turno.
Sin embargo, las preferencias en los sondeos se inclinan hacia el exbanquero Guillermo Laso, de 65 años, y Andrés Arauz, de 35 años, delfín de Correa, el popular expresidente que desde Bélgica mueve los hilos para recuperar el poder para la izquierda nacionalista con un candidato hasta hace poco desconocido para la mayoría de la población.
Entre los dos podría emerger el líder indígena Yaku Pérez, de 51 años, quien detesta por igual a ambos y promete un gobierno ambientalista reacio a empresas petroleras y mineras.
Caos y crisis son las palabras que se repiten entre los ecuatorianos. Sin apoyo popular, el presidente Lenín Moreno desistió de buscar la reelección y dejó abierta la competencia por su sucesor.
Correa, quien quiso ser candidato a la vicepresidencia, vio truncada su aspiración cuando la Justicia ratificó en el 2020 en última instancia la condena a ocho años de cárcel por corrupción. Fue reemplazado por el periodista Carlos Rabascall.
Correa sigue vigente
El exgobernante está, sin embargo, omnipresente en la campaña. El propio Arauz ha dicho que Correa será un asesor de su gobierno y que podría haber una revisión de una serie de procesos judiciales en su contra.
“Se abre la posibilidad de que Correa vuelva al país con mucha facilidad porque cesaría la persecución política que ha tratado de sepultarlo”, comentó el analista David Chávez, de la Universidad Central ( pública).
Empero, consideró que los correístas "cometerían un grave error tratando de desmantelar todavía más la institucionalidad del país forzando los procesos legales, presionando gente o cobrando venganza".
Para el politólogo Esteban Nichols, de la Universidad Andina Simón Bolívar, un eventual triunfo de Arauz implicaría "volver a la política de amigos y enemigos".
"La lógica política va a ser la del combate declarado a los enemigos políticos que se fraguan en la mente de Correa", expresó el catedrático, quien consideró que Ecuador "está en un estado de caos" con "una política pública bastante desorganizada".
El anticorreísmo
Lasso, por tercera vez candidato, busca la banda presidencial en binomio con el médico Alfredo Borrero. Aliado natural del Partido Social Cristiano, el más conservador del país, es la personificación del anticorreísmo.
Apoyó a Moreno en el referendo que echó por tierra la reelección indefinida instaurada en el gobierno de Correa, tilda de “recetas fracasadas” las propuestas de Arauz y ha ofrecido “un cambio de modelo”.
“Por Lasso votan tanto los que esperan que no regrese el correísmo como los que quieren una política diferente sobre todo en el aspecto económico”, expresó el politólogo Simón Pachano, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Recordó que "su condición de banquero" genera "rechazo" en los ecuatorianos, sobre todo por la crisis de la banca de finales de la década de 1990.
"Eso le afecta, mucho más cuando hay personas que consideran que él fue uno de los artífices" del congelamiento de depósitos en Ecuador, añadió.
Lasso niega ser responsable de esa crisis, que costó al Estado unos $8.000 millones.
La opción indígena
En medio de la polarización entre correístas y anticorreístas emergió la figura de Yaku Pérez, impulsada por el protagonismo que cobró el movimiento indígena en las protestas de octubre del 2019 contra el gobierno de Moreno.
Pérez, quien tiene una carrera política local y como compañera de fórmula a la bióloga Virna Cedeño, "combina la vieja votación del movimiento indígena con la de la izquierda no correísta y con una serie de otros sectores como jóvenes que se ven atraídos con el discurso ambientalista", explicó Pachano.
Consideró además al líder indígena, del partido Pachakutik, un "candidato sorpresa" en estas elecciones.
Aunque Pérez, de 51 años, se ubicaba tercero en las encuestas de intención de voto, “es sin duda la elección más exitosa que van a tener (los indígenas) en mucho tiempo y eso es positivo” para ellos, señaló Chávez.
El último candidato presidencial indígena, Luis Macas, solo obtuvo el 2,2% de los votos en el 2006. Antes de él, Antonio Vargas logró un 0,9% de los sufragios en el 2002.