La Paz. Las autoridades de Bolivia reclaman “paciencia” ante la demora en la difusión de los resultados de las elecciones generales de este domingo, que atribuyen al rigor del escrutinio, casi un año después de la renuncia del socialista Evo Morales en medio de una convulsión social.
El izquierdista Luis Arce y el centrista Carlos Mesa son los candidatos favoritos en esta votación desarrollada en una jornada tranquila, aunque en medio de temores de que se desate una convulsión social como la ocurrida tras los comicios de octubre del 2019, anulados por denuncias de fraude, y que terminaron con la renuncia de Evo Morales.
Arce, el delfín del exmandatario, habría ganado las elecciones en la primera vuelta, según un sondeo extraoficial y parcial publicado anoche por la televisora privada Unitel.
La presidenta interina, Jeanine Áñez, felicitó al candidato por su triunfo en los comicios.
“Aún no tenemos cómputo oficial, pero por los datos con los que contamos, el Sr. Arce y el Sr. (David) Choquehuanca (candidato a la vicepresidencia) han ganado la elección. Felicito a los ganadores y les pido gobernar pensando en Bolivia y en la democracia”, tuiteó Áñez, quien asumió el poder hace 11 meses cuando Morales renunció en medio de una convulsión social y acusaciones de fraude electoral.
Horas antes, el jerarca del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Salvador Romero, aseguró que los resultados serían “confiables, seguros y transparentes” y pidió paciencia a los ciudadanos.
Romero había anticipado una entrega de resultados lenta tras decidir la noche del sábado la suspensión del sistema de conteo rápido (Direpre) - que digitaliza las actas mediante fotografías de celular- y optar por emitir solo el recuento oficial, que contabiliza manualmente acta por acta.
Hay que “aguardar con paciencia los resultados electorales, los estamos contando de manera limpia y paciente”, insistió.
Añez también había pedido esperar “sin generar ningún tipo de hechos violentos” y prometió “resultados creíbles”.
¿Por qué el retraso?
Era usual que después de unas elecciones algunos medios privados publicaran sondeos a boca de urna, pero tampoco difudieron varias horas después de la votación.
Desde su exilio en Buenos Aires, Morales afirmó que también era “muy extraño y preocupante” el retraso en la publicación de sondeos a boca de urna, que habían sido prometidos por firmas encuestadoras.
“¿Por qué el retraso?”, tuiteó Morales, indicando que también era “sospechoso” que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) cancelara a última hora el sistema de conteo rápido en esta votación destinada a elegir un
nuevo presidente y renovar el Congreso, casi un año después de su renuncia en medio de una convulsión social.
La Unión Europea, que envió una misión observadora a la Paz, pidió esperar los resultados “evitando cualquier provocación o acción violenta que dañe o intente desvirtuar el actual proceso electoral”.
Tras votar en La Paz, Arce -exministro de Economía de Morales- había criticado la suspensión del conteo rápido: la decisión “parece no muy atinada”, dijo.
“No es lo ideal, pero entendemos que [el Tribunal] ha escogido el camino de garantizar la seguridad absoluta del voto”, señaló por su parte el expresidente Mesa (2003-2005), del partido Comunidad Ciudadana.
Seguridad y bioseguridad
Unos 7,3 millones de electores acudieron a las urnas en forma tranquila pese a las tensiones de la campaña, con las ciudades bajo resguardo militar y policial.
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La gente también fue respetuosa de las medidas de bioseguridad por la pandemia, que volvieron más lenta la votación y le quitaron el tinte festivo de otros tiempos, con puestos de venta de comida típica, helados, globos, juegos para niños y música afuera de los centros electorales.
“Gane quién gane, hay que seguir trabajando, no podemos seguir perjudicándonos como la pasada elección”, dijo a la AFP el estudiante Cristian Guaichu, de 26 años.
En este país con 41% de población indígena, la gente hizo filas, sentada y con distancia física desde la madrugada, en lugares como Huarina, un poblado a orillas del lago Titicaca, a 70 km de La Paz.
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“El próximo presidente yo quisiera que sea un candidato que ayude al campo, a la gente pobre”, dijo allí Silverio Chirinos, agricultor de 69 años.
“Es el fin de un ciclo del gobierno de Evo Morales y de la crisis política. Se espera que se inicie un proceso para fortalecer las instituciones”, afirmó el politólogo Carlos Cordero, de la Universidad Católica Boliviana.
Paralelamente, el país andino atraviesa su crisis económica más profunda en casi 40 años, con una contracción prevista del producto interno bruto (PIB) de 6,2% en el 2020.
‘Respetar resultados’
El tono de la campaña, con amenazas del Movimiento al Socialismo (MAS, de Morales) a movilizarse ante un posible “fraude” y la difusión de noticias falsas, generó temores de nuevos disturbios.
Los temores obedecen a que en los comicios de 2019, el conteo rápido fue suspendido por más de 20 horas y al reanudarse Morales apareció con un salto que lo hacía ganador en primera vuelta. La misión electoral de la OEA afirmó que hubo manipulación.
Por tres semanas la oposición y simpatizantes del gobierno coparon las calles con violentos enfrentamientos, que dejaron 30 muertos. Morales perdió el apoyo de las fuerzas armadas y renunció.
Para garantizar la transparencia de estos comicios, se depuró el TSE y llegaron misiones de observadores internacionales que instaron a la calma. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó a “respetar los resultados”.
Este domingo también se renuevan las 166 curules del Congreso bicameral y los analistas prevén que el MAS perderá su mayoría en favor del partido de Mesa y de Creemos, del derechista Luis Fernando Camacho, líder de las protestas de 2019.