Minsk. El presidente de Bielorrusia, Alexánder Lukashenko, prometió este martes defender a cualquier precio la estabilidad de su régimen y acusó a Rusia y a la oposición de querer provocar “una masacre” antes de las presidenciales del domingo.
En 26 años en el poder, Lukashenko nunca se había enfrentado a las grandes manifestaciones de los últimos días, en apoyo a la candidatura de Svetlana Tijanóvskaya, una profesora de Inglés de 37 años, desconocida hace pocos meses.
En paralelo, el presidente está en conflicto con Rusia, su gran aliada, a la que acusa de apoyar a sus rivales, de querer convertir el país en su vasallo y de desplegar al grupo de mercenarios Wagner, considerado cercano al Kremlin.
En un discurso ante políticos, representantes sociales y diplomáticos, el jefe del Estado dijo que gracias a él Bielorrusia "es un lugar en calma en el corazón de Eurasia".
Luego denunció "un intento evidente de organizar una masacre en el centro de Minsk", la capital de esta exrepública soviética de 9 millones de habitantes.
Se trata de una referencia al arresto, la semana pasada, de 33 “combatientes” rusos considerados como miembros de Wagner, una organización acusada de enviar mercenarios a luchar contra zonas donde Rusia no quiere intervenir oficialmente.
Los investigadores bielorrusos ya habían acusado a este grupo de haber trabajado junto a la oposición para provocar disturbios en las elecciones del domingo.
“No abandonaremos el país. La independencia cuesta caro, pero vale la pena”, dijo Lukashenko.
Moscú rechaza las acusaciones de Bielorrusia y afirma que los rusos que fueron detenidos solo estaban de paso, algo que el presidente bielorruso considera "mentiras".
Lukashenko asegura que hubo "otra unidad" de combatientes que fue enviada al sur del país y prometió "perseguirlos en los bosques para atraparles".
Descalificación de opositoras
Alexánder Lukashenko también atacó a las tres opositoras que se enfrentan a él.
Svetlana Tijanóvskaya se alió a otros dos mujeres, Verónika Tsepkalo, la mujer de un opositor en el exilio, y María Kolesnikova, la director de campaña de Víktor Babaryko, un exbanquero en prisión y quien quería presentarse a las elecciones.
Alexánder Lukashenko también atacó a las tres opositoras que se enfrentan a él., afirmó. o se dirige un país saliendo de la nada”.
En un país en el cual nunca hubo un movimiento opositor importante, Tijanóvskaya logró reunir a grandes multitudes en sus mitines, en los que pide a los bielorrusos que no tengan miedo de la represión.
En mayo sustituyó como candidato a su marido, un conocido videobloguero que fue detenido cuando empezaba a ser popular.
En caso de victoria, la candidata prometió la liberación “de los prisioneros políticos”, una reforma constitucional y nuevas elecciones.
El discurso de Lukashenko coincidió con la apertura de las urnas para el voto anticipado a los electores bielorrusos que el domingo no puedan desplazarse.
La oposición teme que esto facilite los fraudes y por eso Tijanóvskaya pidió a sus partidarios que solo voten el domingo, si es posible al final de la jornada, para evitar la manipulación.
También pidió a sus partidarios que lleven un brazalete blanco para facilitar el recuento de sus votantes por parte de los observadores.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) no estará presente para observar el voto por primera vez desde el 2001 porque no recibió a tiempo la invitación oficial.
Las autoridades bielorrusas justificaron el reducido número de observadores electorales nacionales por la epidemia de coronavirus.
El martes, Lukashenko, quien hasta ahora había minimizado la gravedad de la pandemia, aseguró que ha sido ampliamente controlada gracias a “medidas adecuadas”.