Ciudad de Guatemala. Miles de campesinos guatemaltecos marcharon pacíficamente este miércoles por las calles de la capital para pedir la renuncia del presidente Jimmy Morales y demandar la renovación del mandato de una misión de la ONU que apoya el combate contra la corrupción y la impunidad.
Los manifestantes partieron desde cuatro puntos distintos de la capital para terminar en la plaza central del centro histórico, frente al palacio Nacional de la Cultura, antigua sede de gobierno.
El mandatario anunció el 31 de agosto que no pedirá a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una nueva ampliación, del 2019 al 2021, del mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), una entidad que junto con la Fiscalía ha pedido en dos ocasiones levantar los fueros del presidente para investigarlo por sospechas de corrupción en su campaña del 2015.
Cuatro días después, Morales prohibió el ingreso al país del jefe de la Cicig, el exmagistrado colombiano Iván Velásquez, quien se encontraba de viaje en Nueva York y Washington.
Los campesinos centraron sus propuestas en la renuncia del mandatario, la continuidad de la Cicig y permitir el ingreso del exmagistrado colombiano al país.
"Iván Velásquez, el pueblo te necesita. Los corruptos no te quieren", "Exigimos la renuncia de Jimmy Morales y de (los) 158 diputados", "Jimmy non grato. No mas corrupción, la Cicig se queda", se leía en varios de los carteles que portaban los manifestantes.
La marcha fue convocada por el Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), una organización que en varias ocasiones ha demandado la renuncia del gobernante.
La marcha coincidió con una actividad solemne en el Congreso, cercano a la plaza central, para celebrar los 197 años de independencia de España, con presencia del presidente Morales.
Las calles aledañas al Parlamento fueron custodiadas fuertemente por decenas de policías y militares para impedir que los manifestantes ingresaran a la sede legislativa.
La ofensiva de Morales contra la Cicig provocó desde el lunes bloqueos de carreteras por parte de organizaciones indígenas en el oeste del país, además de protestas en la capital y otras ciudades, convocadas por estudiantes universitarios y organizaciones sociales.
Gilder Guzmán, líder de Codeca -la organización campesina más grande del país- declaró que “era una represión exagerada” . Agregó: “Venimos a manifestar pacíficamente, no venimos a provocar... estamos hartos de las injusticias y el abuso de poder que están haciendo las autoridades”.
Para el analista político Manuel Villacorta, la presencia excesiva de efectivos de las fuerzas de seguridad fue innecesaria. “Morales pretende generar una imagen política apuntalada por la fuerza bélica, es un error grave. Va en contra del modelo democrático vigente en Occidente, genera un recuerdo nefasto vinculado a nuestro pasado conflicto armado interno", manifestó y agregó que Morales es un presidente “que renuncia al modelo de gobernabilidad democrática evidenciando su simpatía por el autoritarismo”.
Dentro del hemiciclo, los discursos cargados de nacionalismo, religión y conservadurismo fueron escuchados por poco más de la mitad de los diputados, pues muchos resolvieron no acudir a la celebración.
“Las grandes naciones se construyen en el respeto y la protección fiel, por sobre todas las cosas, a su soberanía”, expresó Morales en su discurso y agregó: “Puedo ver desde la invocación a Dios en nuestra Constitución política qué eso es lo que nos une a los guatemaltecos: la fe”.
El presidente del Congreso, Álvaro Arzú Escobar, dijo que existe un ataque sistemático a las tradiciones de familia que se “están viendo vulneradas con ideologías de moda como la ideología de género” y añadió que “las amenazas a la independencia y libertad son constantes".