Riad. El presidente sirio Bashar al Asad llegó el jueves a Arabia Saudita para asistir a la cumbre de la Liga Árabe por primera vez tras años de aislamiento del régimen a causa de la guerra.
Asad "llegó al aeropuerto internacional Rey Abdulaziz en Yeda para participar en (...) la cumbre de la Liga Árabe" el viernes, indicó la televisión estatal siria.
La televisión pública saudita Al-Ekhbariya mostró imágenes del presidente sirio, sonriente, bajando del avión y recibido en el aeropuerto por el príncipe Badr bin Sultan, gobernador adjunto de la región de La Meca, de mdonde depende Yeda.
El presidente sirio participará en su primera reunión de la Liga Árabe en más de una década, en el que será su gran retorno al escenario diplomático de la región.
La semana pasada, Arabia Saudita había invitado a Asad a la cumbre de Yeda, a orillas del mar Rojo.
Los analistas ven en este gesto una manifestación del peso diplomático del país, que abogó por la rehabilitación de Damasco y trata de influir en los conflictos de la región.
La Liga Árabe había excluido al régimen sirio a fines de 2011 por su represión brutal de un levantamiento popular, que se convirtió luego en una guerra devastadora. Siria fue reintegrada al organismo el 7 de mayo.
Los Emiratos Árabes Unidos, que restablecieron sus relaciones con Siria en 2018, estuvieron muy activos a favor de la reintegración del gobierno sirio a la Liga Árabe.
El régimen sirio se benefició también de una ola de solidaridad tras un sismo que devastó el 6 de febrero vastas regiones de Siria y Turquía.
La Liga Árabe subrayó recientemente la necesidad de desempeñar un "papel de primer plano" para lograr una solución en Siria, donde la guerra causó alrededor de medio millón de muertos, así como millones de refugiados y desplazados.
Siria apuesta por una plena normalización con los países árabes, especialmente con las ricas monarquías del Golfo, para financiar la costosa reconstrucción del país.
Reuniones bilaterales
El diario progubernamental sirio al-Watan indicó que Asad se entrevistará probablemente con "varios dirigentes en reuniones bilaterales" el jueves por la noche y el viernes por la mañana.
La cumbre ocurre en un contexto de distensión regional, caracterizado por el acercamiento en los últimos meses entre el reino saudita y su gran rival regional, Irán.
Además de restablecer los vínculos con el régimen sirio, los jefes de Estados árabes deberían examinar la situación en Sudán, asolado por combates desde hace un mes, y en Yemen, escenario de una guerra desde hace más de ocho años.
En Yeda se celebran conversaciones entre los representantes de los beligerantes sudaneses, facilitadas por Estados Unidos y Arabia Saudita. El reino busca poner fin a la guerra en Yemen, negociando con los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, a los que combatió durante mucho tiempo al lado del gobierno yemení.
Estas iniciativas no dieron lugar a grandes avances hasta ahora, pero los editorialistas sauditas creen en las posibilidades de éxito de Riad.
"La cumbre de Yeda es una de las más importantes desde hace mucho tiempo, ya que permitirá reconstruir la región", declaró el observador saudita Suleiman al Aqili. Si "logra reintegrar a Siria en el seno árabe y adoptar una posición firme sobre los conflictos en Sudán y Yemen, será un éxito", añadió.
Los esfuerzos diplomáticos de la poderosa monarquía del Golfo se inscriben en un contexto de distensión, marcado por una reanudación de sus relaciones diplomáticas, anunciada en marzo, con Irán, su gran rival en la región.
Camino largo y difícil
Queda por ver si la reintegración de Damasco en la Liga de los Estados Árabes contribuirá a avanzar en la resolución del conflicto en Siria y permitirá a los dirigentes árabes obtener concesiones de Bashar al Asad sobre cuestiones como el retorno de los refugiados sirios.
"El regreso de Asad a la Liga Árabe es una medida simbólica que marca el comienzo del proceso para poner fin a su aislamiento regional", destacó la analista Anna Jacobs del círculo de reflexión International Crisis Group.
Será importante observar "si va acompañado de una normalización económica, en particular por parte de los países árabes del Golfo", añadió.
En Sudán y Yemen, el camino por recorrer parece igualmente difícil. La semana pasada, los beligerantes sudaneses se comprometieron a respetar los principios humanitarios, pero las conversaciones en Yedá aún no condujeron a una tregua.