Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insistió el jueves en que está “muy bien preparado” para una cumbre histórica y potencialmente tensa con Kim Jong-un, al tiempo que insinuó la firma de un tratado de paz e incluso una futura visita del líder norcoreano a la Casa Blanca.
Tras dar la bienvenida a Washington al primer ministro japonés, Shinzo Abe, Trump trató de calmar las preocupaciones sobre su falta de experiencia diplomática o de política exterior para esta crucial reunión.
“Estoy muy bien preparado. No creo que tenga que prepararme demasiado”, opinó. “Se trata de la actitud, de la voluntad de hacer las cosas”, aseguró.
El mandatario se reunirá con Kim en Singapur el 12 de junio, en la primera cumbre entre líderes norcoreanos y estadounidenses en ejercicio, centrada en el programa de armas nucleares de Pionyang.
Abe llegó a Washington con la esperanza de asegurarse de que un frente unido de décadas contra Corea del Norte no desaparezca por los acontecimientos actuales.
Desde los primeros indicios de una posible cumbre entre Trump y Kim, Japón ha repetido que Washington tenga cuidado de no bajar la guardia frente al régimen de Pionyang.
El primer ministro japonés pudo haberse sentido animado por la insistencia de Trump, durante una conferencia de prensa conjunta en el jardín de la Casa Blanca, de que la cumbre será solo el comienzo de un proceso, así como por su promesa de que planteará el tema de los ciudadanos japoneses secuestrados por el Norte.
Búsqueda de tarscendencia
Pero el voluble gobernante estadounidense también mostró su interés por convertir el esfuerzo diplomático en un evento que acaparará la atención del mundo.
Trump expresó que estaba dispuesto a considerar la normalización de los vínculos con Corea del Norte y que en Singapur podría firmarse un tratado de paz para formalizar el fin de la Guerra de Corea.
“Podríamos firmar un acuerdo y lo estamos viendo”, dijo Trump. “Pero ese es el comienzo. Suena un poco extraño, pero esa es probablemente la parte fácil”, opinó.
Si bien la Guerra de Corea terminó con la firma de un armisticio, nunca hubo un tratado de paz completo.
Trump también adelantó que considerará invitar a Kim a Estados Unidos si la cumbre de Singapur resulta bien.“Tal vez comencemos con la Casa Blanca, ¿qué piensan?”, respondió cuando se le preguntó si Kim sería invitado a Washington o a su finca de Mar-a-Lago en Florida.
El líder japonés aseguró que él también estaba dispuesto a lograr relaciones plenas con Corea del Norte, pero no antes de que se cumplan las principales demandas.“Deseo encarar directamente a Corea del Norte y hablar con ellos para que el problema de los secuestros pueda resolverse rápidamente”, manifestó Abe.
Pero agregó que no había cambios en la política de Japón para buscar “la paz real en el noreste de Asia” y que si Corea del Norte “está dispuesta a tomar medidas” en la dirección correcta, tendrá un “futuro brillante”.
Antes de partir de Tokio, Abe describió claramente lo que tendría que suceder para que la cumbre sea un éxito: un progreso tangible para contener los programas nucleares y de misiles balísticos del Norte, y respuestas sobre los ciudadanos japoneses secuestrados por Pionyang en los años 1970 y 1980.
Japón, ¿convidado de piedra?
La intensificación de la diplomacia con Corea del Norte ha dejado a Abe como el que quedó por fuera: mientras que Trump se está preparando para reunirse con Kim , el presidente chino, Xi Jinping, y el surcoreano Moon Jae-in ya se han reunido con el líder del Norte dos veces.
Para Richard Armitage, diplomático en la administración de George W. Bush, Tokio corre un riesgo muy real de quedar aislado después de las conversaciones entre Trump y Kim.
“Deberíamos evitar absolutamente que se desacoplen la seguridad japonesa y estadounidense”, declaró.
“Este es y ha sido un objetivo de China y Corea del Norte por largo tiempo, y no podemos permitir que suceda. Sería caer en una horrible trampa”, afirmó.
La reunión de Trump con Abe llega antes de lo que promete ser una tensa cumbre del G7 en Canadá, nublada por las agresivas políticas comerciales del líder estadounidense.Japón esperaba convencer a Estados Unidos de que lo exceptuara de los nuevos aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio, y no ocultó su decepción cuando esa negociación fracasó.
“Haré hincapié en que las medidas para restringir el comercio no servirían a los intereses de ningún país”, dijo Abe antes de dirigirse a Washington.