Washington. La Casa Blanca dijo el martes que Donald Trump cree que tiene el poder de despedir al fiscal especial Robert Mueller, alimentando las especulaciones sobre el futuro del funcionario que provocó la exasperación del presidente estadounidense.
El cese de Mueller, quien investiga una presunta colusión entre el equipo de campaña de Trump y Rusia y también una posible obstrucción a la Justicia del mandatario, se considera una línea roja en las filas demócrata y republicana, aunque en la Casa Blanca ya no parece un tema tabú.
“Nos han señalado que el presidente ciertamente tiene el poder de tomar esa decisión”, dijo la secretaria de prensa Sarah Sanders, quien sugirió que esta idea se discute dentro del equipo de Trump.
El propio mandatario alimentó el martes esta tesis. “Veremos qué sucede”, contestó al ser preguntado por el futuro de Mueller. “Mucha gente me dijo: ‘Debes despedirlo’”.
Nombrado jefe del FBI en el 2001 por el presidente republicano George W. Bush, Mueller fue ratificado en el cargo por el demócrata Barack Obama. Los pesos pesados republicanos apoyaron su nombramiento como fiscal especial en el 2017 por su minuciosidad e integridad.
La posición de la Casa Blanca contra Mueller se produjo un día después del allanamiento por parte del FBI de las oficinas del abogado personal de Trump, Michael Cohen.
La acción provocó una ira hasta ahora nunca vista en el presidente: ”¡Es una vergüenza! Es un ataque contra nuestro país”.
“El presidente ha sido claro: cree que esto ha ido demasiado lejos”, sentenció su portavoz.
Leal defensor de Trump, Cohen pasó varios años como el principal abogado de la Trump Organization y pagó a una actriz porno para silenciar un supuesto romance con el presidente.
Cohen admitió en enero haber pagado $130.000 a la actriz Stormy Daniels con base en un acuerdo de confidencialidad, días antes de las elecciones presidenciales del 2016. El abogado aseguró que esta suma provenía de sus propios fondos y no del dinero de la campaña, mientras que Trump alegó no estar al tanto de este pago.
Las condiciones bajo las cuales Mueller podría ser despedido no están claras. Algunos juristas creen que solo el fiscal general adjunto, Rod Rosenstein, quien lo nombró, tiene el poder de echarlo.
Algunos observadores se preguntan sobre la posibilidad de que Trump se aleje de Rosenstein, escenario que recuerda al Watergate.
En octubre de 1973, Richard Nixon ordenó a Elliot Richardson, entonces fiscal general, que destituyera a Archibald Cox, encargado de investigar el espionaje político del Partido Demócrata.
Cox, como su adjunto William Ruckelshaus, se negaron a dimitir. El episodio, conocido como “la masacre del sábado noche”, le acabó costando el cargo de presidente a Nixon, obligado a renunciar el 9 de agosto de 1974.