Moscú y Washington
Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Estados Unidos, Donald Trump, acordaron el sábado desarrollar relaciones "de igual a igual" con "prioridad" a la lucha contra el terrorismo y al establecimiento de una "real coordinación" contra el grupo Estado Islámico (EI) en Siria, informó el sábado el Kremlin.
"Hay voluntad por ambas partes de trabajar en común, activamente, para estabilizar y desarrollar la cooperación ruso-estadounidense sobre una base constructiva, de igual a igual y mutuamente ventajosa", expresó p el mandatario ruso en un comunicado tras la primera conversación telefónica de ambos jefes de Estado desde que el Trump asumió sus funciones.
La Casa Blanca, por su parte, calificó la conversación como "un significativo comienzo" para mejores lazos entre Washington y Moscú, que han caído a niveles no vistos desde la Guerra Fría.
"La positiva llamada fue un significativo comienzo para mejorar la relación entre Estados Unidos y Rusia, la que necesita ser reparada", señaló en un comunicado.
"Tanto el presidente Trump como el presidente Putin esperan que después de la llamada de hoy ambas partes puedan avanzar rápidamente para enfrentar al terrorismo y otros importantes asuntos que preocupan a ambos", agrega.
A la espera de un potencial encuentro que han dicho que quieren organizar, Putin y Trump mantuvieron una conversación "positiva" sobre una gran variedad de temas, desde el acuerdo nuclear con Irán hasta Ucrania, pasando por el conflicto palestino-israelí, la península coreana y las relaciones comerciales, según el Kremlin.
"Se puso el acento en la prioridad que hay que dar a la unión de esfuerzos en la lucha contra la amenaza que supone el terrorismo internacional. Los presidentes se expresaron a favor de la puesta en marcha de una coordinación real de las acciones rusas y estadounidenses para destruir al EI y otras agrupaciones terroristas en Siria", indicó la misma fuente.
En Washington trascendió, en tanto, que Trump podría firmar en cualquier momento un decreto que da 30 días a los generales estadounidenses para que le presenten un plan "para vencer" al EI.
El mandatario, quien durante meses criticó y se burló de la lentitud de los avances en la lucha contra el grupo yihadista EI, cumplirá así una de las promesas de su campaña.
El viernes, Trump se reunió con los mandos militares en el Pentágono para tratar la forma de acelerar la lucha contra el EI, según un responsable militar que no dio más detalles.
El gobernante podría decidir modificar la estrategia de su predecesor, Barack Obama, quien quería evitar a toda costa la implicación de las tropas estadounidenses en los combates en el terreno y les había asignado esencialmente un papel de asesoramiento.
Por el momento, los estadounidenses han desplegado algo más de 5.000 militares en Irak junto a las tropas iraquíes, y a unos 500 soldados de sus fuerzas especiales en Siria, que apoyan a las fuerzas democráticas sirias.
Los aviones estadounidenses y los de una coalición internacional encabezada por Washington bombardean diariamente a los yihadistas desde el verano boreal del 2014.
La perspectiva de un refuerzo de las tropas estadounidenses podría darse particularmente en Siria.
Podrían desplegarse también militares para asistir a las fuerzas que intentan tomar por asalto la ciudad de Raqa, capital autoproclamada del Estado Islámico, según la prensa estadounidense.
Diplomacia por teléfono. La llamada telefónica a Putin fue una de varias que Trump mantuvo el sábado con otros gobernantes. Específicamente, también lo hizo con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe; el presidente francés, Francois Hollande, y la canciller de Alemania, Ángela Merkel.
Un comunicado del palacio del Elíseo indicó que Hollande le solicitó a Trump que se respete el principio de acogida de refugiados y le advirtió sobre las consecuencias del proteccionismo comercial que impulsa.
Hollande "recordó su convicción de que el combate por la defensa de nuestras democracias" solo es "eficaz" si se basa en el "respeto de los principios que las fundan, en particular, la acogida de refugiados". Además, "advirtió de las consecuencias económicas y políticas de un enfoque proteccionista", de acuerdo con la nota oficial.
En su diálogo con Abe, le ratificó el "férreo compromiso" de su país con la seguridad de Japón, según informó la Casa Blanca en un comunicado. También se anunció que Abe será recibido por Trump, en Washington, el 10 de febrero.
Estas conversaciones dieron a Trump una oportunidad de explicar sus nuevas políticas contra refugiados e inmigrantes, que han conmocionado a gran parte del mundo, particularmente su decreto para frenar temporalmente las llegadas de refugiados e imponer controles estrictos a viajeros de siete países musulmanes.
La medida sobre la inmigración musulmana cumple con una de las promesas más controvertidas de la campaña, cuando Trump dijo que iba a contener la inmigración de varios países musulmanes que, según él, suponen una amenaza terrorista para Estados Unidos, y someter a los viajeros de esas naciones a "investigaciones extremas".
El decreto suspende el programa estadounidense de acogida de refugiados durante al menos 120 días, mientras se concreta el futuro sistema de verificación de visas.
También prohíbe la entrada a Estados Unidos de viajeros procedentes de países de mayoría musulmana -Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen- durante 90 días.
Las autoridades no perdieron tiempo en implementar la orden de Trump para frenar la llegada de musulmanes, reteniendo a viajeros en aeropuertos estadounidenses a pocas horas de que se firmaron las nuevas medidas, según informaron este sábado medios locales.
El diario The New York Times indicó que agentes aeroportuarios empezaron el viernes por la noche a detener a viajeros, después de que se anunciara el decreto.
Trump se vanaglorió de que esta política "está funcionando muy bien. Se ve en los aeropuertos, se ve en todas partes".
Añadió: "Vamos a tener una prohibición muy, muy estricta y vamos a tener el análisis extremo que debimos haber tenido en este país desde hace muchos años".
Los comentarios del mandatario se produjeron en momentos en que enfrenta su primer demanda contra las medidas, lo cual anticipa lo que será una dura batalla en los tribunales estadounidenses.
La querella fue interpuesta por la Unión Estadounidense de Libertades Civiles y otros grupos luego de que dos iraquíes fueran detenidos en la noche del viernes en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York.
Varias protestas y detenciones se produjeron en aeropuertos estadounidenses tras la firma del decreto.