Ussuriisk. El presidente Vladimir Putin supervisó este martes en el extremo oriente de Rusia unas maniobras militares de gran envergadura con varios países aliados, incluido China, cuando Moscú busca un acercamiento con Asia para esquivar los efectos de las sanciones occidentales.
Los países occidentales multiplicaron las sanciones desde que Moscú comenzó su ofensiva en Ucrania el 24 de febrero. Ante la letanía de sanciones sin precedentes de Washington y Bruselas, Putin busca acercarse a países de África, Suramérica y Asia, especialmente a China.
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En ese contexto, el presidente Putin presenció el martes las maniobras militares llamadas Vostok-2022, realizadas en varios campos de entrenamiento del extremo oriente ruso y en aguas de su litoral este, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, a agencias locales.
Putin se reunió en el campo militar de Sergueievski con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, y el jefe del estado mayor, Valeri Guerassimov. Las maniobras militares comenzaron el 1.° de setiembre y se extenderán hasta el miércoles 7 de setiembre con más de 50.000 soldados y más de 5.000 piezas de equipamiento militar, incluidos 140 aviones y 60 buques.
Entre los países participantes hay varios vecinos de Rusia, así como Siria, India y su aliado clave China. La última vez que Rusia efectuó maniobras de este tipo fue en el 2018. La visita de Putin al extremo oriente continuará el miércoles en la ciudad portuaria de Vladivostok, donde deberá dirigirse al Foro Económico Oriental.
Más de 5.000 personas participarán en el foro de cuatro días que comenzó el lunes con una gran delegación de China, según el Kremlin. En la sesión plenaria del foro, Putin se encontrará con el legislador chino Li Zhanshu, número tres en la jerarquía del gobierno chino. Li es la autoridad del Partido Comunista de China de más alto rango en viajar a Rusia desde la intervención militar de Moscú en Ucrania.
Relación ‘sin límites’
Pekín y Moscú se han acercado en los últimos años, fortaleciendo la cooperación como parte de lo que denominan una relación “sin límites”, en la que se ven como un contrapeso a la hegemonía mundial estadounidense.
En esa línea, el grupo energético ruso Gazprom anunció este martes que China empezará a pagarle sus contratos de entregas de gas en rublos y yuanes, y no en dólares. “El nuevo mecanismo de pago es una solución mutuamente ventajosa, oportuna, fiable y práctica”, se felicitó en un comunicado el presidente de Gazprom, Alexei Miller, que espera con esto “un impulso suplementario al desarrollo de nuestras economías”.
“Las relaciones Rusia-China de asociación integral y cooperación estratégica se están desarrollando progresivamente”, indicó el Kremlin en un comunicado previo al encuentro de Putin con Li. El Kremlin citó también “el abordaje equilibrado de China ante la crisis en Ucrania y la “comprensión” de Pekín de los motivos de la ofensiva rusa.
China se negó a condenar la campaña militar rusa en Ucrania y criticó las sanciones occidentales y la venta de armas a Kiev, lo que tensó las relaciones de Pekín con Occidente. Las tensiones se intensificaron durante la visita en agosto de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán, la isla de gobierno autónomo que China considera parte de su territorio.
Moscú se solidarizó con Pekín durante la visita de Pelosi, que irritó a China. En el foro económico, Putin tiene previsto reunirse con el jefe de la junta militar de Birmania, Min Aug Hlaing.
Rusia y China fueron acusados de armar a la junta birmana con armas usadas para atacar civiles desde el golpe de estado del año pasado. Entre tanto, en Moscú, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, quien en agosto visitó Birmania y Camboya, recibe el martes a su par tailandés, Don Pramudwinai.
Posteriormente, la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái programada para el 15 y 16 de setiembre en Uzbekistán, podría ser una nueva oportunidad para que Rusia y China afiancen sus vínculos. Ahí podría producirse una reunión presencial entre Putin y el presidente chino, Xi Jinping, quien no ha salido de China desde el 2020 por la pandemia del coronavirus.
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