Washington. El presidente Donald Trump no es el único republicano cuya posición está en peligro ante las elecciones en Estados Unidos: con encuestas de intención de voto desfavorables a 20 días de los comicios, su partido lucha furiosamente para salvar los escaños del Senado que controla como fuerza mayoritaria.
Eso podría ser una tarea difícil, ya que algunos fieles del partido se alejan de este mandatario caótico y vulnerable especialmente por su manejo de la pandemia de coronavirus, mientras los demócratas llevan a cabo fuertes campañas en campos de batalla clave.
El primer debate de Trump contra su rival demócrata, Joe Biden, durante el cual el gobernante se negó a condenar el supremacismo blanco, sumado a su controvertida decisión de nominar a una jueza a la Corte Suprema tan cerca de la elección, están ejerciendo presión sobre los republicanos en sus propias contiendas.
Es una subida tan cuesta arriba para los miembros del partido del presidente que el senador Lindsey Graham -un legislador de alto perfil que preside las audiencias de confirmación de la nominada de Trump al supremo tribunal, Amy Coney Barrett-, está en puja en Carolina del Sur contra un rival sorprendentemente bien financiado.
El partido de Trump tiene una ventaja de 53-47 en el Senado, pero está a la zaga en cuatro carreras de posiciones ocupadas actualmente por republicanos, y empantanado en otros cinco estados.
Si los demócratas obtienen tres escaños y la Casa Blanca en las elecciones del 3 de noviembre, entonces el partido obtendrá el Senado, ya que eventualmente la vicepresidenta, Kamala Harris, inclinaría cualquier empate 50-50.
“Soy optimista” sobre las posibilidades de los demócratas, dijo el martes el senador de Delaware, Chris Coons, aliado cercano de Biden. “Creo que si las elecciones se llevaran a cabo hoy, los demócratas tomarían el control del Senado”, añadió.
El sitio web de análisis estadístico FiveThirtyEight.com sitúa las posibilidades de que los demócratas recuperen el Senado en 68 sobre 100.
Incluso, el senador conservador Ted Cruz, leal a Trump, advirtió en la televisión nacional de que los republicanos podrían enfrentar un “baño de sangre de proporciones del (escándalo de) Watergate” en noviembre.
El también senador de Texas John Cornyn, quien está en una lucha por la reelección más ajustada de lo esperado, consideró que “en algunos de estos estados (Trump) es muy popular”, por lo que “sería una mala decisión” alejarse de él, declaró.
Pero se negó a decir si el presidente está ayudando a la propia causa. “Espero superarlo en el estado”, expresó Cornyn.
Demócratas esperan sumar
El senador con más probabilidades de perder su escaño es un demócrata, Doug Jones, del conservador Alabama.
Pero más allá de ese caso, los demócratas prevén ganancias. Arizona, Colorado y Maine han mostrado preferencias por los demócratas durante meses, y los republicanos temen que sus candidatos estén siendo afectados por un mandatario para muchos tóxico.
En debates recientes con sus rivales demócratas se les preguntó a la senadora de Arizona Martha McSally y a Cory Gardner de Colorado si estaban orgullosos de apoyar a Trump. Ambos dieron respuestas esquivas.
“Estoy orgullosa de luchar por Arizona todos los días”, respondió McSally, una piloto de combate retirada que está ocho puntos detrás del exastronauta Mark Kelly en las encuestas de intención de voto.
Susan Collins, de Maine, un estado que, al igual que Colorado, votó por Hillary Clinton, rival de Trump en el 2016, rompió recientemente con el presidente para oponerse a que presentara una candidatura a la Corte Suprema a tan poco de las elecciones.
Pero la rival demócrata de Collins, presidenta de la Cámara de Representantes de Maine, Sara Gideon, encabeza todas las encuestas importantes en el estado este año.
Carolina del Norte también se inclina hacia la izquierda. El titular republicano Thom Tillis, diagnosticado con coronavirus, pierde por unos 4,3 puntos en los sondeos frente a Cal Cunningham. Y eso pese a un escándalo de sexting de Cunningham.
El mapa del Senado del 2020 siempre ha favorecido a los demócratas, que defienden 12 escaños en comparación con 23 de los republicanos.
Pero hoy en día, incluso estados como Iowa, Georgia, Carolina del Sur y Montana están a la deriva, algo extraordinario para los demócratas.
En una elección agitada, varios más podrían estar en juego, incluidos Texas, Alaska, Kansas e incluso el escaño del líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, en Kentucky.
En Carolina del Sur, Graham tiene un doble problema político: su lealtad a Trump y la falta a su promesa de no seguir adelante con una nominación a la Corte Suprema durante un año electoral. Pero rechazó que esto último pueda costarle su banca.
Mientras, su rival Jaime Harrison crece. El demócrata anunció que recaudó $57 millones en el tercer trimestre, rompiendo el récord trimestral anterior para cualquier candidato al Senado.