Madrid. En un sorpresivo anuncio, el rey Felipe VI de España renunció este domingo a recibir la herencia que le pudiera dejar su padre, Juan Carlos, y le retiró su asignación de la Casa Real, en medio de sospechas de corrupción del rey emérito.
"Con la finalidad de preservar la ejemplaridad de la Corona", anunció la Casa Real en un comunicado, el monarca anunció "su decisión de renunciar a la herencia de Don Juan Carlos que personalmente le pudiera corresponder".
La Casa Real indicó que Juan Carlos I, de 82 años, "deja de percibir la asignación que tiene fijada", y que según medios españoles asciende a más de 194.000 euros anuales.
Sobre el exjefe de Estado, retirado de la vida pública desde el 2019, recaen desde hace años sospechas de detentar una fortuna opaca, sobre todo derivada de sus lazos con las monarquías del Golfo.
La decisión del actual monarca se conoce luego de varias revelaciones de prensa en las últimas semanas.
El diario suizo Tribune de Gèneve publicó a principios de marzo que Juan Carlos recibió, en el 2008, $100 millones del rey Abdalá de Arabia Saudí, en una cuenta en Suiza de una fundación panameña.
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Y el periódico británico The Daily Telegraph indicó de su lado este sábado que Felipe VI era también beneficiario de esa fundación.
En el comunicado, la Casa Real indicó que Felipe VI, quien recibió la corona luego de que su padre abdicara en 2014 tras una serie de escándalos, indicó que el monarca tuvo conocimiento en marzo del 2019 por parte de un bufete de abogados “de su supuesta designación como beneficiario” de esa fundación.
Sin embargo, como no tenía “conocimiento, participación o responsabilidad alguna en los presuntos hechos que mencionaba” esa comunicación, pidió a su padre que “dejara sin efecto tal designación” y manifestó ante notario en abril pasado que no “aceptaría participación o beneficio alguno en esa entidad”.
Felipe VI aseguró además desconocer "por completo totalmente y a día de hoy su supuesta designación como beneficiario" de otra fundación que según la prensa habría financiado millones de euros en vuelos en jets privados para Juan Carlos.
Según el comunicado, Juan Carlos reconoció que "en ningún momento facilitó información" al rey sobre estas fundaciones.
Felipe VI renuncia a “cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada”, destacó la Casa Real.
La semana pasada, el Congreso de los diputados de España rechazó abrir una investigación parlamentaria sobre las sospechas de blanqueo de dinero contra el rey emérito, quien goza de inmunidad durante sus años como jefe de Estado (noviembre de 1975-junio del 2014).
Esta investigación fue exigida por el partido de izquierda radical y abiertamente republicano Podemos, dirigido por Pablo Iglesias, actualmente uno de los vicepresidentes del gobierno de coalición de Podemos con los socialistas.
‘Servicio leal’
Hace dos años, a principios del 2018, Felipe VI rendía todavía homenaje a su padre, con motivo de su 80 cumpleaños.
"Felicidades, Majestad, y gracias también por tantos años de servicio leal a España", dijo a su padre, quien se encontraba al lado de su esposa Sofía y su nuera, la reina Letizia.
No obstante, tras 38 años de reinado, Juan Carlos debió abdicar en junio del 2014 en favor de su hijo en medio de una serie de escándalos, como cuando debió excusarse por haberse ido a cazar elefantes a África en plena crisis económica con su entonces amante Corinna zu Sayn-Wittgenstein.
Apenas coronado, Felipe VI tomó distancia de su antecesor, con la intención de volver a sacar brillo a la imagen manchada de la monarquía.
De todas maneras, Juan Carlos, que en 1981 detuvo un golpe militar, será recordado como uno de los artífices de la transición democrática en España, al término de la dictadura franquista (1939-1975).
La monarquía fue sacudida en años anteriores por otro escándalo de corrupción: en el 2018, el cuñado de Felipe VI, Iñaki Urdangarin fue condenado a más de cinco años de prisión por malversar en beneficio propio millones de euros donados por organismos públicos a una fundación que él presidía.