Nicaragua renovó su antigua relación con Rusia, país que construirá en Managua un centro regional de entrenamiento de lucha antidrogas.
El presidente Daniel Ortega del país centroamericano autorizó el ingreso de tropas, naves y aeronaves militares rusas con el fin de realizar operaciones antinarcóticos conjuntas en los espacios marítimos delimitados por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con Colombia en el Caribe. También autorizó operaciones en contra de cargamentos ilícitos en aguas jurisdiccionales en el océano Pacífico.
En noviembre de 2012, el máximo tribunal de las Naciones Unidas definió los límites marítimos de Nicaragua y Colombia en el Caribe, y dejó bajo soberanía colombiana siete cayos del archipiélago de San Andrés, cuyas islas mayores ya se habían concedido a Bogotá en 2007.
A Nicaragua le otorgó una franja marina en esa zona, y que Colombia calcula en unos 75.000 kilómetros cuadrados, pero el país centroamericano estima en más de 90.000 kilómetros cuadrados.
Rusia, un antiguo aliado de Nicaragua que durante el primer régimen sandinista (1979-1990) dotó de armamento soviético a las Fuerzas Armadas nicaragüenses.
El Servicio Federal Antidrogas (SFA) ruso además cooperará con Nicaragua en el intercambio de experiencias, en la formación y capacitación de los agentes nicaragüenses, incluso por medio de prácticas y consultas de los profesionales especializados en el control sobre el tráfico de drogas, de acuerdo con un acuerdo bilateral.
A fines del 2012, el jefe del SFA ruso, Víctor Ivanov, declaró que Moscú está dispuesta a suministrar armas de fuego y otros medios técnicos para la lucha contra el narcotráfico en Centroamérica, que es utilizada por los criminales como corredor para trasegar la droga que se produce en el sur del continente y que tiene como destino Estados Unidos y también Rusia.
A su paso, ese trasiego deja una estela de extrema violencia que la coloca como una de las regiones más peligrosas del mundo.
Rusia y Nicaragua también suscribieron un memorando en el cual acordaron coordinar sus “posiciones” sobre los principales problemas de seguridad internacional. Ese memorando fue suscrito en Managua por el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, general Nikolay Patrushev, y el jefe del Ejército nicaragüense, general Julio César Avilés.
Para el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, “ahora la República de Nicaragua está jugando un papel central en la región centroamericana”, no solo debido a su posición geográfica, “sino también por el rumbo elegido por el actual gobierno”.
Desde que Ortega volvió a la Presidencia en 2007, Nicaragua y Rusia han fortalecido sus relaciones en todos los campos.
Repercusiones. “La renovada relación de la Federación rusa con Nicaragua es solo una parte de su recobrada influencia a nivel global”, explicó el analista nicaragüense de temas internacionales Alberto Alemán, para quien el interés de Moscú en la región es por seguridad y combate al narcotráfico, pero también por materia prima.
Para el analista de temas internacionales, muchos son los beneficios que Nicaragua obtendría con el renovado interés ruso: productos, cooperación, tecnología, mercadería, renovación del obsoleto armamento del Ejército, seguridad y lucha contra el crimen.
“No somos un gran mercado, la ideología no cuenta”, puntualizó Alemán, quien observó que para ser una potencia global, son necesarios amigos en diversas regiones y por eso es que Rusia está de vuelta en Nicaragua.
Este es uno de los contados países, junto a Venezuela y los pequeños Estados insulares de Nauru y Tuvalu, que se han sumado a Rusia en el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur.