Washington. Solo necesitaron una página Facebook y una etiqueta: a medida que se anunciaban los resultados de las presidenciales en Estados Unidos, los votantes de Donald Trump se volcaron a la red social bajo la consigna #StopTheSteal (Paren el robo), propagando sin pruebas la denuncia del presidente de que los demócratas le están robando la elección.
Tuvo apenas 48 horas de vida, pero la página rápidamente consiguió 350.000 miembros que suscribieron la teoría conspirativa que el exmagnate inmobiliario ventila también en su cuenta Twitter a sus 88 millones de seguidores.
Los hijos de Trump o sus allegados, incluidos Donald Trump Junior y la portavoz del Partido republicano Elizabeth Harrington, también jugaron un papel clave a la hora de divulgar esta información falsa.
Y en poco tiempo la etiqueta, ya popular entre republicanos durante las elecciones legislativas del 2018, se tradujo en protestas concretas.
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La página Stop the Steal convocó a manifestaciones en estados como Georgia, Nevada y Pensilvania donde los votos aún están siendo contabilizados y las carreras están cabeza a cabeza.
Los llamados a la acción incluyeron a veces incitaciones a la violencia, con eslóganes como #guerracivil, lo cual llevó a los simpatizantes de Joe Biden a dar la señal de alarma y a pedir a Facebook que cierre la página.
El jueves al mediodía, ya no era accesible.
“En línea con las medidas excepcionales que estamos tomando en este periodo de elevadas tensiones, hemos removido el grupo Stop the Steal que estaba creando eventos en el mundo real”, explicó Facebook a la AFP.
“El grupo estaba organizado en torno a la deslegitimización del proceso electoral, y vimos llamados preocupantes a la violencia de parte de algunos de sus miembros”, añadió.
Victimización y manipulación
Pero las semillas ya habían sido plantadas, y sus integrantes comenzaron rápidamente a denunciar como “censura” el cierre de la página lanzada por el grupo pro-Trump “Las mujeres por Estados Unidos primero”.
“Es lo que llamamos una campaña de manipulación de los medios”, expresó Emily Dreyfuss, del centro de investigación de medios de Harvard.
“Paren el robo” es “una frase muy fácil de memorizar que simplifica un tema supercomplejo”, indicó. “Se te graba en el cerebro”.
Estas campañas no tienen un origen de base, sostuvo Dreyfuss, sino que son propagandas desde los niveles más altos de la campaña de Trump.
Como ha ocurrido con otro eslogan pro-Trump, #BidenCrimeFamily, que difundió falsedades, la etiqueta ofrece “un mensaje simple que se enmarca en una agenda específica”, explicó, una pequeña manera de engañar a una nación.
El cierre de la página de ningún modo implica el fin de la campaña de desinformación: grupos y etiquetas similares siguen brotando por doquier.
La consigna Stop The Steal es aún utilizada abundantemente en Twitter, y coreada en manifestaciones cuyas imágenes aparecen luego en las redes sociales, señaló Renee DiResta, investigadora del Stanford Internet Observatory que analiza la desinformación en línea.
"Esto plantea verdaderos desafíos a las plataformas" digitales, aunque éstas luchan más contra la desinformación ahora que en 2016, señaló.
La campaña Stop the Steal se alimenta de varias teorías rebuscadas que inflaman desde la votación del martes las redes sociales, como la del #Sharpiegate, en referencia a los marcadores estadounidenses de la marca Sharpie.
Quienes la propagan aseguran que el uso de estos marcadores de fieltro muy populares para llenar los boletines de voto los hace ilegibles por las máquinas de conteo y, por lo tanto, los invalida.
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Lanzada en un condado de Arizona, la teoría fue desmentida muy rápidamente por los funcionarios locales, pero se propagó tan velozmente que culminó con manifestaciones el miércoles de noche ante la oficina electoral del condado para exigir un recuento de los votos.
Contra la desinformación, los hechos a veces tienen poco peso: una vez que son divulgadas, las ideas, incluso las infundadas, permean entre la gente y enchastran a personas o a los procesos democráticos concernidos.
Estas teorías pueden seguir prosperando tras la elección, alertó Alex Stamos, director del Stanford Internet Observatory. Y expandirse “como las teorías conspiracionistas de QAnon”, el movimiento de extrema derecha que asegura que Trump libra una guerra secreta contra las élites mundiales infiltradas por pedófilos satánicos.