Estocolmo. Suecia vota este domingo en elecciones legislativas que se anuncian muy disputadas, con la derecha dispuesta por primera vez a gobernar con el apoyo de la extrema derecha, más fuerte que nunca, y la izquierda que busca un tercer mandato consecutivo.
El partido nacionalista antinmigración de los Demócratas de Suecia (SD), mucho tiempo considerado un paria político en el país y con posibilidad de ocupar el segundo lugar según los sondeos, puede ser decisivo en un posible acuerdo con la derecha tradicional en el parlamento, y por tanto para formar gobierno.
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Suecia, implicada en un delicado proceso de adhesión a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y que asumirá la presidencia temporal de la Unión Europea (UE) el 1 de enero, está gobernada desde el 2014 por los socialdemócratas, primer partido del país desde los años 1930.
La primera ministra saliente, Magdalena Andersson, que llegó al cargo hace un año para dar nuevo impulso a los suyos, tiene la confianza de sus electores para conservar la jefatura del gobierno, con 55% de opiniones positivas, muy lejos delante de su rival conservador del partido de los Moderados, Ulf Kristersson (32%).
Pero la campaña estuvo dominada por temas favorables a la oposición de derecha como la criminalidad, los problemas de integración y el aumento del precio de la energía, entre otros.
Una gran incertidumbre persiste sobre el resultado del escrutinio, con dos probables nuevas alianzas casi empatadas en los sondeos. Por un lado una alianza de centroizquierda con los partidos Socialdemócrata, Verde, de Izquierda y de Centro.
Por el otro, una alianza de derecha y extrema derecha con los partidos Moderado, Demócrata Cristiano, Popular Liberal y Demócratas de Suecia.
Según los últimos sondeos, la “constelación” de izquierda obtendría entre 48,6% y 52,6%, contra 47,1% a 49,6% para la derecha/extrema derecha, aunque las cifras cambian.
“Una de las dos constelaciones tendrá una mayoría” estimó Jan Teorell, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Estocolmo.
El final del aislamiento del SD y su posible primacía en la formación de la unión de derechas, suponen “un enorme cambio para la sociedad sueca” indicó Anders Lindberg, editorialista del diario de izquierda Aftonbladet.
‘Partido de origen neonazi’
El SD es heredero de un grupo originalmente neonazi formado a fines de los años 80. El partido apenas obtenía 1% de votos hace 20 años y solo entró al parlamento en el 2010.
Con su discurso antinmigración y de defensa del Estado protector tradicional, ha sabido conquistar a la clase obrera, los jubilados y los sectores menos cualificados. Critica las importantes llegadas migratorias al país, con cerca de 500.000 desde hace diez años, un 5% de la población.
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“La criminalidad y la inmigración son ahora los temas primordiales, pero históricamente las elecciones suecas siempre fueron sobre el Estado providencia, la economía, el empleo. Es un verdadero terremoto”, manifestó Lindberg.
De momento, Magdalena Andersson, primera mujer jefa del Gobierno sueco, llegó al poder en noviembre del 2021 para reemplazar a su predecesor Stefan Löfven, muy quemado políticamente.
En diez meses, esta exministra de Finanzas y campeona de natación, supo ganarse la confianza de los suecos: una adhesión a la OTAN era inimaginable para los socialdemócratas, pero Andersson ha logrado convencer a sus huestes que la invasión rusa de Ucrania justificaba una demanda de Suecia para entrar en la Alianza, después de permanecer dos siglos al margen de alianzas militares.
Andersson también endureció su discurso sobre la inmigración y la integración, reconociendo un “fracaso” en varios barrios y exhibiendo un línea anti-ghettos contra los “Somalitown”.
En los últimos sondeos, los socialdemócratas obtienen entre 28,5% y 30%. Superan a SD (18,8% a 19,8%) y a los Moderados (17,6% a 18,1%).
El jefe de los Moderados, Ulf Kristersson, podría aspirar al cargo de primer ministro en caso de victoria de la unión de las derechas, pero para él sería una muy mala noticia que en esta “constelación” la extrema derecha SD obtuviera el mejor resultado electoral.