Tel Aviv. El Parlamento israelí aprobó este lunes una cláusula clave de la controvertida reforma judicial que busca restringir las facultades de la Corte Suprema para pronunciarse sobre decisiones del gobierno.
El texto fue aprobado por 64 diputados de la coalición de derecha, ortodoxos religiosos y extrema derecha del primer ministro Benjamin Netanyahu, mientras que la oposición decidió boicotear la votación.
La sesión en la Knéset (Parlamento), que cuenta con 120 legisladores, se realizó en presencia de Netanyahu, de 73 años, quien fue dado de alta temprano del hospital tras ser sometido el domingo a una cirugía para colocarle un marcapasos.
Poco antes, la policía dispersó con cañones de agua a cientos de manifestantes que bloqueaban la entrada al parlamento. La reforma provocó que decenas de miles de manifestantes se tiraran a las calles durante varios meses.
La votación se centró en la llamada cláusula de “razonabilidad”, que limitará la capacidad de los jueces para anular las decisiones del gobierno que consideren “irrazonables”. Al aprobarse este lunes, es la primera cláusula clave de la reforma en convertirse en ley. Otros cambios propuestos incluyen dar al gobierno mayor poder en el nombramiento de jueces.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, quien estuvo en negociaciones de última hora para llegar a un compromiso entre la oposición y el gobierno, califica la situación de “una emergencia nacional”. La reforma defendida por el gobierno tiene por objeto aumentar el poder de los funcionarios elegidos sobre el de los magistrados.
El gobierno de Netanyahu argumenta que necesita frenar lo que considera una extralimitación judicial y que el cambio es necesario para garantizar un mejor equilibrio de poderes. Los críticos temen que la reforma judicial socave la democracia liberal de Israel al eliminar los controles y equilibrios sobre el ejecutivo.
El artífice de la reforma, el ministro de Justicia Yariv Levin, dijo que el gobierno había elegido un enfoque “prudente”.
“No anulamos la cláusula de ‘razonabilidad’, sino que reducimos su uso para que las opiniones personales de un juez no se expresen a expensas de la voluntad del pueblo. No hay razón para temer esta enmienda”, argumentó ante los diputados.
Fuente de división
El domingo, el presidente Joe Biden, estrecho aliado de Estados Unidos, instó a Israel a no apresurar las “divisivas” reformas judiciales.
“No tiene sentido que los líderes israelíes apresuren esto; el enfoque debe estar en unir a la gente y buscar consenso”, dijo en un comunicado difundido por la Casa Blanca.
Por su parte, la jefa de la diplomacia de Alemania, Annalena Baerbock, destacó la importancia de la “independencia de la justicia” en una entrevista el fin de semana con su homólogo israelí, según un portavoz en Berlín.
Los opositores también acusan a Netanyahu, quien está siendo juzgado por corrupción, de querer usar esta reforma para anular posibles juicios en su contra, lo que él niega.
Poco antes de la aprobación de la cláusula, el líder de la oposición, el centrista Yair Lapid, declaró este lunes que el país se dirigía “hacia un desastre” y llamó a interrumpir el proceso legislativo.
“Hoy, la primera ley que comenzará a derrocar la democracia israelí pasará probablemente” en el parlamento, opinó más temprano Shahaf Kushinsky, de 34 años, empleado del sector tecnológico que estuvo en la manifestación de este lunes.
Las protestas tienen el apoyo de todos los estratos políticos y sociales, tanto de izquierda como de derecha, grupos seculares y religiosos, activistas por la paz y reservistas militares, así como trabajadores manuales y del sector tecnológico, crucial para la economía del país.