El País Internacional
San Luis, Misuri. La zona metropolitana de San Luis vive los peores disturbios raciales desde el año 1917. Michael Brown, un adolescente negro, murió el sábado 9 de agosto por disparos de un policía.
Una semana después de la muerte de Brown, la tensión racial sigue desatada en las calles de Ferguson. Varios centenares de personas realizan protestas por el fallecimiento de Brown en demanda de “justicia” y arremeten contra la actuación policial.
El jueves, el presidente Barack Obama hizo un llamado a la “paz y la calma”, y dijo que no hay excusa para el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía de Ferguson , un suburbio de St. Louis, contra personas que protestan por la muerte del adolescente negro.
Mientras tanto, el gobernador de Misuri, Jay Nixon, declaró ayer estado de emergencia y ordenó el toque de queda en Ferguson.
Incógnitas. Los fatídicos disparos a Brown tuvieron lugar el sábado a primera hora de la tarde en la esquina de dos calles comerciales de Ferguson, una localidad de 21.000 habitantes y ubicada a unos 15 kilómetros al norte del centro de San Luis (Misuri). El fallecimiento de Brown, de 18 años, está repleto de incógnitas por resolver, que solo atizan la ira de muchos de los vecinos del barrio, poblado mayoritariamente por afroestadounidenses.
La Policía del condado asegura que un agente – que fue identificado el viernes – mantuvo “un encuentro con dos individuos” y que Brown lo empujó dentro de su vehículo, lo “atacó” y luchó por su pistola, a lo que el agente respondió con varios disparos mortales.
Sin embargo, la familia y algunos vecinos cuestionan esta versión. El chico que lo acompañaba asegura que Brown alzó sus brazos en una señal pacificadora y que el policía abrió fuego cuando el joven se opuso a trasladarse del centro de la calzada a la acera.
Los vecinos acusan a la Policía de actuar frecuentemente con tintes racistas y la muerte de Brown ha liberado una ira y un rencor enquistado durante mucho tiempo.
Terry Jones, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Misuri-San Luis, explica que “no es raro” que en Ferguson y otras localidades dormitorio de San Luis tengan lugar protestas pacíficas de la comunidad negra en las que denuncian sufrir discriminación racial por parte de la Policía y en el mercado laboral e inmobiliario
Lo nuevo. “Lo que es sorprendente son los saqueos y disturbios. San Luis no tiene una historia de ello”, subraya. En los inestables días de lucha contra la segregación racial, en los años 60, las manifestaciones en San Luis, a diferencia de otras ciudades de Estados Unidos, apenas derivaron en altercados.
Jones afirma que desde 1917 –cuando hubo choques violentos entre trabajadores negros y blancos en una fábrica en la otra orilla del río Misisipi en el estado de Illinois– no se registraba en el área metropolitana de San Luis una protesta violenta por motivos raciales del calado de las que se han producido en Ferguson.
Tras la muerte de Brown se han desatado protestas pacíficas durante el día, en las que se acusa a la Policía de actuar con racismo, y se pide investigar los hechos, así como el arresto del autor de los disparos.
En una muestra de la preocupación del Gobierno, el Departamento de Justicia abrió una investigación a causa de la muerte de Brown y el presidente Obama hizo el martes un llamado a la calma.
Hasta 1960, Ferguson y otras partes del norte de San Luis estaban habitadas mayoritariamente por ciudadanos blancos, pero el fin de la segregación racial en las escuelas provocó un éxodo de blancos a áreas más alejadas de San Luis, una tendencia que se repitió en muchas otras urbes estadounidenses.
“En 1980 la proporción era del 50% entre blancos y negros, y ahora los afroamericanos suponen dos tercios de la población”, señala Jones. Una cuarta parte de los residentes viven por debajo del nivel de pobreza federal. La tasa duplica el promedio del estado de Misuri.
Minoría. El mosaico racial, sin embargo, no se ha trasladado a la composición de la Policía y la Alcaldía.
Solo tres de los 53 agentes de la Policía de Ferguson son negros, mientras de los seis integrantes del del Ayuntamiento únicamente uno lo es. “Contribuye a la tensión, pero también lo haría en otras zonas del norte de San Luis, donde hay situaciones similares”, analiza el profesor Jones.
En los últimos años se ha acentuado la tensión entre la Policía y la gente de Ferguson por motivos raciales. El año pasado la suspensión del único superintendente negro en la junta escolar de la ciudad desembocó en varias protestas. El Departamento de Justicia investiga una supuesta discriminación en la representación legal de jóvenes en tribunales familiares.
Según un informe del 2013 del fiscal general de Misuri, la Policía de Ferguson detuvo y arrestó a los conductores negros casi el doble de veces que a los blancos. Es una disparidad habitual en el conjunto de Estados Unidos.
Del total de detenidos en 2012 en todo el país, 28,1% eran negros, según las cifras del FBI. Por ende, un hombre negro tiene seis veces más posibilidades de ser encarcelado que uno blanco, y 2,5 veces más que uno latino, según los datos recopilados por The Sentencing Project , una organización civil. Ahora, la tensión acumulada detrás de estas cifras estalló en las calles de Ferguson.