Baltimore. AFP y AP. La alcaldesa de Baltimore declaró el toque de queda en la ciudad a partir de hoy y anunció que la Guardia Nacional se desplegará en cuanto sea posible para hacer frente a los disturbios en protesta por el asesinato de un joven negro arrestado por policías.
“Muchas generaciones han ayudado a construir esta ciudad para que sea destruida por matones”, señaló ayer la alcaldesa Stephanie Rawlings-Blake al hacer los anuncios en una conferencia de prensa. Además, dijo que el toque de queda se impondrá de 10 p. m. a 5 a. m.
Poco antes, el gobernador de Maryland, Larry Hogan, había declarado el estado de emergencia, luego de los nuevos episodios de violencia que ayer dejaron siete policías heridos.
La Guardia Nacional de Maryland pidió hasta 5.000 agentes extra para controlar las protestas, mientras que la Policía solicitó otros 500 agentes adicionales para controlar la situación.
Los manifestantes destrozaron varias patrullas, una de las cuales fue incendiada, al tiempo que varias personas destruyeron también una farmacia.
La nueva escalada de violencia callejera estalló tras los funerales de un joven negro, Freddie Gray, quien falleció después de su arresto por la policía el 19 de abril, en circunstancias que aún no han sido aclaradas.
Ya se iniciaron varias investigaciones oficiales para determinar las circunstancias en que se produjeron las heridas de Gray, entre ellas una federal del Departamento de Justicia.
Cuando Gray murió, su columna vertebral estaba seccionada a la altura de las cervicales, según los abogados de la familia.
La Policía de Baltimore aceptó que el joven tendría que haber recibido asistencia médica por la lesión luego ser arrestado.
Violencia. Según el capitán Eric Kowalczyk, miembros de la Policía, por lo menos siete agentes policiales, resultaron heridos en los enfrentamientos de ayer, los cuales fueron reprimidos con vigor por el personal de vigilancia.
Uno de los agentes heridos, dijo Kowalczyk, se encontraba inconsciente y otros sufrieron fracturas por los choques y una lluvia de piedras que cayó sobre la fuerza policial.
“Ahora verán el uso del gas lacrimógeno. Usaremos los métodos apropiados para garantizar que podemos preservar la seguridad aquí”, dijo el jefe policial.
Al funeral del joven asistieron miles de personas y transcurrió de forma pacífica.
Al comenzar la ceremonia, la Policía de Baltimore anunció haber recibido una “amenaza creíble”: varias pandillas de la ciudad se habían “asociado para eliminar a agentes policiales”.
Unas 3.000 personas, entre familiares, amigos y anónimos, rindieron homenaje a Gray, que reposaba en un ataúd blanco, abierto y rodeado de flores blancas en la Iglesia Nueva Shiloh.
La ceremonia acabó tras dos horas y media con un elogio fúnebre pronunciado por el pastor Jamal Bryant, que declaró que Freddie Gray “ha hecho lo que se ha prohibido a los hombres negros: ver a los ojos a un policía”.
Este nuevo caso ha reabierto las heridas en la comunidad negra, que, tras la muerte de Michael Brown en Ferguson (Misuri) en agosto, denuncia que existe un notorio uso desproporcionado de la fuerza por parte de los policías con la población negra.