Washington. El allanamiento de la residencia de Donald Trump por el Buró Federal de Investigaciones (FBI), crea división: para unos es un primer paso hacia un juicio y para otros, una “persecución política”, en medio de una gran polarización y cuando el expresidente considera volver a ser candidato a la Casa Blanca.
Nunca un exinquilino de la Casa Blanca tuvo tantos problemas con la justicia. ¿La redada de la policía federal tiene que ver con las cajas de cartón que Donald Trump se llevó cuando se fue de la Casa Blanca en enero del 2021?, ¿con la investigación sobre su presunta responsabilidad en el asalto al Capitolio?, ¿o con las sospechas de fraude financiero que pesan sobre la Trump Organization en Nueva York?
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La AFP contactó con el FBI pero este declinó de hacer comentarios. Trump se declara inocente en cada uno de estos casos y se considera blanco de una caza de brujas. En un comunicado denunció duramente el allanamiento de su mansión de Florida, al que no asistió. “Estos son tiempos oscuros para nuestra Nación”, dijo.
“Esta incursión no anunciada en mi casa no era necesaria ni apropiada”, añadió. “Nadie está por encima de la ley”, “ni siquiera un expresidente de Estados Unidos”, declaró este martes la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en NBC.
Como la mayoría de los demócratas, Pelosi lleva años pidiendo que el magnate rinda cuentas. La escalada judicial parece haber unido más al Partido Republicano en torno a Trump, hasta el punto de erigirlo en mártir.
‘Guerra civil’
Nada más de conocerse el allanamiento, un grupo de simpatizantes de Trump acudió a la lujosa residencia del exempresario para dar rienda suelta a su furia.
Algunos de ellos ondeaban banderas en las que se leía “Biden no es mi presidente”, un recordatorio de que más de un año y medio después de la derrota electoral de Donald Trump, muchos estadounidenses siguen convencidos de que le “robaron” las elecciones presidenciales del 2020.
En las redes sociales, algunos simpatizantes de Trump abogaban este martes por un “divorcio”, en este país con divisiones tan profundas que pueden parecer irreconciliables. “Este es el tipo de cosas que suceden en países en guerra civil”, tuiteó Marjorie Taylor Greene, una congresista de Georgia conocida por sus exabruptos que pidió el desmantelamiento del FBI. “¡¡¡La persecución política DEBE PARAR!!!”, agregó.
¿Trampolín para 2024?
El líder de los conservadores en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, denunció una “instrumentalización intolerable con fines políticos” del Departamento de Justicia y prometió una investigación sobre su funcionamiento en cuanto los republicanos vuelvan al poder.
Incluso lo defendió su ex mano derecha Mike Pence, posiblemente rivales en las primarias republicanas de cara a las elecciones presidenciales del 2024, y con el que Trump se enemistó desde el episodio del asalto al Capitolio. “Comparto la profunda preocupación de millones de estadounidenses por el registro sin precedentes de la residencia personal del presidente Trump”, tuiteó.
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Los republicanos podrían recuperar el control del Congreso en las elecciones legislativas intermedias de noviembre. La cadena de televisión preferida de los conservadores, Fox News, tampoco escatimó en críticas. “Las tácticas cada vez más radicales del Departamento de Justicia son un peligro para la república”. “El FBI de Biden saquea la casa de uno de sus posibles adversarios para las elecciones de 2024″, se leía en los rótulos.
Trump ya recauda más de $100 millones (una cantidad sin precedentes para un expresidente) y podría anunciar su candidatura a un nuevo mandato en cualquier momento. Por ahora, aprovecha la oportunidad para pedir más fondos a sus seguidores. Su equipo pidió a “todos los patriotas estadounidenses de sangre roja que den un paso al frente” y donen para luchar contra lo que él llamó una “CAZA DE BRUJAS INTERMINABLE”.