Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves la cancelación de la “gran” convención republicana que iba a celebrarse en Jacksonville, Florida, a finales de agosto por la crisis del coronavirus que golpea fuerte a este estado clave para las elecciones de noviembre.
"Este momento no era el apropiado, no estaba bien por lo que está ocurriendo recientemente, el alza (de casos) en Florida. No es el momento de albergar una gran convención de este tipo", afirmó el mandatario.
Trump explicó a los periodistas que su principal preocupación fue la “seguridad”. “Yo le dije a mi equipo que es el momento de cancelar la parte de Jacksonville, Florida, de la convención republicana”.
Agregó que es importante “ser cuidadosos” y también “dar un ejemplo”, aunque indicó que se mantendrán algunos eventos de la convención en algún formato en línea.
También especificó que los delegados republicanos que van a investirlo candidato del partido para enfrentar al demócrata Joe Biden en la carrera por la Casa Blanca se van a reunir en Carolina del Norte en una reunión "razonable".
La Alcaldía de Jacksonville había dispuesto el 29 de junio el uso obligatorio de mascarillas en lugares públicos y cerrados.
Los republicanos trasladaron la convención de Charlotte, Carolina del Norte, a Jacksonville pues Trump deseaba celebrar un acto sin medidas de distanciamiento social ni anfiteatros a media capacidad, a lo cual la primera ciudad se negó.
El Departamento de Salud de Florida reportó este jueves 10.249 nuevos casos y 173 muertos por coronavirus, un récord diario en este estado del sureste de Estados Unidos, que lleva casi tres semanas sumando más de 10.000 contagios por día.
Menor crecimiento de casos
Además, Estados Unidos superó este jueves los cuatro millones de contagios de covid-19, con estados como California batiendo récords de contagios, aunque en otras regiones del país la epidemia parece haber ingresado en una meseta.
El número de nuevos casos muestra que un freno al aumento exponencial observado en junio en estados como Arkansas, Iowa, Carolina del Norte y del Sur, así como Arizona, cuya capital -Phoenix- fue hace unas semanas uno de los centros de circulación del coronavirus más activos del país.
Las repetidas alertas de los funcionarios de salud, los cierres de bares y la obligación de usar tapabocas en varios lugares desde junio parecen estar dando frutos.
Aunque a nivel federal, el mandatario Donald Trump recién en los últimos días empezó a promover el uso de mascarillas como un gesto “patriótico”, tras mostrarse reacio.
Dos días antes de que Estados Unidos superara este jueves los cuatro millones de casos y las 143.800 muertes, Trump había reconocido que la situación "empeorará antes de mejorar".
Pero en Arizona hay esperanzas: la cantidad de casos nuevos en este estado vecino a California alcanzó los 20.000 la semana pasada, 11% menos que la semana previa, según las estadísticas oficiales.
“Las cosas están mejorando”, manifestó el jueves Matthew Heinz, médico en un hospital de Tucson, quien defiende el uso de tapabocas.
“Muchas más personas usan máscaras en comparación con hace un mes”, indicó. Las hospitalizaciones allí han disminuido desde junio.
Aunque la epidemia está lejos de ser contenida en Estados Unidos, el número de contagios aumentó un 7% en una semana, contra el 20% registrado en las semanas anteriores.
Y los modelos epidémicos predicen, en promedio, un pico en las próximas cuatro semanas, según Nicholas Reich, de la Universidad de Massachusetts, quien trabaja con proyecciones de unos 20 centros de investigación.
“Los modelos responden a la desaceleración observada en el aumento en el número de casos la semana pasada”, afirmó el bioestadístico.