Washington. El presidente Donald Trump sugirió este jueves la posibilidad de un inédito aplazamiento de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, alegando que los mecanismos para votar de forma segura en medio de la pandemia producirán comicios fraudulentos.
"Con la votación universal por correo (no la votación en ausencia, que es buena), 2020 será la elección más IMPRECISA Y FRAUDULENTA de la historia. Será un gran bochorno para Estados Unidos", señaló en publicación en Twitter.
Y se preguntó: "¿¿¿Retrasar las elecciones hasta que la gente pueda votar de manera correcta, adecuada y segura???".
El tuit del presidente, rezagado en las encuestas, llegó luego de que las estadísticas oficiales confirmaran la entrada de la economía estadounidense en recesión, tras una contracción histórica del 32,9% en el segundo trimestre.
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Estados Unidos nunca ha retrasado una elección presidencial, ni siquiera durante la Guerra de Secesión (1861-1865).
En cualquier caso, es poco probable que se pospongan esta vez. La Constitución estadounidense es muy clara al respecto: solo el Congreso puede cambiar la fecha de las elecciones, establecida por ley el 3 de noviembre, y los demócratas de la oposición controlan la Cámara Baja.
Al respecto, el Comité Nacional Demócrata reaccionó: "La amenaza de Trump no es más que un intento desesperado de distraer de las devastadoras cifras económicas actuales que dejan en claro que su respuesta fallida al coronavirus ha hundido la economía de Estados Unidos", sostuvo en un comunicado.
"Trump puede tuitear todo lo que quiera, pero la realidad es que no puede retrasar las elecciones, y en noviembre, los votantes lo responsabilizarán" por la situación, agregó la nota.
También hubo reacciones en las filas del partido republicano. El senador republicano Marco Rubio, aliado de Trump. dijo a periodistas en el Congreso que "desearía que no hubiera dicho eso".
"Pero no va a cambiar, vamos a tener elecciones en noviembre y será una persona en la que las personas deberían confiar", resaltó.
Varios estados estadounidenses quieren que la votación por correo sea más accesible para limitar lo más posible la propagación del nuevo coronavirus. Muchos han permitido este sistema de votación durante años y no han reportado ningún problema importante aparte de incidentes aislados.
Números en picada
Trump, que enfrenta encuestas muy desfavorables frente a su oponente demócrata, Joe Biden, ha evocado el fantasma del fraude masivo en varias oportunidades durante las últimas semanas.
Sus comentarios sobre este tema llevaron a Twitter a reportar por primera vez a fines de mayo que uno de sus tuits era engañoso, agregando la leyenda: "Verifique los datos".
A finales de abril, Biden había predicho que el magnate haría todo lo posible para postergar la elección, pero poco después, Trump rechazó categóricamente esta hipótesis.
Con la economía en recesión, la pandemia del nuevo coronavirus aún está fuera de control en algunas regiones, incluidos estados con gobiernos republicanos, como Florida y Texas.
El brote de covid-19 obligó a muchos estados durante los primeros meses del año a posponer las elecciones primarias o realizarlas con menor número de mesas de votación.
Además, los principales espectáculos deportivos fueron cancelados o reducidos, y persisten serias dudas en buena parte del país sobre si las escuelas y las universidades reabrirán en septiembre tras el receso por el verano boreal.
Escasas pruebas de fraude
Sin embargo, con la proximidad de las elecciones, Trump se ha opuesto amargamente a los intentos demócratas de incrementar la disponibilidad del voto por correo, alegando que ese método promoverá el fraude electoral.
Según Trump, los estadounidenses deberían formar fila en centros de votación, como de costumbre.
Sus oponentes dicen que no existen pruebas sobre fraude significativo en las elecciones locales y que lo que debería impulsarse es un esfuerzo mayor para mejorar la logística del complicado voto por correo.
Trump llegó a la Casa Blanca tras una sorpresiva victoria ante la demócrata Hillary Clinton en el 2016. El republicano ha dedicado gran parte de su administración a desafiar las normas existentes y es el primer presidente de la historia del país que busca un segundo mandato tras haber sido sometido sin éxito a un proceso de destitución en el Congreso.
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Las sospechas sobre sus intenciones han ido aumentando entre demócratas en la medida en que las encuestas lo señalan como claro perdedor en una serie de estados clave para alcanzar la presidencia.
Según un promedio de los sondeos nacionales realizado por el sitio RealClearPolitics, durante seis semanas Biden ha aventajado en la intención de voto a Trump por entre 8 y 10 puntos porcentuales.
Al clima de incertidumbre reinante, los miedos por la pandemia han arrasado con las tradiciones de las campañas electorales estadounidenses.
Trump ha debido dejar en suspenso sus actos masivos, instancias claves de su campaña anterior, y Biden, su rival demócrata, promueve su elección desde su casa en el estado de Delaware.