Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo campaña el viernes en Florida y Georgia, dos estados que ganó hace cuatro años, pero en los que ahora podría imponerse su rival demócrata, Joe Biden, cuando faltan 18 días para las elecciones.
En Fort Myers, Florida -un estado que Trump debe ganar si quiere reunir los votos necesarios en el colegio electoral para obtener un segundo mandato-, el mandatario cortejó a las personas de la tercera edad.
Este grupo etario le dio mayoritariamente su apoyo en el 2016, pero ahora -según las encuestas de intención de voto-se inclina en favor de Biden. Y los ancianos de Florida, donde viven grandes comunidades de jubilados, tienen una importante influencia.
"Amamos a nuestros ancianos", dijo Trump en su discurso. "Ustedes dedicaron su vida a este país y yo estoy dedicando mi vida a ustedes".
Pero el mandatario brega por recuperar terreno tras exhibir una actitud desdeñosa hacia la pandemia de covid-19, que llevó a muchos estadounidenses a considerarlo incapaz de mantener el timón en una crisis.
Ante una audiencia amigable, Trump se apegó a su discurso de que las consecuencias de las medidas de confinamiento para contener el virus son peores que los efectos de la enfermedad en sí.
Y reiteró que las próximas vacunas y los medicamentos actualmente disponibles implican una drástica reducción de los riesgos que impone el coronavirus.
"Bueno, les digo que aquí estoy", afirmó, al evocar su propio contagio del covid-19 y su exitosa recuperación en las últimas dos semanas.
El comentario arrancó risas, aplausos y cánticos de "¡Cuatro años más!".
Trump realizó luego un mitin en Ocala, también en Florida, y después tenía previsto uno en Macon, Georgia, un estado en el que se impuso sobre Hillary Clinton por cinco puntos porcentuales en el 2016.
Atención a los números
Georgia es crucial en el camino de Trump hacia la victoria el 3 de noviembre, pero ha tenido una tendencia demócrata en los últimos años.
El mandatario dice que las encuestas que anticipan su derrota son "falsas", pero los diversos sondeos son consistentes y colocan a Biden a la delantera.
En efecto, el demócrata ostenta una ventaja de 1,2 puntos en Georgia según un promedio de encuestas recientes realizado por el sitio RealClearPolitics, mientras un sondeo de la Universidad de Quinnipiac coloca al demócrata siete puntos adelante.
"Las luces de advertencia parpadean en rojo (para Trump) y las alarmas se activan en el estado", dijo el analista de encuestas de la Universidad de Quinnipiac, Tim Malloy.
El miércoles, Trump celebró un mitin de campaña en Iowa, un estado del medio oeste que también ganó cómodamente en el 2016, por 9,4 puntos, pero que parece estar en disputa.
Un promedio de RealClearPolitics de las últimas encuestas de Iowa también otorga a Biden una ventaja de 1,2 puntos sobre Trump.
Los sondeos también muestran que el postulante demócrata consolida su posición dominante en Florida y Pensilvania, otro estado crucial en las matemáticas del colegio electoral.
Mientras Trump visitaba Florida y Georgia, Biden pasó el día en Michigan, un estado del norte que el republicano ganó por poco en el 2016, pero donde las encuestas lo muestran ahora rezagado.
En tanto, el exmandatario demócrata Barack Obama dará su apoyo a su exvicepresidente el miércoles próximo, en un evento de campaña en Filadelfia, Pensilvania.
Biden tiene una ventaja de dos dígitos en las encuestas nacionales pero Trump las desestimó en un tuit el viernes por la mañana.
“Los números de las encuestas se ven muy fuertes. Grandes multitudes, gran entusiasmo. Ola roja masiva en camino”, escribió el mandatario en la red social, en alusión al color que distingue al Partido Republicano.
Republicanos preocupados
Sin embargo, el optimismo de Trump no lo comparten miembros destacados de su partido como el senador de Nebraska Ben Sasse, quien se unió a sus colegas Lindsey Graham, de Carolina del Sur, y Ted Cruz, de Texas, para expresar su preocupación.
En una llamada telefónica con los electores esta semana a la que el diario The Washington Examiner tuvo acceso, Sasse dijo que una derrota de Trump parece “probable” y que los republicanos también podrían perder el Senado.
“Estamos ante un tsunami azul”, dijo, refiriéndose al color del Partido Demócrata.
Sasse pronunció palabras duras sobre Trump, llamándolo “obsesionado con la televisión” y “narcisista”.