Túnez. Túnez, cuna de la Primavera Árabe en el 2011 y que celebra elecciones presidenciales anticipadas el domingo, se jacta de ser el único país de la región que sigue la senda de la democracia, puesta a prueba por la economía y la posible vuelta de la élite del régimen anterior.
Las elecciones, que estaban previstas para finales de año, fueron anticipadas por el fallecimiento en julio del presidente Beji Caid Essebsi.
Los observadores políticos tunecinos e internacionales descartan cualquier fraude sistemático en esta segunda elección presidencial con sufragio universal de la historia reciente del país.
Se han registrado problemas, como durante los comicios del 2014, pero los observadores estimaron entonces que esas lagunas no alteraron el resultado de la elección.
En cambio, muchos observadores y actores políticos manifestaron su preocupación por el momento elegido para detener a uno de los principales candidatos, Nabil Karui.
A Karui lo investigan desde hace tiempo por lavado de dinero, pero su detención diez días antes de la campaña evidencia un “mal reflejo de la vieja política”, estimó un parlamentario que no quiso revelar su identidad.
Karui acusó al primer ministro y candidato, Yusef Shahed, de haber utilizado la Justicia tras haber fracasado en su intento de dejar afuera de competencia a esta controvertida personalidad por medio de una modificación del código electoral, algo desmentido por su rival.
“Estas elecciones son muy abiertas. La prueba de ello es que hay una verdadera libertad para presentarse y una real competencia”, manifestó Selim Kharrat, del observatorio político Al Bawsala.
Estos comicios son un “test” para la democracia porque “podría necesitar aceptar la victoria de una candidato que divide”, como Karui, señaló la investigadora Isabelle Werenfel, del Instituto alemán para Asuntos Internacionales (SWP).
Varios candidatos, como la abogada Abir Mussi, adalid del RCD, el antiguo partido del derrocado dictador Zine el Abidine Ben Ali, estiman que las libertades conseguidas desde el 2011 no tienen tanto peso ante las dificultades económicas que se han acentuado.
Prueba para la democracia
Muchos aspirantes reclaman contra el refuerzo de las prerrogativas del presidente, con el riesgo de derrapes que esto implica en un país que fue liderado durante décadas por hombres fuerte sin contrapeso.
El adelantamiento de las elecciones presidenciales invirtió el calendario electoral, y ahora las legislativas tendrán lugar tres semanas después de la primera vuelta del domingo.
“El excesivo acento puesto en el presidente modifica de facto el sistema, debilitando al Parlamento”, que debería tener más importancia según la Constitución del 2014, advirtió Werenfels.
“Es una democracia donde los demócratas tienen poco peso electoral, como ocurre a menudo en las transiciones”, opinó el politólogo Hamza Meddeb.
A pesar del desánimo frente a las disputas políticas y la crisis económica, “no habrá marcha atrás, ninguna dictadura podrá imponerse en el país”, según el editorialista Zied Krichen.
La libertad de prensa es un derecho adquirido y bien establecido, a pesar de que se denuncien de manera regular abusos.
En la última clasificación de la libertad de prensa de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF), Túnez (72.ª) aparece en el primer puesto entre los países de la región de Oriente Medio y África del Norte, por delante de Israel y Líbano.
A casi una década de la revolución, una primera generación de tunecinos no imagina la vida sin democracia.
Entre ellos están los pilares de una sociedad civil muy activa, que consiguió una cierta transparencia del parlamento y acentuó la lucha contra la impunidad de las fuerzas del orden en los casos de tortura.