Bruselas. La Unión Europea (UE), bajo presión de Estados Unidos, se encamina a endurecer sus sanciones contra funcionarios de la Venezuela de Nicolás Maduro, mientras intenta fomentar una salida a la crisis política y paliar la de los refugiados.
Días después del anuncio de una “conferencia de solidaridad con los refugiados y migrantes venezolanos”, los embajadores de los 28 países europeos apoyaron este miércoles la adopción en los próximos días del nuevo paquete de sanciones.
La UE tiene previsto prohibir viajar al bloque y congelar los activos de siete miembros de las fuerzas de seguridad y de inteligencia de Venezuela por "torturas y otras violaciones de derechos humanos", según fuentes diplomáticas.
Los europeos también dieron su visto bueno a la futura adopción de un régimen de sanciones por la crisis en Nicaragua, allanando el camino a penalizar a responsables de la represión y del deterioro de la democracia en el país.
Venezuela se convirtió en el 2017 en el primer país latinoamericano sancionado por la UE. Además del embargo de armas, los europeos impusieron en el 2018 sanciones individuales a 18 funcionarios, que se elevarán a 25 con el nuevo paquete.
Sin embargo, el bloque es blanco de las críticas de los opositores al gobierno de Venezuela por no aumentar la presión sobre el presidente Nicolás Maduro, al nivel de Estados Unidos, que incluso congeló los activos venezolanos.
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Washington pide una posición más dura y más sanciones de la UE. Su representante para Venezuela, Elliott Abrams, acusó incluso desde Bruselas a principios de mes al bloque de ser una “especie de complejo turístico” para funcionarios “del régimen”.
Para Gaspard Estrada, especialista de América Latina en Sciences Po en París, la UE no debería ceder a la presión de Estados Unidos para no ayudar así a las “pretensiones electorales” de Donald Trump de cara a los comicios del 2020.
“Queda cada vez más claro que para Donald Trump no se trata de un tema de democracia, sino que se trata de un tema electoral (...) especialmente en el estado de Florida”, explicó Estrada.
Según Anna Ayuso, investigadora del centro de reflexión CIDOB, la UE “está intentando distanciarse de la posición de Trump”, después de verse acusada de “seguidismo” luego del reconocimiento en enero por la mayoría de países de Juan Guaidó como presidente interino.
“La UE tiene una visión distinta a Trump aunque compartan objetivos”, agrega Ayuso, para quien las “sanciones selectivas” adoptadas por la UE están centradas en la violación de derechos humanos y buscan “sembrar dudas” en los sectores “más moderados y pragmáticos” del oficialismo.
‘Una de las mayores crisis’
Los 28 países, cuya política exterior es por unanimidad, son reticentes a elevar la presión al máximo, con sanciones a Maduro o a sectores económicos, para no cerrar canales diplomáticos o empeorar la crisis humanitaria.
En febrero, la UE lanzó un Grupo Internacional de Contacto (GIC) junto a países europeos y latinoamericanos, un instrumento que allanó el camino, en su opinión, al diálogo entre gobierno y oposición auspiciado por Noruega.
Sin embargo, en un contexto de diálogo en punto muerto, el bloque centra su preocupación en la crisis de refugiados, “una de las mayores crisis humanitarias de nuestro tiempo”, según la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) estima que unos cuatro millones de venezolanos han emigrado desde finales de 2015 tras la crisis política y económica que azota al país, sobre todo a las naciones vecinas.
En agosto, el jefe de la Acnur, Filippo Grandi, advirtió que la marcha de venezolanos de su país “va a continuar” si no hay una solución política interna y que América Latina necesitará cooperación internacional para hacer frente.
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La UE agendó así, junto a dos organismos de Naciones Unidas, una conferencia el 28 y 29 de octubre en Bruselas centrada en la crisis de refugiados para "llamar a una mayor cooperación internacional a nivel financiero y técnico".
La investigadora senior del CIDOB ve el evento como “una presión” adicional a Maduro, “pero sobretodo como un mensaje de que hay prisa por actuar” ante la crisis humanitaria. “Es una manera de evitar una crisis regional”, explicó.
Para promover la conferencia durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, Mogherini se reunió con el Grupo de Lima y la Alianza del Pacífico, considerando la crisis en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
“Cuenten con la UE para estar a su lado”, afirmó el martes durante una reunión en Nueva York sobre la crisis humanitaria la canciller europea, que cederá el cargo a partir del 1.° de noviembre al español Josep Borrell.