Roma. Un año después de que la llamada coalición populista llegara al poder en Italia, la ultraderechista Liga de Matteo Salvini vuela por popularidad, mientras su aliado, la formación antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E) y el gobierno están de capa caída.
“Este es un gobierno que habla mucho, pero poco hace”, sostiene Franco Pavoncello, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Americana de Roma John Cabot.
"La política económica es crucial para hacer un balance de este primer año de gobierno", asegura Pavoncello.
El gobierno liderado por Giuseppe Conte, quien asumió el cargo el 1°. de junio del 2018, ha aprobado dos reformas importantes de corte social: la introducción del salario de ciudadanía, un proyecto impulsado por el M5E para apoyar a las clases más desfavorecidas por la crisis y la posibilidad de pensionarse antes de la edad establecida, una promesa electoral de la Liga.
Esas dos medidas han contribuido a aumentar el déficit fiscal del país y por ende su enorme deuda, que supera los 2.300 millones de euros.
"Se han forjado las premisas de lo que le espera a Italia: hay que encontrar 40.000 a 50.000 millones de euros para el presupuesto del próximo año", advierte Pavoncello.
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Con previsiones de crecimiento aún tan bajas, "terminaremos enfrentados a la UE", sostiene.
Italia revisó a la baja las cifras de crecimiento para el primer trimestre, con un aumento del PIB de solo 0,1%, un golpe para el gobierno, al que la Comisión Europea le pidió explicar el deterioro de sus cuentas públicas.
Los debates entre Roma y la UE eran ya acalorados durante la redacción del presupuesto de este año, pero todos terminaron por suavizar su posición para llegar a un compromiso oportuno antes de las elecciones europeas de finales de mayo.
Las tensiones no son insignificantes: pesa el aumento del spread, el diferencial entre las tasas de endeudamiento de Italia y Alemania, un índice que genera ansiedad entre los inversores y que ha crecido con el actual ejecutivo, pasando de 150 en mayo del 2018 a 280 este año.
Los resultados de los comicios europeos y en algunas regiones de Italia revirtieron el equilibrio dentro de la coalición.
Pese al desgaste que implica gobernar, la Liga pasó del 17% en las legislativas del 2018 a 34% en las europeas del 26 de mayo.
El M5E que había arrasado hace un año con el 32,5% de los votos prometiendo el gobierno "del cambio", cayó a un decepcionante 17%.
"Salvini se comporta ya como si fuera el jefe de gobierno", comentan los mayores medios del país, que se han dado un compás de espera mientras se interrogan si el hombre fuerte del país va a generar una crisis política y formar un nuevo gobierno con sus amigos de derecha y neofascistas.
“Durante un año, los proyectos de la Liga y del M5E tenían direcciones opuestas, las negociaciones agotadoras permitieron la adopción de leyes que respondían a intereses divergentes y con consecuencias negativas sobre el déficit y la deuda”, subraya en un editorial el diario Il Corriere della Sera.
“Ahora ese intercambio de proyectos resulta poco probable. No van a intentar sumar proyectos, sino que van a excluir. Los de Salvini además van a pesar más”, advierte el periódico.
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“Son dos partidos que no tienen muchas razones para ser aliados, tienen visiones diferentes y eso llevó a un callejón sin salida”, resumió Pavoncello.
Para el diario La Repubblica, que no ha dejado de anunciar el fin de la coalición en los últimos meses, Salvini se ha beneficiado tanto de esa inédita cohabitación que ahora “protege al M5E como si fuera una especie rara, en peligro de extinción”, asegura.
"La mano extendida tiene siempre un precio", advierte el periódico de izquierda.
La Liga desea forzar al M5E para que apruebe con rapidez los proyectos que más impulsa y que los antisistema poco aprecian: una reducción notable de impuestos para empresas y familias, medidas de hierro contra la migración y la controvertida construcción de la línea rápida de ferrocarril entre Turín (norte de Italia) y Lyon (Francia), batalla histórica del movimiento de protesta.
“El M5E podría preferir desatar una crisis de gobierno si cree que no puede seguir adelante con esas condiciones. La próxima elección podría recibir un castigo peor”, estima el profesor Pavoncello.