OBRAJUELO, Nicaragua. “No estamos dispuestos a entregar nuestras propiedades. Si vienen (los chinos) no los dejaremos entrar”, advirtió Alba Espinoza, una mujer de Obrajuelo, un poblado frente al lago de Nicaragua en el sureste del país, que encarna el rechazo a la construcción de un canal interoceánico.
“Tenemos grupos de autodefensa para proteger nuestras casas”, dijo Espinoza a la AFP con voz firme y serena.
La construcción de esa vía, que el Gobierno contrató con una empresa de China , prevé expropiar amplias franjas de terreno a ambos lados de la ruta prevista entre el Caribe y el Pacífico.
Las autoridades dicen que analizarán el caso de cada propietario para negociar una indemnización, pero campesinos como Espinoza afirman que nadie les ha informado dónde serán reubicados ni cuánto se les pagará.
Las obras arrancarán el 22 de diciembre en el departamento de Rivas, un estrecho istmo entre el lago y el océano Pacífico, 111 km al sur de Managua, a lo largo del cual hay muchas poblaciones.
Resistencia al proyecto. En algunas de estas comunidades, como Obrajuelo, que serían afectadas por el proyecto, hay indignación y angustia por lo que pueda ocurrir con la expropiación masiva de propiedades.
Obrajuelo, un poblado pintoresco de calles pedregosas y una impresionante vista hacia el lago de Nicaragua, fue escenario hace dos semanas de una protesta contra empleados de la empresa china HKND , responsable de las obras del canal interoceánico.
Los vecinos cargaron con palos y piedras contra una caravana de vehículos en los que se movilizaban los empleados de HK Nicaragua Development Investment (HKND) , mientras estos hacían una inspección en el terreno, lo que los obligó a salir rápidamente, contó Espinoza.
En las paredes de las viviendas, en su mayoría construidas de bloques y cinc, se leen letreros con consignas como Fuera chinos y No al canal .
“Ellos no van a construir nada, ningún canal, quieren adueñarse de nuestras propiedades y dárselas a los chinos para desarrollar proyectos turísticos, porque aquí hay mucho potencial”, denunció la mujer, quien participa en un movimiento de rechazo a a la vía interoceánica.
“Estamos de la mano de Dios (...) el canal es bueno, pero no nos gusta la expropiación; como campesino no quiero ese canal y tengo fe en Dios que (los chinos) no van a venir”, manifestó Hernán Miranda, de 65 años y habitante de la isla de Ometepe, en el lago.
Opositores al canal se han organizado en el Consejo Nacional por la Defensa de la Tierra, el Lago y Soberanía, y se preparan para expresar su rechazo.
Espinoza mencionó que están invitando a los niños a que escriban cartas para entregar el 24 de diciembre en las iglesias, pidiendo al Niño Dios que no sean desalojados de sus propiedades.
“La esperanza que tenemos es de ser escuchados” por el Gobierno, para que no se afecte el patrimonio que es herencia familiar en muchos casos, expresó la activista Mayra Montiel, de la comunidad de Los Campamentos.
“Tanto sacrificio que me costó hacer mi casita y que me vengan a quitar lo que a ellos no les ha costado nada”, manifestó el campesino Ismael Espinoza, de 51 años, mientras con preocupación ve su propiedad en Obrajuelo.
El Gobierno y la concesionaria china inaugurarán el lunes 22, en una ceremonia simultánea en Managua y Rivas, las obras que darán inicio al megaproyecto que tiene un costo estimado de $50.000 millones.
Según el Gobierno, el canal es la oportunidad para desarrollar el país, crecer a un ritmo anual del 10% del PIB, generar empleos y acabar con la pobreza.