Managua. La oposición al gobierno de Nicaragua quedó marginada de las elecciones generales del 7 noviembre en las que el presidente Daniel Ortega disputará un cuarto mandato contra candidatos sin chance mientras sus principales adversarios están presos, según analistas.
“La oposición quedó dispersa y con un liderazgo apresado. Las opciones para ganar (las elecciones) bajo estas condiciones son nulas”, consideró el analista y exdiputado opositor Eliseo Núñez.
Al menos 31 importantes opositores, entre ellos siete aspirantes a la presidencia, han sido detenidos desde junio pasado bajo cargos en su mayoría de “traición” a la patria.
Con ellos, la lista de disidentes presos en el marco de la crisis política que vive el país tras la represión a las protestas del 2018 aumentó a 136, según la oposición.
Entre los detenidos está Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, quien se perfilaba como potencial competidora para enfrentar al sandinismo y estaba bien posicionada para luchar por la presidencia, según algunos ciudadanos y estudios de opinión.
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“Las principales caras de la oposición democrática, entre ellas las precandidaturas presidenciales que contaban con el mayor margen de preferencia... se encuentran secuestradas (detenidas) por la dictadura, en el exilio o en la clandestinidad”, protestó en un comunicado la opositora Unidad Nacional Azul Y Blanco (UNAB), formada por varios grupos que participaron en las protestas del 2018.
Varios opositores y críticos del gobierno optaron por abandonar el país en los últimos dos meses por temor a ser encarcelados en la nueva ola de arrestos, entre ellos el exguerrillero de la revolución y ahora opositor Luis Carrión, quien salió después de que tres excamaradas de lucha fueran arrestados por la policía.
“Estaba claro que el siguiente en la lista era yo”, reveló a la prensa Carrión, un disidente del gobernante Frente Sandinista (FSLN) que ha cuestionado el liderazgo de Ortega.
A la lista de exiliados se sumó también la aspirante presidencial y abogada María Moreno, quien pretendía correr bajo las banderas de la Alianza Ciudadanos por la Libertad (CxL).
“No tengo por quien votar, mi candidato a presidente” está preso, expresó el activista opositor Josué Garay en redes sociales.
Tras desmantelar a la oposición, Ortega, quien gobernó durante la revolución en los años 80 y retornó al poder en el 2007, fue proclamado el lunes por su partido como candidato para una tercera reelección sucesiva, nuevamente en una fórmula con su esposa Rosario Murillo, quien es su vicepresidenta desde el 2017.
Oposición ‘sin carácter’
La mayoría de los encarcelados apoyó las protestas de 2018 que pedían la renuncia de Ortega, cuya represión dejó al menos 328 muertos y 100.000 exiliados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA.
“La verdadera oposición está en la cárcel, exiliada o escondida”, coincidió el exdiplomático y sacerdote Edgar Parrales.
Para el gobierno, la revuelta del 2018 fue un fallido golpe de Estado promovido por Washington con el apoyo de la oposición, empresarios y sacerdotes, a quienes ha descalificado en sus discursos como “peleles” y “perros”.
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En sus recientes discursos, Ortega argumentó que los opositores presos son “conspiradores que preparaban un nuevo golpe de Estado”, acusó a Estados Unidos de querer “boicotear” las próximas elecciones y descartó liberar a los disidentes presos.
“El panorama es tétrico en las actuales circunstancias” para la oposición, afirmó Parrales, para quien los candidatos de los seis grupos de derecha que se inscribieron el lunes ante el Consejo Supremo Electoral (CSE) para participar en los comicios no buscan un “cambio verdadero”. “La oposición quedó atomizada y sin carisma”, estimó.
El bloque opositor más fuerte en la contienda es la alianza CxL, que, según Parrales, para muchos termina haciéndole el juego a Ortega. “No tuvo el carácter suficiente para enfrentar” al gobierno cuando le encarcelaron a casi todos sus aspirantes presidenciales, inscribiendo al final como fórmula electoral al exguerrillero de la denominada contrarrevolución Oscar Sobalvarro, y a la ex reina de belleza Berenice Quezada, sin experiencia política.
Desde el exilio, el sociólogo Oscar Vargas opinó que “Ortega sigue en el poder porque ha sabido golpear al movimiento social y triturar a los personajes de la política nacional”.