Bruselas. La primera ministra británica, Theresa May, no descarta pedir un aplazamiento de la fecha del brexit, prevista el 29 de marzo, algo que los europeos están dispuestos a acordarle para evitar un divorcio abrupto, pero no a cualquier precio.
Tras negarse durante mucho tiempo, Theresa May podría proponer finalmente el jueves al Parlamento británico un aplazamiento “limitado” del divorcio, tras una serie de votaciones cruciales que deberían empezar el martes.
Según su estrategia, la premier utilizaría esa carta si los diputados rechazan de nuevo su acuerdo de divorcio cerrado con Bruselas y si se pronuncian a continuación en contra de salir de la Unión Europea (UE) sin un acuerdo de divorcio.
Pero, en realidad, desde el punto de vista de los europeos, el aplazamiento sería necesario incluso si Westminster aprueba el acuerdo de divorcio.
“En el pasado, los británicos nos dijeron que necesitarían dos meses para ratificar” por completo el acuerdo, aseguró recientemente el negociador europeo, Michel Barnier, quien precisó que en este escenario “las instituciones europeas harán lo necesario por su parte”.
Un breve retraso “técnico” en la fecha del brexit, destinado únicamente a completar el proceso de ratificación, no representaría un problema para los europeos, según Barnier.
Pero solicitar un aplazamiento sin tener claro que se pudiera alcanzar un acuerdo, satisfactorio para los parlamentarios, sería un asunto completamente distinto.
No es tan fácil
“La extensión no se acordaría automáticamente, no es tan simple”, aseguró un alto funcionario europeo al recordar que los 27 socios de Reino Unido deberían adoptar esa decisión por unanimidad, probablemente en la cumbre europea del 21 y 22 de marzo.
Según esta fuente, “el principal temor de estos 27 dirigentes es aprobar una prolongación que al final solo sirva para aplazar hasta antes del verano un brexit duro”.
“La decisión [de los mandatarios] dependerá del contexto cuando se presente la solicitud”, agregó.
Los europeos no aceptarán “avanzar a ciegas”, estimó un diplomático, para quien su posición dependerá “de la duración y de la finalidad de la extensión solicitada”.
Y si se solicita un aplazamiento superior a varias semanas, “debe haber una justificación real como la organización de elecciones, un referendo o un cambio de la posición británica”, agregó.
Las informaciones que aparecieron en la prensa de que la UE apoyaría un aplazamiento hasta finales del 2020 no son exactas, según otra fuente próxima de las negociaciones, ya que sería el “peor” escenario “para ambas partes”.
“Políticamente, me parece imposible plantear eso para los británicos. Y, del lado europeo, ¿cómo nos impondríamos 21 meses de incertidumbre?”, manifestó esta última fuente, la cual estimó que “el interés de todos es tener claridad lo más rápido posible”.
Entre los problemas que supondría un aplazamiento demasiado largo está la celebración de las elecciones europeas previstas del 23 al 26 de mayo.
Desde un punto de vista jurídico, Reino Unido estaría obligado a celebrar estos comicios en su territorio si todavía es miembro de la UE cuando se constituya la próxima Eurocámara, a principios de julio.
“Si se aplaza el brexit, pero Reino Unido no participa en las elecciones, podrían iniciarse acciones judiciales con éxito y la Eurocámara correría el riesgo de no poder constituirse, lo que paralizaría la UE”, alertó el eurodiputado socialdemócrata alemán Jo Leinen.
Reino Unido define esta semana los términos del Brexit y su divorcio de la Unión Europea https://t.co/gmogcm64ZH pic.twitter.com/dervRdYZou
— Economía MX (@Economia_MX) March 11, 2019
Según un informe de los servicios del Parlamento Europeo, consultado por la AFP, la nueva legislatura podría comenzar incluso si un Reino Unido todavía miembro de la UE no respeta su obligación de organizar elecciones.
Pero todos estos debates sobre las consecuencias de un eventual aplazamiento del divorcio podrían finalmente ser innecesarios.
“Sigue existiendo el riesgo de un brexit duro” el 29 de marzo, sin retraso pero sin acuerdo, advierte una fuente europea.