Texas. Bajo presión para que actúe, Biden prometió este lunes “seguir presionando” por una regulación más estricta de la venta y tenencia de armas de fuego, algo difícil dada la estrecha mayoría demócrata en el Congreso.
“Siempre tuve la voluntad de actuar sobre las armas”, reafirmó a los periodistas, asegurando que “seguiría presionando” ante los congresistas. “No tiene sentido poder comprar algo que dispara hasta 300 balas”, añadió, en clara referencia al rifle semiautomático que portaba Ramos.
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La Segunda Enmienda a la Constitución estadounidense, que permite la posesión de armas de fuego, “nunca fue absoluta”, dijo el presidente de 79 años, para afirmar que ciertas categorías de armamento fueron excluidas en su momento.
Congresistas demócratas y republicanos están en negociaciones para tratar de encontrar un acuerdo en este espinoso tema, sobre el que Biden no consiguió legislar hasta ahora. El presidente demócrata aclaró que no participa de estas discusiones pero que cree “que las cosas se pusieron tan serias que esto hace que todo el mundo se vuelva más racional al respecto”.
Entre los elementos mencionados por los legisladores están aumentar la edad requerida para comprar un arma o generalizar el examen de los antecedentes psiquiátricos y penales.
‘¡Hagan algo!’
Entre voces que le exigían “hacer algo”, un angustiado Joe Biden depositó flores y rezó este domingo en el memorial improvisado en Uvalde para honrar a los 19 niños y dos maestras asesinados en un tiroteo en una escuela primaria de esta localidad de Texas.
Acompañado de su esposa Jill Biden, el presidente estadounidense se dirigió primero al santuario levantado frente a la escuela, y luego a una misa católica en la iglesia del Sagrado Corazón.
“¡Hagan algo!” gritaron desde la multitud en la calle cuando la pareja presidencial, vestida de riguroso luto, salió de la iglesia. ”Lo haremos, lo haremos”, respondió el mandatario antes de subir a su vehículo. Tras la ceremonia la pareja pasó tres horas en un encuentro privado con las familias de las víctimas, lejos de las miradas curiosas y las cámaras.
Biden, de 79 años, sabe de duelos, pues sufrió la pérdida de su hijo Beau por cáncer y a su primera esposa y pequeña hija en un accidente. ”Perder un hijo es como si les arrancaran una parte de su alma”, dijo el mandatario el martes, el día que ocurrió la matanza.
La visita a Uvalde se produjo menos de dos semanas después de un viaje similar a Buffalo, en el estado de Nueva York, donde un tiroteo de corte racista dejó 10 integrantes de la comunidad negra muertos a manos de un tirador blanco.
El mandatario, que no tenía previsto hacer un discurso el domingo, instó el sábado a actuar para prevenir futuras masacres en un país donde los esfuerzos para endurecer las regulaciones de armas de fuego fracasaron repetidamente.
Ricardo García, de 47 años, empleado en el hospital de Uvalde, estaba en su trabajo el día de la masacre. ”He visto cosas terribles. Niños pequeños muertos. No he podido sacar de mi mente los gritos de las madres a las que les daban la mala noticia”, relató.
“Estoy contento de que (el presidente) esté aquí. Estamos honrados, pero hay que detener la venta de armas, punto final. Hoy en Texas no puedes comprar tabaco a los 18 años pero puedes comprar armas. Eso no es normal”, agregó. Como sucede siempre tras estas tragedias ya comunes en Estados Unidos, el debate sobre el control de las armas de fuego está nuevamente en el tapete. Destacados legisladores expresaron un optimismo cauteloso para dar algunos pasos en ese sentido.
“Hay más republicanos interesados en hablar sobre encontrar un camino a seguir esta vez que lo que hemos visto desde Sandy Hook”, dijo el senador demócrata Chris Murphy a la cadena ABC, al evocar el tiroteo en la escuela primaria de ese nombre en el 2012 en Newtown, Connecticut, que dejó 26 muertos.
El senador también demócrata Dick Durbin mostró confianza en que “habrá algunos” legisladores opositores que se manifiesten a favor de impulsar nuevas normas, mientras que Adam Kinzinger, republicano moderado de la Cámara de Representantes, aseguró que está “abierto a una prohibición” de las armas de fuego o mayores requisitos para su compra y uso.
La vicepresidenta Kamala Harris exhortó el sábado al Congreso a “tener coraje” para enfrentar al lobby de las armas, en alusión a la poderosa e influyente Asociación Nacional del Rifle (NRA), y cambiar la legislación vigente.
El Departamento de Justicia anunció una investigación sobre la criticada respuesta policial al incidente, tras un pedido del alcalde de Uvalde, Don McLaughlin. “El objetivo de la revisión es proporcionar un informe independiente de las acciones y respuestas de las fuerzas de seguridad ese día, e identificar las lecciones aprendidas y las mejores prácticas para ayudar a los primeros a responder”, dijo el portavoz del Departamento, Anthony Coley, en un comunicado.
La Policía admitió que tomó una “decisión errónea” al demorar su ingreso al centro educativo tras ser alertada del tiroteo. En efecto, tardó cerca de una hora en poner fin a la masacre, a pesar de varias llamadas de niños que pedían una intervención. Los 19 agentes que se encontraban en el lugar esperaban la llegada de una unidad especializada.
Finalmente, el atacante, Salvador Ramos, un joven de 18 años dotado de un rifle semiautomático, fue ultimado por agentes policiales. Ramos ingresó a un aula, cerró la puerta y se dirigió a los niños: “Van a morir todos”, antes de abrir fuego, relató un sobreviviente, Samuel Salinas, de 10 años, al canal ABC.
Los sobrevivientes del ataque dijeron haber realizado llamadas susurradas al 911 suplicando por ayuda. La difusión de testimonios de niños que sobrevivieron a la matanza estremecieron al país. Samuel Salinas dijo que se tiró al piso para simular su muerte. Lo mismo hizo Miah Cerrillo, de 11 años, para escapar de la atención de Ramos luego de ver que mató a su maestra tras decirle ”buenas noches”.
Funerales en preparación
Estados Unidos registró nuevos tiroteos durante el fin de semana, que dejaron por lo menos cuatro personas muertas y una docena de heridos, según el sitio Gun Violence Archive. Fue un fin de semana largo —por el feriado del lunes, en celebración del “Memorial Day”—, cuando suelen registrarse más hechos violentos de este tipo, especialmente en los meses más cálidos del año.
Seis adolescentes resultaron heridos el sábado por la noche en Chattanooga, Tennessee, “durante lo que parece ser una pelea con otros jóvenes”, informó el alcalde de la ciudad, Tim Kelly, en su cuenta de Twitter. Otro tiroteo dejó una persona muerta y siete heridas, entre ellas un niño, en un festival en Taft, Oklahoma, informaron el domingo las autoridades del estado.
En Texas, Uvalde, aún traumatizada por el ataque a su escuela, se prepara para enterrar a las 21 víctimas de la masacre.
A través de una donación anónima, se ofrecieron más de $175.000 para “garantizar que se cubran todos los gastos de las familias relacionadas con los funerales”, dijo el viernes el gobernador de Texas, Greg Abbott. El entierro de las víctimas comenzará el martes y se extenderá hasta mediados de junio.
Una de las primeras ceremonias será la de Amerie Jo Garza, una niña que acababa de celebrar su décimo cumpleaños cuando fue asesinada en la escuela.