La ciudad de Filadelfia quería ser la capital permanente de Estados Unidos. Lo fue entre 1790 y 1800 mientras se construía el distrito federal, Washington D.C., según dispuso la Ley de Residencia aprobada por el Congreso.
En esos 10 años, el Senado y la Cámara de Representantes, así como el gobierno y otras dependencias, tuvieron su sede en Filadelfia. Pero las autoridades locales tenían la esperanza de que los legisladores derogaran esa legislación.
Mientras trataban de convencer al Congreso, impulsaron la construcción de una gran sede presidencial y la ampliación del palacio de justicia para instalar el Congreso en lo que se convirtió en el Congress Hall.
Y aquí viene el origen de los términos Cámara Baja y Cámara Alta.
El Senado ocupó el segundo piso de ese edificio, en tanto la Cámara de Representantes sesionaba en el primero. Bueno, pues ya está: al Senado se le identificó como Cámara Alta y a la Cámara de Representantes la denominaron Cámara Baja.
Filadelfia no logró su cometido de ser la capital de Estados Unidos, pero legó -entre otros aportes- esos nombres, que inclusive usan parlamentos bicamerales en otros países.