Tegucigalpa. Forjó su liderazgo encabezando las protestas contra el golpe de Estado que derrocó a su esposo, Manuel Zelaya, en el 2009 y este domingo, Xiomara Castro, que impulsa un “socialismo democrático”, podría convertirse en la primera mujer en ganar la presidencia de Honduras.
“Teníamos un acuerdo político. Yo ordenaba en la calle y ella ordenaba en los negocios familiares (agroindustria). Ahora ordena en los dos lados, ahora me quedé afuera. Me quitó la calle”, afirmó Zelaya. Xiomara Castro se lanza por segunda vez al frente de una coalición liderada por su partido, Libertad y Refundación (Libre, izquierda). En las elecciones del 2013 perdió por estrecho margen ante el actual presidente, Juan Orlando Hernández.
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De 62 años y cabello castaño, suele vestir de mezclilla cuando sale al terreno, llevando una blusa roja, el color de su partido. Luce también un sombrero, prenda que caracterizó a su esposo. En su lema de campaña queda clara su intención de sacar del poder al derechista Partido Nacional (PN), que gobierna el país desde el 2010. “Es pa’fuera que se van”, repite en cada ocasión.
“Se necesita una mujer que asuma la presidencia y que maneje los fondos con transparencia”, manifestó Castro en su cierre de campaña. Su principal contrincante es Nasry Asfura, “Papi a la Orden”, actual alcalde de Tegucigalpa y postulante del PN.
A las calles
Xiomara Castro dejó el papel protocolar de primera dama y se lanzó a las calles a defender a su esposo, quien fue derrocado por militares, empresarios y políticos derechistas el 28 de junio del 2009, luego de que Zelaya se acercó al chavismo en busca de combustible venezolano barato.
“Xiomara jamás se imaginó en su vida disputar la presidencia con posibilidades de ganar, es una cosa histórica que el golpe de Estado le esté dando esa oportunidad”, aseguró el sociólogo Eugenio Sosa, de la Universidad Nacional. “Creo que tiene sensibilidad con los pobres, pero le pesa mucho la sombra de Zelaya y en la sociedad hondureña le puede pesar (la creencia) de que Zelaya sea el poder detrás del trono. Creo que nos puede dar una sorpresa”, añadió.
“Doña Xiomara no es ‘Mel’ Zelaya. La conocemos desde hace tiempo, es una señora seria. Eso de ideologías son telarañas en la cabeza”, consideró a su turno el líder del los empresarios hondureños, Juan Carlos Sikaffy.
Posición de izquierda
El oficialismo la acusa, en una violenta campaña, de querer llevar a Honduras al “comunismo”, desacreditando sus propuestas como la legalización del aborto y el matrimonio igualitario. Le recuerdan su participación en el 2015 en un homenaje a Hugo Chávez en Caracas.
Castro afirmó que propone un “socialismo democrático a la hondureña”, sin modelos importados, y promete a los empresarios garantías para sus inversiones. Su discurso ha sido convincente y ha levantado entusiasmo hasta en tres candidatos que optaron por renunciar y sumarse a sus filas: Salvador Nasralla; Doris Gutiérrez, de la socialdemocracia; y Milton Benítez.
Temores de fraude
Nasralla, un popular presentador de deportes y espectáculos de la televisión, quien se postula como vicepresidente de Castro, perdió en el 2017 las elecciones ante Hernández, en un cuestionado conteo de los votos y denuncias de fraude, con protestas que dejaron una treintena de muertos.
Xiomara Castro llama a derrocar la “narcodictadura” de Hernández. En un juicio contra un capo de la droga en Estados Unidos, fiscales de Nueva York señalaron al presidente como cómplice del tráfico de drogas, y de formar parte de un “narcoestado”. Su hermano “Tony” Hernández cumple cadena perpetua en Estados Unidos por ese delito.
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Mujer de negocios
Castro nació en el occidental departamento de Santa Bárbara, en una familia de clase media. Estudió en colegios católicos, se casó a los 16 años y se fue a vivir a Olancho, tierra natal de Zelaya. Dedicada desde joven a la familia, emprendió una vida empresarial junto a Zelaya, administrando sus haciendas y negocios de ganadería, lechería, maderas y cultivos.
“Xiomara es una mujer dulce, pero fuerte de carácter”, manifestó Zelaya, su esposo desde hace más de cuatro décadas. Tienen cuatro hijos: Zoé, Héctor Manuel, Xiomara Hortencia ‘La Pichu’ y José Manuel.
“Ella me acompañó increíblemente porque sin su apoyo no hubiera podido llegar. Y así es el destino, ahora yo la acompaño”, comentó el exmandatario.