Joseph Ratzinger, de 86 años, que vivía desde el 28 de febrero –cuando renunció al papado– en el palacio pontificio de Castel Gandolfo, a una treintena de kilómetros al sur de Roma, fue recibido personalmente por Francisco a las puertas del monasterio Mater Ecclesiae, que se alza en los jardines vaticanos y que será su residencia definitiva.
“El papa Francisco le ha dado la bienvenida con gran y fraterna cordialidad. Después, juntos, se dirigieron a la capilla del monasterio para rezar”, precisó el Vaticano.
Benedicto XVI “ahora está feliz por volver al Vaticano, donde pretende, como él mismo dijo el 11 de febrero –día en que anunció que renunciaría el 28 de ese mes– dedicarse al servicio de la Iglesia, sobre todo con la plegaria”, precisó el portavoz, Federico Lombardi.
Ratzinger se encuentra bien de salud, no tiene ningún problema específico, solo los achaques típicos de la edad, según precisó Lombardi, quien salió al paso de las informaciones que aseguraban que se encuentra enfermo.