Seúl. AFP y EFE. La nueva presidenta surcoreana, Park Geun-hye, la primera mujer jefa de Estado en Corea del Sur, asumió ayer sus funciones y advirtió a Norcorea de que no tolerará ninguna provocación, pero que continuará con la política de pequeños pasos de acercamiento.
“El reciente ensayo nuclear de Corea del Norte es un desafío para la supervivencia y el futuro del pueblo coreano”, declaró Park durante su discurso de investidura. “No se engañen, la principal víctima será la misma Corea del Norte”, aclaró.
“No toleraré ninguna acción que amenace las vidas de nuestro pueblo y la seguridad de nuestra nación”, afirmó la mandataria ante unas 70.000 personas congregadas frente al Parlamento, en Seúl.
De conformidad con su línea adoptada durante la campaña electoral, Park sostuvo que llevará a cabo una política basada en la confianza con Pionyang, en oposición con su predecesor Lee Myung-bak, partidario de una línea dura. Ambos pertenecen al Partido Conservador.
Según los observadores, empero, la prueba nuclear realizada el 12 febrero por Norcorea, que ha desencadenado a los “halcones” de la clase política surcoreana y ha preocupado a la población, es probable que haga su tarea más difícil.
La ceremonia de investidura fue precedida por un concierto del surcoreano Psy, autor del éxito mundial Gangnam Style , y acompañada por 12 cañonazos.
Agenda presidencial. Además de la situación de Corea del Norte, la presidenta deberá responder también a los pedidos de la clase media, preocupada por la seguridad económica y la desigualdad social.
Su discurso estuvo dedicado fundamentalmente a la economía. La nueva jefa prometió “una democratización económica”, la creación de empleos y la extensión de las ayudas sociales en este país, que registra una de las tasas de envejecimiento más rápidas del mundo.
Park Geun-hye se convirtió ayer en la primera mujer que llega a la presidencia de la cuarta economía de Asia. Soltera y sin hijos, Park hizo valer este estatuto para seducir a la izquierda, presentándose como una mujer moderna.
La nueva gobernante es la hija del exdictador Park Chung-hee, quien dirigió el país durante 18 años después de llegar al poder en 1961 gracias a un golpe de Estado.
Chung-hee presidió con mano de hierro hasta que fue asesinado en 1979, y su legado sigue dividiendo a la nación: para unos fue el artífice del milagro económico, pero para otros fue un implacable censor de las libertades públicas.
La presidenta, que asumió automáticamente el cargo de comandante en jefe del Ejército, sustituye a Lee Myung-bak, su compañero del partido conservador Saenuri, que acabó su mandato desgastado por la ralentización de la economía y las sospechas de corrupción.