Colombia ha sido un país de guerras. En el siglo pasado, desde la de los Mil Días, que enfrentó a liberales y conservadores y provocó la pérdida de Panamá, hasta la lucha contra los alzados en armas que integraron las Farc. Todo originado por la guerra entre liberales y conservadores, que comenzó en 1948 con el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán y terminó, el primero de diciembre de 1957, con el plebiscito que originó el Frente Nacional.
Esa guerra produjo 300.000 muertos, la mayoría campesinos. A los liberales los llamaban cachiporros y a los conservadores, pájaros o godos. Un día del año 49, Vampiro, dirigente campesino conservador, incendió a Ceilán en el Valle del Cauca. En ese pueblo trabajaba en ordeño un muchacho de 18 años llamado Pedro Antonio Marín, oriundo de Génova (Caldas, en esa época).
Con los años, Marín –'Tirofijo'– se trasladó al Tolima, se radicalizó y allí hizo parte de los grupos de autodefensa liberales. Era el segundo al mando de un jefe guerrillero liberal de Rioblanco (Tolima), llamado Gerardo Loaiza.
Cuando se creó el Frente Nacional, para alternar a liberales y conservadores en el poder, surgió una división en el liberalismo. Los 'limpios' (liberales puros) y los 'comunes' (con cierta orientación comunista). Estos 'comunes' son el grupo germen de las Farc, contra el cual se organizó la operación Marquetalia en 1964, durante el gobierno de Guillermo Leon Valencia. Ahí nacen las Farc. Desde entonces hasta hoy, el país se llenó de sepulturas, viudas, desplazados, minas, mutilados, secuestrados, huérfanos. La nación se cubrió de sangre, muerte y luto.
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Toda esta historia de horror termina esta noche a las 12 de la noche. Termina la guerra. Un hombre, el presidente Juan Manuel Santos, se empeñó desde su primer mandato, en lograr la paz para este país. Enfrentó todo tipo de dificultades, que hoy subsisten. Al extremo de que mientras líderes mundiales como el papa Francisco y el presidente Barack Obama lo apoyan –al igual que una organización como la ONU, que reúne a todas las naciones– en el país, algunos dirigentes lo impugnan.
El diálogo con este hombre, hoy el jefe de Estado que recibió el mandato popular de lograr la paz y que puede afirmar "misión cumplida", se inicia con inquirir dónde y cuándo se firmará el acuerdo de paz.
-Se ha dicho que podría ser en Cartagena. ¿Es verdad?
-Cartagena es una de las opciones. Es una ciudad emblemática de Colombia, con facilidad de acceso y capacidad para un evento de esa trascendencia. Pero no hemos decidido.
-¿La idea es que se firme en Colombia?
-No está decidido. Podría ser en Nueva York, en Cartagena, en Bogotá.
-¿A cuántos jefes de Estado piensa invitar?
-A todos los que de una u otra manera facilitaron el camino.
-¿Invitará al presidente Obama?
-Por supuesto. Y a los mandatarios de Francia, España, Noruega, Chile, Venezuela, Cuba, Ecuador... A todos los que ayudaron a este nuevo amanecer.
-¿Cuándo se firmará?
-Entre el 20 y el 30 de setiembre.
-¿Y cómo se iniciará la ejecución de todo el proceso de desmovilización?
-Apenas el plebiscito se apruebe comenzarán a operar todos los mecanismos de implementación.
-¿Desde ese momento, qué va a pasar con los soldados y policías que estaban dedicados a la guerra?
-Estarán dedicados a proteger la seguridad de los colombianos contra cualquier tipo de amenaza.
-El acuerdo de paz tiene 297 páginas. ¿Qué va a hacer el Gobierno para resumirlo y hacerlo entendible?
-Es un acuerdo de paz muy completo; diría que el más completo que se ha hecho en el mundo. Es un acuerdo que permite efectivamente poner fin al conflicto y establece las bases para que nunca más regrese la violencia. Es un acuerdo que beneficia a todos los colombianos. Para que la gente lo conozca y lo entienda, vamos a divulgarlo en su totalidad y en resúmenes pedagógicos a través de las páginas web del Gobierno, de redes sociales, en medios masivos de radio y televisión; a través de cartillas, foros, conversatorios y otros eventos. No vamos a desaprovechar ningún espacio para hacer pedagogía sobre el acuerdo.
-La Corte Constitucional ordenó que la pregunta para el plebiscito sea clara y concisa. ¿Cómo lo hará si el acuerdo no es ni claro ni conciso?
-No lo dude: la pregunta será clara y concisa para que la gente sepa que con su voto está validando o rechazando un acuerdo que permite poner fin al conflicto y construir una paz estable y duradera.
-Pero es que la Corte también dijo que el acuerdo debe ser entendible para todos los ciudadanos. Con todo respeto, ¿cómo hará para que la gente lea semejante documento y, sobre todo, lo entienda?
-Con mucha pedagogía y claridad. La esencia del acuerdo es sencilla: fórmulas acordadas para poner fin a la violencia, reconocer y reparar a las víctimas, justicia, fortalecimiento y ampliación de la democracia, lucha eficaz contra el narcotráfico e inversión y presencia del Estado para el campo y las poblaciones más afectadas por un conflicto de más de 50 años.
-¿La pregunta para el plebiscito estará simplificada, más o menos, con lo que me acaba de decir?
-La pregunta se conocerá en los próximos días, después de que el Congreso apruebe la convocatoria al plebiscito que presentamos el jueves pasado. Pero le adelanto que será una pregunta sencilla sobre el acuerdo final y no, como han especulado algunos, sobre la paz en general.
-Es que, precisamente, la Corte advirtió que el plebiscito no puede consultar sobre la paz, porque ese es derecho fundamental. Según la Corte, con el plebiscito, hay que auscultar a la opinión sobre la decisión política del Presidente en relación con el acuerdo...
-Así es. Por eso, la pregunta no versará sobre la paz en términos abstractos sino sobre el acuerdo de paz que se logró en La Habana.
-La Corte también ordenó que la voluntad popular no puede ser "manipulada con la pregunta". ¿Cómo hará usted para evitarlo?
-La pregunta será clara y diáfana, directa y relacionada con el acuerdo logrado.
-Hay algunos apartes del acuerdo que no son fácilmente comprensibles para el ciudadano común. Por ejemplo: hay mucho desconocimiento sobre la Jurisdicción para la Paz. ¿Cómo la resumiría?
-La Jurisdicción Especial para la Paz es un sistema de justicia que se usa cuando una sociedad está transitando de un conflicto armado hacia la paz. Lo han aplicado muchos países que, como nosotros, han tenido conflictos armados.
-¿Pero qué hará la Jurisdicción para la Paz? ¿Qué es? ¿Para qué sirve?
-Investigará y sancionará a los que hayan cometido graves violaciones a los derechos humanos o graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario. Esas personas deberán decir toda la verdad, reparar integralmente a sus víctimas y dar garantías de que no repetirán las conductas.
-¿Pero no serán castigados?
-Recibirán penas restrictivas de la libertad de entre cinco y ocho años. Si no lo hacen, es decir, si no dicen toda la verdad, serán condenados a penas de cárcel de hasta 20 años.
-¿Y esta Jurisdicción Especial para la Paz cuánto tiempo va a funcionar?
-La Jurisdicción Especial para la Paz se concibió como un mecanismo transitorio y se terminará cuando se haya investigado, juzgado y sancionado a todos los responsables de los delitos más graves.
-Pero esa es una tarea ardua que, según los expertos, puede durar hasta 20 años...
-La Jurisdicción Especial de Paz puede hacer rápido y bien hecho su trabajo. Espero que sea mucho menos de 20 años.
-¿Y quién juzgará?
-El tribunal para la paz, que hace parte fundamental de la jurisdicción de la cual estamos hablando.
-¿Quiénes van a definir la integración de ese tribunal?
-Las entidades que los van a definir son: el Secretario de la ONU, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, la delegación en Colombia del Centro Internacional de Justicia Transicional y la Comisión Permanente del Sistema Universitario del Estado.
-¿Cuántos magistrados y cuántas cortes o salas tendrá esta justicia?
-En toda la jurisdicción para la paz habrá 42 personas. Cada sala estará compuesta por, mínimo, 6 magistrados, y en cada sala podrán estar dos magistrados extranjeros, del grupo de 6.
-¿Pero cuántas salas son?
-Son tres salas. Y en el tribunal, que es aparte, habrá 20 magistrados nacionales y 4 extranjeros.
-Hay quienes dicen que la justicia transicional supone impunidad...
-Absolutamente falso. No habrá impunidad. Habrá sanciones efectivas para los responsables de los delitos más graves. Algunos pretenden decir que la única sanción es la de la cárcel con barrotes, pero la experiencia internacional muestra que eso no es así. La justicia transicional permite no solo sancionar a los responsables por sus delitos, sino que las víctimas conozcan la verdad sobre lo que pasó con sus seres queridos, sean reparadas y existan garantías de que esos hechos que las victimizaron no ocurrirán otra vez.
-Como muchas partes del acuerdo están basadas en compromisos que han aceptado cumplir las Farc, ¿qué mecanismo utilizará el Gobierno para garantizar que si cumplan lo pactado?
-Habrá un mecanismo tripartito de verificación del cual harán parte Naciones Unidas, el Gobierno y las Farc. La idea es que las partes nos hagamos un control mutuo y que, además, haya una entidad de la seriedad de la ONU que vigile y dirima las diferencias.
-¿Y si se confirma que las Farc no están cumpliendo lo pactado, qué pasa?
-Llevamos cinco años en un proceso de construcción de confianza entre Gobierno y Farc que nos permite creer, con alto grado de certeza, que sí cumplirán con lo pactado. Sin embargo, si algunos de ellos no lo hacen, serán perseguidos como criminales comunes y tendrán que responder por sus delitos ante la justicia.
-En el caso contrario, las Farc dijeron en Cuba que es indispensable que se garantice el cumplimiento del acuerdo. ¿Qué garantías da usted de que se cumplirá?
-La garantía de que el acuerdo de paz se cumplirá radica en que será sometido a la validación del pueblo, será aprobado por el Congreso y revisado por la Corte Constitucional.
-¿Qué va a pasar con los guerrilleros de las Farc cuando terminen las zonas de concentración?
-Los miembros de las Farc entrarán a las zonas veredales como guerrilleros y saldrán como civiles. Civiles que ingresarán tanto a la Jurisdicción Especial para la Paz para resolver su situación jurídica, como a un proceso de reincorporación a la vida civil. El Estado está listo para recibirlos en estos programas, en los que tenemos muchísima experiencia.
-Sobre el tema de la amnistía, ¿qué delitos serán amnistiados y cuáles no?
-Habrá amnistía o indulto para los delitos políticos y aquellos que el Congreso defina como conexos a estos. No habrá amnistía ni indulto para las graves violaciones a los derechos humanos ni las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario.
-En su alocución del miércoles, usted dijo que el "acuerdo es inmodificable". ¿Qué quiere decir eso?
-Así de claro. Se terminó la negociación, y este es el acuerdo final y definitivo. No hay nada que se pueda cambiar o modificar. Ese es el texto sobre el cual los colombianos se pronunciarán el 2 de octubre. Y si recibe el apoyo ciudadano mayoritario –como estoy convencido–, se acabará con 50 años de guerra con las Farc y nos dará la oportunidad de construir un país en paz.
-El jueves, usted anunció, al entregar el informe al Congreso, que a partir de ahora entra a regir el cese del fuego bilateral. ¿Cómo se cumplirá?
-Eso es ni más ni menos que el fin de la guerra. A partir de mañana, las partes en conflicto cesarán para siempre sus hostilidades. Esa es la materialización del fin de la guerra de más de 50 años... Pero que quede claro: la Fuerza Pública seguirá persiguiendo a los grupos criminales que continúan al margen de la ley delinquiendo y atacando a la población civil.
-El negociador Humberto de la Calle dijo que no es un acuerdo perfecto, pero es el mejor acuerdo posible. ¿Qué imperfecciones tiene?
-Por definición, no hay acuerdo perfecto. En una negociación, ambas partes ceden. Nosotros teníamos claras las líneas rojas y nunca las traspasamos. Este es un acuerdo bueno para los colombianos. Es razonable, y lo podemos cumplir. Es el mejor acuerdo posible y nos da la oportunidad histórica de poner fin a la guerra y construir con optimismo un país más seguro, mejor para nosotros y nuestros hijos.
-Humberto de la Calle también dijo que vendrán discusiones, ajustes y sacrificios. En su opinión, ¿qué tipo de sacrificios vienen?
-Este acuerdo es el primer paso para la construcción de una paz estable y duradera. Lo que tenemos los colombianos son grandes retos y oportunidades.
-¿Qué retos?
-Los de un país normal que resuelve sus conflictos por la democracia y que dedica todas sus capacidades y talentos a construir una sociedad más justa, más educada y más próspera.
-¿Por qué los negociadores del Gobierno pidieron tener paciencia? ¿Paciencia para qué?
-Paciencia porque la paz no se puede hacer de afán. Necesitamos más de cinco años, entre conversaciones secretas y públicas, para llegar a un buen acuerdo. Tuvimos que armarnos de paciencia, pasamos por las duras y las maduras, pero lo logramos. Como dicen, la paciencia es la madre de todas las ciencias.
-Las Farc están obligadas a cumplir todas las condiciones de la paz, es decir, desmovilizarse, no traficar con droga, no estar armados, no atracar, no extorsionar, no secuestrar. Si violan esas prohibiciones, ¿qué pasa? ¿Serán tratados como delincuentes?
-Exactamente.
-¿En qué consiste la reparación económica a víctimas del conflicto?
-Es un elemento clave del sistema de justicia transicional. Esa reparación incluye el elemento económico. Las Farc, al someterse a la justicia transicional, se comprometen a decir toda la verdad, pero también a contribuir con las medidas de reparación y resarcimiento a las víctimas. Los bienes o recursos en su poder deberán destinarse a este fin.
-Uno de los temas que ha originado más controversia es el de la representación de las Farc en el Congreso. ¿Cómo será eso?
-Inicialmente, las Farc tendrán seis voceros. Con voz pero sin voto. La idea es que en el Congreso participen exclusivamente en los debates de implementación del acuerdo de paz.
-¿Y entonces cuándo podrían ser elegidos?
-En las elecciones de 2018 y 2022, como movimiento político sin armas. Deberán participar en los procesos electorales como cualquier otro partido político.
-¿Y si no tienen votos?
-El acuerdo garantiza una representación mínima de cinco senadores y cinco representantes a la Cámara, si es que no alcanzan el umbral, para ser elegidos
-¿Serán curules entregadas a dedo?
-Nooo. No son curules a dedo. Solo se asignarán las que falten para completar cinco curules, de tal manera que cuando en la lista obtengan cinco o más no se asignará ninguna adicional. Y a partir del 2026 entrarán a participar sin ningún tipo de beneficio en las elecciones.
-Varios dirigentes han dicho que lo que se acordó en Cuba es el fin de la guerra y no el comienzo de la paz. ¿Eso es así?
-Lo hemos dicho en muchas ocasiones: lo que se acordó en La Habana con las Farc es la terminación del conflicto armado con esa organización. Se trata del primer paso para la construcción de una paz estable y duradera en la que debemos participar el Gobierno, las Farc y toda la sociedad colombiana.
-El acuerdo obliga a la desmovilización de los milicianos de las Farc. ¿Qué va a pasar con los que están en las ciudades?
-Los milicianos que estén en las ciudades tendrán que hacer tránsito hacia las zonas veredales y allí empezar el proceso de reincorporación a la vida civil.
-¿Cómo hará usted para que las Farc cumplan su promesa de liberar a todos los menores reclutados?
-Al desaparecer las Farc como movimiento armado, se acaba todo el reclutamiento. En particular, el de menores. En el proceso de desarme y reincorporación, los menores serán tratados, por supuesto, como lo que han sido: víctimas, y recibirán la protección del Estado que merecen.
-¿Y a partir del día en que se firme la paz, qué pasará con los exguerrilleros?
-Que dejan de existir como grupo armado e inician su tránsito hacia la vida civil. Para ello, se ubicarán en unas zonas del país, las zonas veredales transitorias de normalización, durante no más de 180 días, en donde dejarán las armas en manos de la ONU. Después empezarán su proceso de reincorporación a la sociedad e ingresarán al sistema especial de justicia.
-El viernes, en un acto público, usted le dijo al vicepresidente Germán Vargas Lleras que lo quería ver "ayudando al sí" en el plebiscito. ¿Por qué hizo esa observación?
-Yo le había pedido al Vicepresidente que se dedicara a sacar adelante el más ambicioso plan de vivienda en el país, a llevar agua potable a sitios que nunca la habían tenido y a conectar a Colombia con vías e infraestructura. Él lo ha hecho muy bien y lo seguirá haciendo, pero le he pedido que, con su tremenda habilidad política, también se dedique estos 40 días a impulsar la votación más importante en la vida de los colombianos. La que nos permitirá tener un país en paz. Él ha sido víctima del conflicto y sabe la importancia de lo que está pasando en Colombia.