Ciudad de Panamá. El gobierno de Daniel Ortega impulsa una reforma constitucional que oficializa el control sobre los medios de comunicación, lo que, según el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), José Roberto Dutriz, “devuelve a Nicaragua a la Edad de Piedra”.
“No nos extraña lo que está haciendo el presidente Ortega. Realmente estamos volviendo a la Edad de Piedra en Nicaragua”, afirmó Dutriz a esta agencia en Panamá.
Según el representante de la SIP, el país vive bajo un contexto “arcaico, con un extremo autoritarismo y acoso hacia las voces disonantes, no solo contra los medios de comunicación, sino también contra personas”.
Ortega presentó el miércoles ante el Congreso, controlado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una reforma a la Constitución. La propuesta busca centralizar todos los poderes del país en manos del mandatario y su esposa, Rosario Murillo, quien tendría el cargo de “copresidenta”.
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El proyecto extiende el mandato presidencial de cinco a seis años y otorga facultades para coordinar los poderes Legislativo, Judicial y electoral. Además, establece controles sobre los medios y la Iglesia con el objetivo, según el texto, de evitar que “respondan a intereses extranjeros”.
Ortega, de 79 años, gobernó Nicaragua en la década de 1980 y volvió al poder en 2007, junto a Murillo. Ambos fueron señalados por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de América Latina por instaurar una autocracia.
OEA denunció ‘aberrante dictadura matrimonial’
El secretario general Luis Almagro calificó este miércoles las modificaciones de Ortega como una “aberrante institucionalización de la dictadura matrimonial” para consolidar el control absoluto del Estado por parte del gobernante y su esposa, Rosario Murillo, actual vicepresidenta.
El organismo internacional subrayó que estas medidas, aprobadas por una Asamblea Nacional dominada por el régimen, representan una grave agresión contra el Estado de derecho democrático en Nicaragua. Además, instó a la comunidad internacional a redoblar la presión diplomática sobre el régimen, con el objetivo de restaurar la democracia y garantizar justicia para el pueblo nicaragüense.
“Es triste que un país hermano como Nicaragua retroceda de esta manera. Esto no es sano para la región ni para la sociedad nicaragüense”, añadió Dutriz.
Las declaraciones se produjeron en Panamá, donde Dutriz participó en la firma de la Declaración de Chapultepec sobre libertad de prensa por parte del presidente panameño, José Raúl Mulino.
Dutriz destacó que este acto representa el contraste entre “una sociedad moderna y una sociedad arcaica”, en alusión a la situación nicaragüense.
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Nicaragua instauró otras reformas que incluyen elementos simbólicos, como la incorporación de la bandera rojinegra del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como símbolo patrio. Esta medida busca consolidar la relación entre la identidad nacional y el partido gobernante.
Otra disposición retoma la histórica demanda contra Estados Unidos en la Corte Internacional de Justicia por su intervención en la guerra civil de los años 80, un tema recurrente en el discurso de Ortega, que culpa a actores externos de las crisis internas de Nicaragua.
La aprobación de estas reformas ocurre en un panorama marcado por represión política y social. Desde 2018, el régimen de Ortega eliminó a casi toda la oposición, cerrando medios independientes, encarcelando líderes críticos y forzando al exilio a miles de ciudadanos.