“Conforme al artículo 56 de la Constitución, asumo a partir de este momento el cargo de presidente interino”, expresó Ghannouchi por televisión desde el palacio presidencial de Cartago.
El nuevo mandatario, de 69 años, escoltado por los presidentes de las Cámaras de Diputados y de Senadores, llamó a la unidad de los tunecinos de todas las corrientes políticas y se comprometió a respetar la Constitución.
“Llamo a los tunecinos de todas las sensibilidades políticas y regionales a hacer gala de patriotismo y unidad”, declaró.
Ben Alí abandonó el país, tras un mes de protestas que dejaron decenas de muertos, según indicaron fuentes cercanas al gobierno.
El otrora todopoderoso presidente intentó desactivar el descontento por todos los medios, desde la represión hasta las concesiones.
El jueves anunció la reducción del precio de alimentos básicos y su intención de dejar el poder cuando termine su mandato en 2014.
Ayer, disolvió el Gobierno y las autoridades impusieron el estado de emergencia con toque de queda en todo el país.
Por su parte, el ejército tomó el control del aeropuerto internacional de Túnez-Cartago y el espacio aéreo del país fue cerrado.
Pero todo ello fue en vano.
Miles de manifestantes volvieron a salir ayer a las calles para reclamar su renuncia, en la capital y en varias ciudades de esta excolonia francesa de África del norte, independiente desde 1956.
Disparos de armas automáticas fueron escuchados ayer por la noche, tras la salida de Ben Alí, en el centro de la capital Túnez, sometida a toque de queda.
El pueblo de Túnez “tiene el derecho de elegir sus dirigentes”, dijo este viernes la Casa Blanca, en reacción a la información de que el presidente Zine El Abidine Ben Alí había abandonado el país.
En París, representantes de los principales partidos de oposición, tanto los legales como los ilegales, exigieron “la partida de Ben Alí y la instauración de un Gobierno provisional que organice elecciones libres en un plazo de seis meses”.