Montevideo. AFP y EFE. Uruguay reabrió el capítulo más oscuro de su historia reciente con el procesamiento de militares acusados de violaciones de los derechos humanos durante la dictadura (1973-1985).
Estos habían evitado ser juzgados durante los 20 años transcurridos desde el restablecimiento de la democracia, pero ahora deberán permanecer en prisión.
La fiscal Mirtha Guianze afirmó sentirse satisfecha por la decisión del juez Luis Charles, que ayer procesó con prisión a seis militares y dos policías que violaron derechos humanos entonces.
“Siento la satisfacción del deber cumplido y de que el juez haya compartido mi posición y en el futuro se pueden agregar otras imputaciones a los militares y policías procesados”, dijo la fiscal.
Caduco. El Parlamento aprobó en 1986 la Ley de caducidad , con la que conjuró una crisis institucional por la negativa de las Fuerzas Armadas, que acababan de entregar el poder, a acatar citaciones judiciales por denuncias de violación de los derechos humanos.
La norma se aprobó durante el primer gobierno del expresidente Julio Sanguinetti que manejó la transición con una propuesta de “cambio en paz” que caló hondo en la ciudadanía y que supuso negociar con los militares la salida democrática.
Sanguinetti consideró que ahora el gobierno del presidente Tabaré Vázquez “cambió el espíritu de la Ley de caducidad ” al habilitar la investigación judicial de algunos casos de desaparecidos, lo que derivó en el actual procesamiento de los ocho militares.
La ley “permitía conocer la verdad, pero la idea era no juzgar”, consideró el exmandatario Sanguinetti tras conocer la decisión judicial.
El exvicepresidente Gonzalo Aguirre, abogado constitucionalista y uno de los redactores de la Ley de caducidad , dijo que los procesamientos no encajan ni en espíritu ni en letra de la norma.
Alfonso Lessa, analista político y autor de libros sobre la dictadura, opinó que el gobierno no viola la Ley de caducidad , sino que aprovecha los espacios que esta le deja.
Asimismo, Lessa consideró que los procesamientos de los militares no implican que el modelo de transición impulsado por Sanguinetti haya fracasado.